Pero, si somos más de béisbol, el estadio de los Chicago Cubs es nuestro destino. Y quien dice estadio, dice la azotea de cualquiera de los edificios de viviendas contiguos. Cada día de partido, las barras, barbacoas e incluso gradas conquistan sus patios superiores, en los que se organizan fiestas privadas con vistas al estadio. Es decir: en vez de pagar para sentarnos durante horas y horas frente al campo de juego, optamos por seguirlo desde un lugar repleto de buen ambiente, música y barra libre de cervezas y hamburguesas/perritos calientes. Y todo sin perdernos un segundo de las jugadas.
Para poner el final más musical a nuestro viaje, un concierto en el aclamado Chicago Theatre (msg.com/the-chicago-theatre), con su histórica portada y cartel de neón, su estilo barroco francés y sus 100 años de historia, será siempre un maravilloso recuerdo: fue, no en vano, el primer 'palacio del cine' construido en la ciudad. Hoy, las más grandes voces del panorama musical internacional pisan su escenario, así que nada como echar un vistazo a su programación para regalarnos el homenaje como despedida.