Ni París ni Niza: las ciudades de Francia menos típicas que esconden auténticas maravillas


Algunas ni te sonarán, porque no suelen aparecer en los circuitos turísticos, pero merecen una escapada para descubrirlas.


Annecy, Francia© santosha57 - stock.adobe.com
2 de diciembre de 2025 - 14:08 CET

Cuando pensamos en ciudades francesas, lo primero que nos viene a la mente es París, Niza o Lyon, pero el país esconde otras menos conocidas y también preciosas, con calles empedradas, plazas llenas de historia, catedrales, palacios y rincones únicos como Nancy, Troyes, Le Puy-en-Velay o Lille, algunas, incluso, forman parte de la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco. Algunas ni te sonarán, pero ahí están y no sabes lo que te estás perdiendo. Ponlas en tu radar para próximas escapadas.

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© Manfred Gottschalk / Alamy Stock Photo

ANGERS

Solo por ver el Tapiz del Apocalipsis en su castillo ya merece la pena una parada en la antigua capital del Anjou. Pero esta ciudad, Patrimonio de la Humanidad, es un museo al aire libre lleno de vida. Como ciudad real, guarda una impresionante fortaleza asomada al Maine, el río que, unos kilómetros más abajo, une sus aguas a las del Loira. Al otro lado del puente levadizo comienza un paseo por su encantador casco antiguo, que se descubre entre animadas plazas como la del Ralliement, calles peatonales, casas con entramado de madera, tiendas y anticuarios. Aquí también se encuentran la extraordinaria catedral de Saint-Maurice, el museo de tapices Jean Lurçat, el de Bellas Artes, un gran parque e incluso un lago.

 

© FredP - stock.adobe.com

ALBI

Capital del departamento de Tarn, a orillas del río homónimo, Albi es conocida como la Ciudad Rosada por su arquitectura de ladrillo rojo. Patrimonio de la Humanidad, su historia está ligada a los templarios y a Toulouse-Lautrec, el famoso pintor que nació aquí; su museo se encuentra en uno de los dos monumentos más importantes de la ciudad episcopal: el palacio de la Berbie. Junto a este imponente castillo, el otro imprescindible es la catedral-fortaleza de Sainte-Cécile, una obra maestra del gótico que domina el horizonte de la ciudad.

© rh2010 - stock.adobe.com

MONTPELLIER 

A medio camino entre el mar Mediterráneo y los viñedos del Languedoc, Montpellier conquista con la frescura de una ciudad joven y el encanto de un casco histórico que parece un escenario. Su corazón medieval, conocido como l’Écussones un laberinto de callejuelas que desembocan en plazas llenas de vida, terrazas siempre animadas y palacetes del siglo XVII escondidos tras discretos portones.

Imprescindible es la plaza de la Comédie, con su aire teatral y la imponente Ópera, punto de partida hacia la elegante explanada de Peyrou, un paseo arbolado que culmina en un arco de triunfo y unas vistas magníficas de la ciudad. Muy cerca, el acueducto de Saint-Clément recuerda el pasado hidráulico de Montpellier, que también presume de tener uno de los jardines botánicos más antiguos de Europa.

Ciudad universitaria por excelencia, respira creatividad en cada esquina: museos como el Fabre, galerías contemporáneas, barrios vanguardistas como Port Marianne y la sorprendente arquitectura de firmas como Jean Nouvel o Zaha Hadid conviven con mercados gourmet, cafés bohemios y un ambiente mediterráneo que invita a disfrutar sin prisa. Y cuando se busca el mar, un corto trayecto en tranvía lleva a las playas infinitas de Palavas o Carnon, donde el sol cae sobre las dunas y las salinas.

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PROVINS

A 90 kilómetros al norte de París, en la región de Isla de Francia, descubrimos esta otra preciosa ciudad medieval que fue la capital del condado de Champagne. Una maravilla arquitectónica cuyo corazón histórico está rodeado de murallas y decorada con bonitas mansiones, plazas como la del Châtel o bellos monumentos como la torre César. La Unesco la ha incluido en su lista del Patrimonio Mundial. 

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HONFLEUR

Derrocha encanto esta ciudad portuaria cuyo puerto viejo nos transporta a la Normandía marinera de siglos pasados. Muchos pintores, siguiendo la estela de Eugéne Bodin, que nació en Honfleur, plasman en sus cuadros las vistas del muelle y de sus hermosas casas de color reflejadas en el agua cuando el sol ilumina sus fachadas. Dos son las visitas más recomendables de la villa: el Museo de la Marina, una antigua prisión que exhibe recuerdos del pasado naval de la ciudad, y la iglesia de Santa Catalina, un hermoso templo de madera levantado en el siglo XVI por los propios astilleros.

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DIJON

Borgoña es conocida por sus vinos de renombre mundial, pero su capital, Dijon, ofrece mucho más: un rico patrimonio artístico, una gastronomía exquisita y un encanto histórico que se percibe en cada región. Pasear por la ciudad es descubrir el majestuoso palacio de los Duques y la torre de Felipe el Buenocontemplar las casas con entramado de madera y recorrer iglesias que salpican el paisaje urbano, razón por la que Dijon recibe el apodo de “la ciudad de los cien campanarios”. Y, por supuesto, no puede faltar un recorrido por los frutos de sus viñedos.

 

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BLOIS

En una ruta por los castillos del Loira, Blois es una parada imprescindible. Una pequeña ciudad con un casco antiguo de animadas y estrechas callejuelas, plazas adoquinadas y mucho arte, que tiene como centro la catedral de Saint-Louis y la iglesia de San Nicolás. El verdadero icono de la ciudad es su imponente fortaleza, situada sobre un promontorio rocoso que domina el curso del río. Fue residencia de los reyes de Francia y de la Corte en el siglo XVI, y hoy sigue deslumbrando por su historia, su arquitectura y las vistas que ofrece sobre la ciudad y el Loira.

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ANNECY

En los Alpes franceses, muy cerca de la frontera con Suiza e Italia y a orillas del lago homónino se encuentra otra de las ciudades más bonitas de Francia, la llaman “la Venecia de Saboya”, por los canales que surcan su casco histórico. Aunque es de las que no suenan tanto entre los viajeros españoles, sorprenden de ella sus calles medievales, pasadizos y pasajes, el Palacio de la Isla, que fue prisión y regala su foto más típica, el castillo sobre el monte Semnoz, la catedral de San Pedro y el paseo junto al lago, custodiados por las montañas alpinas que se reflejan en sus aguas invitan a disfrutar de la naturaleza en este coqueto burgo.

Plaza Stanislas.

NANCY

El estilo Art Nouveau, inspirado en la naturaleza, predomina en esta encantadora ciudad del este de Francia, rica en patrimonio arquitectónico e histórico. Uno de sus mayores tesoros es la plaza Stanislas, considerada una de las más bellas de Europa, y vértice del triángulo que junto a la plaza de la Carrière y la plaza de la Alliance ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Entre los edificios más monumentales no hay que perderse el ayuntamiento, la Ópera y el Museo de Bellas Artes. También merece la pena pasear por las calles St. Jean y St. Georges, así como descubrir las casas modernistas de Le Parc de Saurupt, que recuerdan al estilo de Gaudí.

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TROYES

La razón de que esta bonita ciudad de Champagne a orillas del río Sena, en el departamento de Aube, sea conocida como "la villa de los mil colores" se lo debe a la belleza de las vidrieras de una decena de iglesias, declaradas monumento histórico. No acaba aquí su atractivo, también la embellecen casas con entramado de madera, tejados de castaño y curiosos aleros, la catedral, sus palacios convertidos en museos –como el de arte moderno, que ocupa el palacio episcopal– o sus antiguas fábricas de ladrillo rojo. 

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LE PUY EN VELAY

Esta ciudad, en la región de Auvernia-Ródano-Alpes y capital del Alto Loira, se levanta a los pies del impresionante pico volcánico de Corneille. Desde la Edad Media es famosa por ser el punto de partida de la Vía Podiensis, uno de los caminos que llevan a Santiago de Compostela, ¡a nada menos que 1.500 kilómetros!

Le Puy-en-Velay ha sido durante siglos un lugar de peregrinación, y su catedral de Notre-Dame y el antiguo hospital están incluidos en la lista de la Unesco. No te pierdas tampoco la iglesia de Saint-Michel d’Aiguilhe, un templo sorprendente en lo alto de una colina que recuerda al Mont Saint-Michel, ni el delicado arte del encaje, uno de los tesoros artísticos de la ciudad.

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LILLE

Cerca de la frontera con Bélgica, Lille es una ciudad multicultural y ecléctica que ha dejado atrás su pasado industrial para vivir una nueva etapa vibrante. Su centro histórico combina la majestuosidad del urbanismo francés con la arquitectura flamenca que recuerda a Brujas o Gante. En el corazón de la ciudad se encuentra la Grand Place, al estilo de la de Bruselas, y junto a ella, la plaza del Teatro, con un toque más afrancesado.

Desde aquí se puede descubrir el viejo Lille, con sus callejuelas empedradas, elegantes casas de ladrillo y pequeñas tiendas llenas de encanto. La ciudad también cuenta con una monumental ciudadela en forma de estrella, que alberga la casa natal de Charles De Gaulle, y la sorprendente catedral de Notre-Dame de la Treille, un verdadero tesoro arquitectónico.

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