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El fin de semana del 14 de junio, los Hamptons se convirtieron en el escenario de una de las bodas más comentadas del año: la de Huma Abedin y Alex Soros. Ella, exasesora de Hillary Clinton y figura influyente del círculo demócrata; él, heredero del magnate filantrópico George Soros y presidente de Open Society Foundations. Más allá del “sí, quiero”, la boda simbolizó la unión de dos trayectorias influyentes en el universo político y social de Estados Unidos. Según reveló en exclusiva Vogue, medio que cubrió todos los detalles, los novios celebraron su gran día con una doble ceremonia que honró sus respectivas tradiciones religiosas y reunió a un elenco de invitados que bien podría rivalizar con cualquier gala de Estado.
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Una celebración íntima... con una lista de invitados VIP
La boda se celebró en la finca familiar de los Soros en Water Mill, Nueva York, rodeada de una seguridad digna de una cumbre diplomática. El viernes por la tarde, la pareja firmó el Nikah, en honor a la fe musulmana de Abedin, y la Ketubah, en reconocimiento a la herencia judía de Soros. La ceremonia fue oficiada por un imán y un rabino ante un grupo reducido de familiares y amigos cercanos. Al día siguiente, se llevó a cabo una recepción más amplia con cóctel, cena, baile y actuaciones en directo, como la del grupo vocal Boyz II Men.
La lista de invitados fue tan estelar como variada: Hillary y Bill Clinton, Kamala Harris y Doug Emhoff, Nancy Pelosi, Chuck Schumer, Anna Wintour, Nicky Hilton Rothschild, el primer ministro de Albania Edi Rama y varias figuras del mundo de la moda y la cultura. Tal como señaló The New York Times, la boda fue una de las citas más exclusivas del verano, con invitados llegados en vuelos privados y un despliegue a la altura de los grandes eventos sociales.
Dos vestidos, un solo mensaje
Como reveló Vogue, Huma Abedin deslumbró con dos vestidos de novia hechos a medida. Para la ceremonia íntima eligió un diseño de encaje francés de Erdem Moralıoğlu, de inspiración años 30, cuello alto, mangas largas y detalles bordados a mano: el nombre de su padre en árabe, junto a su corazón, y las iniciales de los novios en azul, como manda la tradición. El segundo vestido, que lució en la gran celebración, fue una creación de Sarah Burton para Givenchy, en crepé de seda color marfil, de hombros descubiertos, con un bordado de ramas de olivo y botones forrados recorriendo la espalda.
El primer vestido, diseñado por Erdem Moralıoğlu, combinaba la elegancia clásica con una silueta de aire vintage y una presencia sutil pero poderosa. El estilismo se completó con un velo de Givenchy bordado con el mismo motivo de ramas de olivo que adornaba el vestido, joyas victorianas y sandalias de Loeffler Randall. Un conjunto cuidado al milímetro que reflejaba a la perfección la sensibilidad y el carácter de la novia.
Un amor inesperado... y muy público
La pareja se conoció en otoño de 2023 en una fiesta de cumpleaños de Nicky Hilton. Según contaron a Vogue, conectaron de inmediato por su pasión compartida por la política y el servicio público. En mayo de 2024, Alex le propuso matrimonio a Huma en su casa de Nueva York. Aunque inicialmente planeaban una boda discreta, una fiesta de compromiso organizada por los Clinton en diciembre cambió el rumbo: “Todos hemos decidido que esa idea de fugarse es absurda, y tienen que casarse”, les dijeron. Y así fue.
En julio anunciaron su compromiso en Instagram, con una foto de Alex arrodillado frente a un balcón con vistas al mar. Poco después, celebraron con una escapada a Italia. La relación, según ha contado el propio Soros, lo transformó por completo: “Fue la primera vez que entendí que había estado confundiendo la lujuria con el amor”.
Una nueva pareja poderosa en el tablero global
Huma Abedin, de 49 años, a quien se le relacionó en el pasado con Bradley Cooper, es madre de un hijo de 13, fruto de su anterior matrimonio con el excongresista Anthony Weiner, del que se divorció tras varios escándalos mediáticos. Alex Soros, de 39, ha asumido el legado de su padre como presidente de Open Society Foundations y figura clave en el mapa político progresista. Su matrimonio consolida una alianza que trasciende lo personal: une a dos figuras influyentes con un futuro asegurado en la política, la filantropía y el debate público.
Mientras Maseratis y limusinas circulaban por las calles de los Hamptons y los invitados disfrutaban de caviar, wagyu y champán, muchos vieron en esta boda más que una celebración: el símbolo de una nueva era para una pareja que, por separado, ya era poderosa... pero que, unida, promete ser imparable.