Siempre quise ser actriz, lo tenía clarísimo. En mi familia, no había nadie que se dedicase a la actuación. No sé muy bien de dónde me viene esta pasión, pero lo tenía muy claro. Mi habitación se convertía a diario en un set de rodaje. Allí jugaba a contar mil historias con mis peluches, nos dice Adriana Torrebejano. Desde que debutó, con tan solo doce años, como nieta de Rosa María Sardá en Abuela de verano, han sido incontables los proyectos donde ha participado.
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 5 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 5 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
De Cuéntame cómo pasó a Hospital Central; Física o Química; Tierra de lobos, donde se afianzó dando vida a Isabel; El secreto de Puente Viejo; Cristo y Rey; Sin huellas; Machos alfa… Suma y sigue, porque Adriana es una de las actrices más populares y queridas de la ficción española, una todoterreno que triunfa en teatro, cine y tele. Para que se hagan una idea, solo ahora mismo la podemos ver en Mikaela, el thriller de acción que triunfa en Netflix; en Bajo un volcán, en la gran pantalla, junto a William Levy y Maggie Civantos, o en la serie Atasco 2. Y hay mucho más por llegar en los próximos meses.
—Adriana, ¡no paras! Y te esperan muchas cosas hasta finales de año.
—Sí, acabo de terminar de rodar la película Coartadas, dirigida por Martín Cuervo, que estrenamos en cines el 28 de noviembre. Tengo muchas ganas también de que podáis ver la nueva temporada de Reina Roja. Loba Negra; he disfrutado mucho rodando con Koldo Serra y he podido interpretar a un personaje increíble.
—Por cierto, ¿qué tal fue trabajar con William Levy?
—Muy divertido. Estuve muy a gusto con él e hicimos muy buenas migas en el rodaje. Para mí, trabajar con buen ambiente es fundamental. También fue muy curioso rodar con él, ya que tiene un fandom muy fuerte. Nunca había trabajado rodeada de vallas a mi alrededor, donde se ponía la gente que le esperaba a que terminase de trabajar.
—Siempre se habla de que los actores esperan a que suene el teléfono, pero parece que el tuyo no para de sonar…
—Me siento muy afortunada por todo lo que me está llegando. Poder vivir de esta profesión, de lo que me apasiona, es una suerte tremenda. Me siento una curranta y lo agradezco a diario.
—¿Recuerdas el momento exacto en que decidiste que querías ser actriz?
—No recuerdo el momento exacto en que lo decidí, pero sí el momento exacto donde me di cuenta de que lo estaba siendo. Un día de rodaje con Rosa María Sardá, concentrándome junto a ella antes de que dijeran "acción". Los primeros tips que me dio ella me ayudaron mucho.
—Has contado en alguna ocasión que sufriste bullying en el colegio, porque salías con Rosa María Sardá en "Abuela de verano"… y por tu físico… ¿Cómo te afectó eso y cuándo te diste cuenta de que esa no eras tú?
—Bueno, entiendo que para un niño o niña ver a su compañera de clase, por la noche, en una serie de televisión y luego, por la mañana, en su clase puede ser extraño. Y lo extraño o diferente en esas edades es síntoma de burla. Yo no entendía por qué se reían de algo que a mí me hacía tan feliz y que tanto me costaba compaginar. No era fácil ir a clase, luego ir a rodar y sacar buenas notas. Si no tenía buenas notas, no me dejaban seguir siendo actriz.
—¿Cómo eliges hoy tus proyectos? ¿Qué te atrae de un guion?
—Me atraen mucho los retos, algo que no haya hecho hasta ahora y seguir creciendo como actriz. También me motiva querer trabajar con una directora o director, o trabajar con ese equipo en cuestión. No todo es lo que se ve o el resultado final. Por ejemplo, durante el rodaje de Bajo un volcán, el director, Martín Cuervo, me comentó que estaba interesado en rodar Coartadas y que le gustaría volver a trabajar conmigo, y eso, para mí, también es un motor a seguir. Trabajé muy a gusto con el equipo de la película y me apetecía repetir de nuevo con Martín.
—¿Cuál ha sido el papel que más te ha marcado hasta ahora y por qué?
—Ahora mismo, te diría que el personaje que he rodado en la segunda temporada de Reina Roja. Loba Negra. Ha sido un rodaje muy intenso y lo he dado todo de mí. Una experiencia impresionante, tanto laboral como personal, con un equipo fantástico. Me encantaría rodar de nuevo con Koldo Serra. Fue impresionante dejarse llevar, confiar e ir de la mano con él.
—¿Qué es lo más duro y lo más bonito de ser actriz en España?
—Siempre digo que esta profesión es un amor-odio constante. Trabajas en lo que te apasiona, pero, a veces, no todo es tan bonito como se ve desde fuera. También hay mucha incertidumbre, mucha inseguridad y cero estabilidad en esta profesión. Siempre vamos como pollos sin cabeza y tenemos que estar siempre dispuestos en línea de salida, para salir corriendo en cuanto nos lo pidan. Siempre de cero a cien y no todo tu entorno entiende ese ritmo de trabajo y de vida.
De Titanic a The office
—¿Qué película puedes ver mil veces sin cansarte?
—Cualquier comedia de los 90, aunque, si tuviera que decir la película que he visto más veces en mi vida, diría que puede ser Titanic.
—¿Cuál es tu serie de confort para desconectar?
—The office, sin duda.
—¿Un libro que te haya cambiado la forma de ver el mundo?
—No puedo no decir Harry Potter, obvio. Libros a los que recurro en cuanto puedo y quiero desconectar la mente.
—¿Tu plan perfecto de domingo?
—Descansar.
—¿Qué tipo de música no puede faltar en tu playlist?
—Un poco de todo, pero me encanta escuchar a mis amigos Sidonie, Floridablanca, Blas Cantó, D’Angelo…
—¿Cómo definirías tu carácter en tres palabras?
—Humor, escorpio, hogar.
—¿Tienes algún icono de moda o alguien que te inspire a la hora de vestir?
—Voy a mi rollo totalmente. Intento adaptar la moda a mí constantemente y cojo lo que más me interesa y me hace sentir a gusto.
—¿Qué prenda no falta nunca en tu armario, sin importar la temporada?
—Las deportivas.
—¿Recuerdas algún look que hayas llevado en una alfombra roja y que hoy no repetirías ni loca?
—Por supuesto, los 2000 hicieron mucho daño (ríe).
—¿Tienes algún guilty pleasure que nos puedas confesar?
—Veo La isla de las tentaciones y me encanta comentar el programa en directo en un grupo de WhatsApp, donde solo hablamos del programa.
—Una comida favorita que te haga feliz al instante.
—Tortilla de patatas de mi novio.
—¿Qué destino te mueres por conocer y aún no has visitado?
—Me falta Japón.
—Si no fueras actriz, ¿cuál habría sido tu plan B?
—Nunca pensé en un plan B, pero hace unos años abrí, junto a mis socios, Relevium. Nuestra clínica es de odontología y fisioterapia y estamos en pleno barrio de La Latina, de Madrid. Me encantó el proyecto y poder ayudar a la gente. Entré sin pensármelo. La conexión entre la odontología y la fisioterapia me pareció muy interesante. Estamos muy contentos y nos va muy bien. Me encanta cuando alguien se acerca a decirme que va a mi clínica.
—¿Qué significa para ti el equilibrio entre vida profesional y personal?
—Me sigue pareciendo un escape room a veces, y eso que no tengo hijos (ríe). Paso mucho tiempo fuera de mi casa. Me resulta complicado, muchas veces, encontrar un equilibrio mientras estoy rodando.
—¿Cuál es tu talento "secreto" y, por el contrario, qué se te da fatal?
—Puedo llegar a dormir 15 horas del tirón. Es un superpoder. De normal, mientras ruedo, duermo poquísimo, porque se me quedan cortos los días, pero si me dejan, se me puede ir de las manos. Se me da fatal cocinar salado. Mi cocina es más bien de supervivencia.
—¿Cómo querrías verte de aquí a diez años?
—¡Uff! Difícil pregunta. Me gustaría verme feliz, ante todo, y respecto a mi trabajo, ojalá con propuestas interesantes sobre la mesa, para poder seguir dedicándome a lo que más me apasiona, que es actuar.