El desconocido pueblo de Segovia que ha conquistado a Chenoa (y que ahora todos quieren descubrir)


Que la cantante haya elegido esta pequeña localidad para su nuevo hogar ha puesto los ojos en este enclave donde el tiempo discurre con calma y la belleza es cotidiana.


Chenoa© @chenoa
19 de diciembre de 2025 - 6:29 CET

Chenoa disfruta de la vida rural y no lo esconde. “He vivido muchos años en un pueblo, me gusta el relax”, ha confesado. Eso fue lo que la impulsó a comprar, a finales del pasado año, una casa antigua en el pequeño municipio segoviano de Sotosalbos, una vivienda que, para la artista, es un refugio de tranquilidad.

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La cantante habló de ella en El Hormiguero, donde no dudó en bromear sobre los orígenes humildes de su nuevo hogar, de unos 80 metros cuadrados y 45 de terraza: “Antes fue un gallinero, me lo contaron mis vecinas”, dijo, añadiendo que esa anécdota forma parte del encanto del lugar. “Quiero un huerto y quizá tener algún animalito”, aseguró Chenoa, subrayando que lo que le atrae de este entorno es la conexión con la naturaleza y la posibilidad de disfrutar de un ritmo más pausado.

© Enrique del Barrio - stock.adobe.com

La elección de la artista subraya el atractivo de un pueblo donde no hay grandes urbanizaciones ni turismo masivo, sino calles tranquilas, arquitectura tradicional y una sensación de arraigo que seduce a quienes buscan bajar el ritmo sin renunciar a la cercanía de Madrid o Segovia.

En Sotosalbos, que se encuentra a apenas 18 kilómetros de la capital segoviana y a los pies de la Sierra de Guadarrama, viven poco más de un centenar de habitantes, 128 almas según el último censo, y conserva intacta la imagen del pueblo castellano: casas de piedra, tejados rojizos y una vida que gira en torno a la plaza Mayor –típica de la arquitectura tradicional segoviana– y a las estaciones. 

© JAVIER_SANCHEZ, @turismoprovinciadesegovia

En la plaza del Descansadero del Herrero se encuentra el potro de herrar, vestigio de la antigua tradición ganadera del lugar, y en los barrios de Arriba y de Abajo se descubren varias fuentes, pero el gran tesoro del municipio es la iglesia de San Miguel, una de las más bellas y singulares de la provincia. Justo ante ella vemos una lápida con unos versos grabados de El Libro del Buen Amor que recuerdan la especial vinculación de Juan Ruiz, el poeta del siglo XIV, más conocido como el Arcipreste de Hita, con esta localidad –de la que se cree que llegó a ser párroco– y otros lugares serranos.

El templo es una verdadera joya románica y basta echar un vistazo a su atrio, de proporciones armónicas, que en otro tiempo servía de lugar de reunión del concejo y del pueblo, para quedarse prendado al instante de ella. "Con la habilidad y la paciencia de los antiguos doradores, los siglos y el sol han cubierto a esta iglesia de un bello tinte de oro", diría de ella el Marqués de Lozoya.

© ALBERTO CERRATO CERRATO, @turismoprovinciadesegovia
© @turismoprovinciadesegovia

¿En qué tienes que fijarte? Especialmente en su arquería, con nueve columnas dobles y en sus capiteles, esculpidos con motivos bíblicos. Un largo repertorio de figuras entre las que se descubren serpientes, grifos, arpías o luchas entre guerreros.

También llama la atención la robusta torre, pero es la visita a su interior la que depara otras sorpresas, como los restos de frescos románicos del ábside, la bonita talla de la Virgen de la Sierra, del siglo XII, y el pequeño museo en el que se han reunido interesantes piezas religiosas de la zona.

Con esa galería porticada, no es casual que Sotosalbos forme parte del llamado “triángulo del románico”, junto a Pedraza y Turégano. Un buen punto de partida para arrancar un viaje que –con la obra maestra de la poesía castellana bajo el brazo–, discurre, entre lo literario, lo gastronómico y lo paisajístico, por algunos de los rincones más auténticos de estas tierras segovianas.

© dudlajzov - stock.adobe.com

Aunque desde el propio pueblo parten rutas sencillas para caminar o pedalear entre praderas, robledales y pinares y Segovia queda ahí al lado –también con buenos ejemplos de templos románicos–, quien visita Sotosalbos se acerca a Pedraza, a solo 10 kilómetros, para pasear por las calles de piedra y la preciosa plaza porticada de uno de los pueblos más bonitos de España.

© Cordon Press

Y también visita Turégano para admirar su imponente castillo-fortaleza y su iglesia, otro ejemplo del rico patrimonio histórico de la zona. Un triángulo discreto y auténtico que demuestra que, a veces, los lugares que menos ruido hacen son los que más tienen que contar. Que se lo digan a Chenoa.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.