LAS SORPRESAS DE LOS CLOSES
Un corazón con nombre propio: la Old Town, cuya espina dorsal es la kilométrica Royal Mile –y esto, va en serio: 1,8 kilómetros es lo que mide la larga avenida– es el corazón que hace latir la ciudad. Un hermoso enclave repleto de históricos edificios y fachadas de piedra que invitan a viajar en el tiempo hasta un pasado remoto. Tanta esencia destilan sus calles que está declarado Patrimonio de la Humanidad. Por eso los turistas son, desde hace tiempo, una parte más de lo que identifica el centro de la ciudad.
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Un aspecto muy curioso de la Royal Mile que, sin duda alguna, atraerá a los más pequeños, viene dada por los famosos closes. ¿De qué se trata? De los estrechos callejones que parten de la vía principal y que tienden a sorprender con lo que se encuentra al escapar por ellos. ¿Habrá un jardín? ¿Quizás un parque? ¿Y si, simplemente, no hay nada? Muchos, como Advoate´s Close, Lady Stair´s Close o Tweeddale Court (en la imagen), esconden además historias y leyendas tras ellos. Será cuestión de descubrirlas.