No desperdiciar alimentos también es un objetivo ecológico, y así puedes llevarlo a cabo

Cualquier desperdicio de alimentos es una cuestión a tener en cuenta, pues mientras que en Occidente nos podemos permitir el lujo de no conservar adecuadamente los alimentos y de desecharlos, en otras zonas del planeta existen millones de seres humanos que no tienen qué comer.

Por Cristina Soria

Uno de los más graves problemas a los que debe hacer frente a día de hoy es al de garantizar la comida para todos los habitantes del planeta. El crecimiento de la población mundial ha aumentado vertiginosamente en los últimos 200 años, multiplicándose hasta llegar a los 7.000 millones de seres humanos sobre la faz de la Tierra.

Esto representa un problema de recursos que es muy urgente resolver para todo el planeta. Y dado que la sociedad occidental cada vez está más instalada en lo que se denomina la “inteligencia colectiva”, que hace que los problemas del planeta sean tenidos en cuenta por los individuos, y nos interesemos y trabajemos por paliar el cambio climático o la proliferación de plásticos, el aprovechamiento de los alimentos es otro capítulo sobre el que debemos prestar atención.

Porque los gestos de aprovechamiento que tú puedes llevar a cabo en tu casa pueden verse multiplicados por miles, cientos de miles o millones si la concienciación prolifera. Y esa es la única forma de que a medio plazo los 7.000 millones de personas que habitamos el planeta podamos tener una vida digna y acceso a la alimentación, aunque sea la más básica.

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Busca el orden

Como si de un ejercicio de Marie Kondo se tratara, intenta no acumular sobras de comida en la nevera. Es muy probable que si tienes varios alimentos a medias esperando su momento, este nunca llegue, y cuando menos te lo esperas ya están podridos. Vive al día en la medida de tus necesidades y buscando un equilibrio razonable entre la comodidad de disponer de todo lo que te puede hacer falta y el convencimiento de que menos más, y cuando tienes muchos alimentos más probable es que caduquen.

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Organiza los alimentos en la nevera de forma que los que antes debes consumir queden a la vista. Conserva en la zona superior los lácteos y los huevos, en la parte central los alimentos ya cocinados, y abajo las frutas y hortalizas.

Ten en cuenta que un tupper mal cerrado o de mala calidad hace que los alimentos que contienen no se conserve bien. Merece la pena renovar recipientes si fuera necesario, y así garantizar que aquello que deseas guardar se conserva en la mejor de las condiciones.

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Vigila la temperatura de tu frigorífico

La temperatura ideal para que los alimentos se conserven frescos son 5ºC. Si mantienes el termostato estable ahorrarás energía y los alimentos no sufrirán variaciones en su cadena de frío. Además, ten en cuenta que cuando abres la puerta estás imponiendo un cambio de temperatura en el interior de la nevera, por lo que conviene no abusar de abrir y cerrar la puerta.

También es importante no introducir alimentos calientes dentro de la nevera. Existe la creencia de que eso puede producir roturas en el frigorífico, y eso realmente no es del todo exacto. Lo que ocurre es que si introduces en una repisa de la nevera un tupper o un plato caliente, esto hará que la temperatura del frigorífico baje drásticamente y deba utilizar más energía a compensarlo, y que la temperatura de los alimentos que están cerca del plato caliente se vean interferidas y se calienten, incidiendo negativamente en su proceso de conservación.

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Además, ten en cuenta que el congelador debe estar siempre a -18ºC. Si fuerzas el termostato del congelador y disminuyes esa temperatura no estarás consiguiendo más congelación ni ningún otro efecto directo sobre los alimentos, pero sí estarás consumiendo más energía eléctrica. Ten en cuenta que cada vez que introduces un alimento no congelado en el frigorífico, la temperatura general desciende.

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