Puede que no se parezca físicamente a su abuela Carmen Flores, pero no hay duda de que Paty, la hija del exfutbolista del Real Madrid Quique Sánchez Flores, ha heredado esa chispa que caracteriza a su familia. Por eso, la joven valenciana, que trabaja como personal shopper a sus 26 años, nos asegura que su boda será flamenca. Como ya adelantó ¡HOLA! en su momento, será el próximo 28 de junio cuando dé un paso más en su relación de siete años con Javier Millet y se case con el abogado deportivo, en la parroquia de San Bartolomé de Jávea (Alicante). Ya la celebración posterior tendrá lugar en Casa Santoja, en Denia. Cuando no queda ni un mes para el gran día, Paty, junto a Javier, nos descubre nuevos detalles de su enlace y cómo es formar parte de una saga tan mítica como los Flores.
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—No queda nada para la boda.
—No hemos estado nerviosos porque tampoco éramos superconscientes, pero ya se acerca la fecha y se empiezan a notar bastante los nervios. Nos falta elegir las flores y poco más.
—También la iluminación en la masía —apostilla Javier— y arreglos para la iglesia.
—¿Por qué habéis elegido Jávea?
—Muchos de nuestras familias son de Valencia —explica Paty— y no tiene ningún sentido desplazarlas a Madrid. Al final, estábamos entre Jávea o Moraira, donde veraneamos los dos.
—¿Quiénes serán los padrinos?
—Mi padre y la madre de Javi.
—¿Cuántos invitados tendréis?
—Trescientos cincuenta. Será una boda de jóvenes.
—¿Ya tienes el vestido?
—Sí. Llevaré dos. Desde que me prometí con Javi, todos me decían que acabaría escogiendo algo que ni imaginaba, y ha sido así con el primero. De repente, tuve una inspiración y dije: 'Esta soy yo'. Va a gustar a gente distinta, no tiene un estilo definido.
—¿Es muy distinto al segundo?
—Sí. Pero van muy en sintonía.
Pendiente de las invitadas
—Siendo personal shopper, te habrás involucrado especialmente.
—He elegido absolutamente todo, aunque mi madre y mi suegra me han estado mandando ideas y le hemos dado forma entre las tres. También estoy ayudando a invitadas.
—¿Te refieres a que vas a vestirlas?
—Sí, a muchas. A dos de mis cuñadas y mis tres mejores amigas, que serán todas testigos. También a la madre de Javi, a mi madrina de nacimiento, primas… Bastante tengo con lo mío, pero sí, voy a hacer los estilismos de quien haga falta (ríe).
—¿Cómo vais con los preparativos?
—Se están encargando nuestras madres —interviene Javier—, ya que las dos tienen muy buen gusto.
—Nos fiamos bastante —continúa Paty—, aunque nosotros elegimos cosas como el menú o el color de los trajes de los pajes. Luego, nos está ayudando una wedding planner, Lorena Oliver.
—¿No hay nada en especial de lo que os estéis encargando cada uno?
—Los dos hacemos muy buen equipo. Yo gestiono el tema de las flores y las mesas, ya que queremos mezclar a la gente. Luego, Javi de cosas como el curso prematrimonial y los papeleos, porque no tengo ni idea.
—¿Habrá actuaciones en tu boda?
—Habrá sorpresas Estoy organizándolo con mi padre, que ya sabía que él lo haría mejor. Creo que todos los invitados van a flipar mucho.
—¿Será una boda flamenca?
—Será flamenca, pero no como la de mi prima Elena. Al final, la familia de Javi tampoco es como la nuestra. Pero sí habrá muchos toques flamencos. De hecho, muchas invitadas quieran ponerse flores, flecos y mantones. Habrá un fifty fifty.
—¿Te han aconsejado tus padres?
—Me dan consejos, pero yo les digo: 'Ya no es la misma época'. Por ejemplo, la música para la entrada en la iglesia o el banquete. Mi padre eligió la canción de «Pretty Woman», pero yo le digo: 'Papá, en tu época, todo era mucho más discreto, y ahora, todo el mundo entra al banquete con “Sarà perché ti amo” y la gente revolucionada'. Mis padres piensan que es una horterada (ríe). El mejor consejo que me han dado es no querer rellenar con invitados. Cuando entre en la iglesia, quiero ver a Javi. Y si miro hacia los lados, que no vea a alguien que no conozca de nada.
—Has asistido a bodas de tu familia... ¿Algo que quieras para la tuya?
—Tengo muchos primos, tanto por parte de padre como de madre, y todos son totalmente diferentes En la familia de mi madre se suelen casar en castillos y con bodas mucho más tranquilas. En cambio, las de la familia de mi padre, Flores, todas han sido con mucho más jaleo: la de mi prima Paty, la de mi prima Paloma, la de mi primo José, la de mi prima Elena… Esas bodas fueron una pasada. Ojalá sea así la mía y toda mi familia se ponga a cantar y a bailar.
—¿También tu abuela Carmen?
—Ojalá. Bailar, seguro. Cantar… no sé si se atreverá. Cuando se casaron mis padres, mi madre se lo pidió, pero mi padre, que es supervergonzoso, se moría de vergüenza (ríe). Y, al final, no cantó. Me encantaría que lo hiciera en mi boda.
Su abuela, "como una flor"
—¿Cómo está Carmen, que cumple 89 este verano?
—Como una flor. Lo de mi abuela es de otro mundo. Tiene la cara perfecta sin hacerse nada, canta, baila… Si la ves en un evento, lleva tacones… ¡con 88 años! Siempre le digo que va a durar hasta los 150.
—Todos la conocemos como artista, pero ¿cómo es como abuela?
—Exactamente igual que como artista: maravillosa.
"Mi padre y Javi son parecidos: muy suyos, independientes y caseros. Javi es un clon de mi padre"
—Se separó cuando no era lo habitual y sacó cuatro hijos adelante.
—Es muy admirable. Se tuvo que poner a cantar porque se separó y lo hizo muy bien. Se recorría España entera por la noche para poder ver a sus hijos por la mañana a primera hora. Siempre fue artista y madre.
—Habrás visto vídeos antiguos…
—¡Me encantan! Cuando la veo bailando, digo: '¡Madre mía!'. Me parece increíble que sea mi abuela.
—En esa época, no era habitual ver mujeres como tu abuela o su hermana Lola. Fueron revolucionarias.
—Sí, pero no me sorprende. Tenían ese don y fueron con todo.
—Tu abuela te habrá contado muchas historias con Lola.
—Un montón. Han conocido a tantos artistas y personas de todos los niveles… Mi abuela me cuenta historias de cuando iba en verano a casa de mi tía Lola. De chiquitín, mi tío Antonio se ponía con el cajón y con la guitarra y era arte puro. Mi tía Lola y mi abuela, tres cuartos de lo mismo.
—Por eso, Lola Flores sigue tan viva 30 años después de su muerte.
—La diferencia entre mi abuela y mi tía Lola era el carácter. No te sabría decir si una tiene más talento, porque no lo creo. Ambas bailan y cantan de desmayarte, pero a mi tía Lola le daba más igual todo. La vergüenza no formaba parte de su vida. En cambio, mi abuela no es más vergonzosa, pero sí más precavida. Mi tía Lola era única por su desparpajo. Por eso, la recuerdan tras 30 años.
Toda una conquistadora
—Háblanos un poco de Javier.
—Los dos somos de Valencia, pero yo era muy amiga de su hermano Alfonso. Mis amigas siempre hablaban muchísimo de Javi, que si era guapísimo, pero él pasaba de nosotras. Hace siete años y medio, quedé con unos amigos y apareció su hermano Alfonso, así que escribí a Javi para que se viniera. Me dijo que no iba a ir a Moraira, pero que quería ir a Madrid a conocerme.
—Javi, ¿tan claro lo tuviste?
—Sí. Desde el principio, me impactó su personalidad, es una chica muy graciosa y vacilona. Cuando fui a Madrid, fue espectacular. Como ella sabía lo que me gustaba el fútbol, organizó planes pensando en mí: me llevó al Cerro del Espino, donde entrena Atlético de Madrid, y acabamos tomando algo frente al Bernabéu.
—Así que, Paty, le conquistaste tú.
—Sí. Javi estaba muy rígido. Le decía que me cogiera la mano, no quería, pero yo insistía. Era como que yo le imponía bastante (ríe). Pero cuando le vi, pues nunca lo había tenido cara a cara, pensé: «Este es para mí, no se me escapa» (ríe).
—Javier está muy metido en el mundo del deporte, como tu padre.
—Les encuentro parecidos: muy suyos, independientes y caseros. Javi es un clon de mi padre.
—¿Qué destacarías de tu padre?
—Mi padre es el amor de mi vida. Es la persona más buena del mundo. Lo juro, es devoción. Podemos hablar de un millón de cosas, que no nos aburrimos. Para mí, lo tiene todo.
—¿Eres futbolera?
—No, no, no.
—Pero juega bien —afirma Javier—.
—Pues, Paty, tu abuela Carmen ya contó que, de no haber sido cantante, habría sido futbolista.
—Le flipa el fútbol. Hasta montó un equipo: «Las Folclóricas».
—Ella dice que sabes cantar y bailar. ¿Cómo no te dedicaste a ello?
—Mi abuela siempre me lo dice. Y mis primas también. La verdad es que bailo de todo y todo el mundo alucina, porque me sale solo. Cantar no se me da mal… Pero quien canta bien es mi padre.
—A lo mejor cantar en tu boda…
—Le daría un infarto (ríe).
—¿Qué crees que hace única a la familia Flores?
—Cada uno es único. Los hermanos de mi padre y mis primos, que no son tan conocidos, también. Ves a Elena (Furiase), Guille, Alba (Flores), y dices: «¿Cómo se puede ser así?». Llegan a un sitio y son luz. Con todos los nietos de mi abuela, igual.
—¿Cómo son Lolita y Rosario como tías?
—Maravillosas, tal cual las ves. Bueno, son mejor, porque son tías. Son supercariñosas… Adoran a mi padre y a toda mi familia.