En 2020 no pudo ser. La crisis sanitaria mundial provocó lo impensable en la historia de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos: miles de atletas suspendían sus deseos de gloria ante el implacable avance de la pandemia. Tokio tuvo que esperar, pero la espera ha merecido la pena para los paratletas españoles, que comenzaron a competir el pasado 24 de agosto. A las primeras medallas de plata, conseguidas en natación por Miguel Luque, en 50 metros braza S3, y Toni Ponce, en 200 metros libres S5, se han sumado 18 éxitos más al cierre de estas líneas. Los últimos triunfos, conseguidos por la nadadora Núria Marquès, plata en los cien metros espalda, y Teresa Perales, que obtuvo el segundo puesto en la prueba de 50 metros espalda.
Nacida en Zaragoza, el 29 de diciembre de 1975, Teresa ha conseguido, lesionada en el brazo y con tesón, su vigésimo séptima medalla paralímpica, quedando a una de igualar el mítico récord de la leyenda de la natación olímpica Michael Phelps: “Va a ser difícil porque todo apunta a que tendré que nadar con un solo brazo en vez de con los dos”, comentaba la flamante Princesa de Asturias del Deporte 2021, antes de viajar a Japón, en la inauguración del Instituto Nacional de Asma Grave.
A la espera de conseguir preseas se encuentran también la gallega Desirée Vila y la santanderina Sara Andrés, que compiten en las pruebas de salto de longitud y 100 metros lisos. “Quiero pensar a lo grande, así que voy a por medalla. Supongo que es el objetivo de todos los que venimos aquí”, sostenía en conversación telefónica ‘Supersara’, que ya cuenta con un diploma olímpico en Río 2016 y un bronce en el Mundial de Londres 2017.
