La ciudad que nadie espera: Albacete y 7 visitas cercanas por la ruta cervantina que te van a sorprender


Visitar la desconocida ciudad manchega nos descubrirá sus secretos urbanos y recorrer sus alrededores nos ilustrará sobre el más famoso encantamiento de la historia de la literatura española: El Quijote. Las sorpresas esperan al viajero que se sale de las rutas de siempre.


Mítico pasaje Lodares de Albacete© Wirestock - stock.adobe.com
25 de noviembre de 2025 - 7:30 CET

Siempre se dijo que Albacete era un cruce de caminos entre Andalucía y Levante, entre la meseta y el litoral; pero algunos que por allí transitaron ‘de paso’ y después se quedaron, fueron los forjadores de su prosperidad. Hoy en día, la urbe manchega constituye el municipio más grande y más poblado de Castilla-La Mancha… Y merece una visita para conocerla de cerca.

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Paseo por la capital

Como bien dicen las guías: “No hay que perderse la visita a la catedral”. En este caso, aparte de la clásica superposición de estilos que caracterizan estos edificios religiosos que se empiezan en un siglo y se acaban tres siglos después, llama la atención la gran pintura sobre lienzo que decora la totalidad de las paredes. Se trata de un gigantesco ‘cuadro’ (ensamblado por partes) en el que su autor, el cura Casimiro Escribá, se empleó a fondo durante cinco años para pintar los casi mil metros cuadrados de superficie. Se considera el mayor lienzo del mundo pintado por un solo autor. En la catedral también se encuentra la imagen de la Virgen de los Llanos, que es la patrona de Albacete. 

© Pedro Grifol
© Pedro Grifol

Dicen que la calle cubierta más bonita de España es el Pasaje Lodares, que sirve de unión a la calle Tinte con la calle Mayor, por lo que tiene dos fachadas de entrada. Su cubierta de hierro y cristal proyecta una luz cenital que cambia de ángulo a cada hora. El interior está repleto de balcones de forja y una decorativa estatuaria con cariátides… que podemos admirar tranquilamente sentados desde alguna mesa de los cafés a pie de calle.

© h368k742 - stock.adobe.com
Pasaje Lodares, la calle cubierta más bonita de España.

La hidalguía albacetense fue construyendo palacetes, mansiones privadas y grandes edificios de pisos en los que sus propietarios competían en la ornamentación de sus fachadas con alarde de elementos decorativos. Recomendable hacer un lento deambular urbano para contemplar algunas de las fachadas más opulentas, como la Casa Sanz, el edificio de Juan López, la Casa Cabot, la Casa de Agustín Flores o la Casa Filiberto Cano; todas ellas habitadas por descendientes de sus propietarios originales.

Pero existen dos casas que sí podemos ver por dentro: El Chalet de Fontecha, un edificio neoclásico, actualmente propiedad de la Diputación Provincial, y que ahora se utiliza para exposiciones temporales; y la Casa de Hortelano que, tras su espectacular fachada alberga el Museo de la Cuchillería, porque, sabido es, que las navajas representan la artesanía identificativa de Albacete. No hay museo en el mundo que posea colección más notoria de navajas, cuchillos, tijeras, catanas, sables, espadas y objetos cortantes que este museo. Allí, dentro de vitrinas, se pueden contemplar verdaderas piezas de colección. Como curiosidad, resaltar que tienen un folleto explicativo sobre ‘cómo viajar con tu navaja… en coche, tren o avión’ que, en los tiempos que corren, ¡mejor estar informado!

© Pedro Grifol
Museo de la Cuchillería.

Imprescindible ver por dentro el Teatro Circo, un lugar fascinante que data de 1887 y conservado en perfecto estado operativo. Solo hay seis en el mundo y este es el más antiguo. Su aspecto exterior no es muy atractivo… pero todo cambia al penetrar en su interior. Construido en estilo neomudéjar, fue reformado en varias ocasiones, siendo la reforma más importante la llevada a cabo en 1919. La cúpula central representa un cielo nocturno repleto de constelaciones. En él se celebra cada año el Festival Internacional de Circo, uno de los más prestigiosos del mundo.  

© Teatro Circo de Albacete
Espectáculo en Teatro Circo.

Excursiones siguiendo la ruta cervantina

Entre molinos, bodegas y almazaras seguimos descubriendo la provincia por otros municipios cercanos. La Roda, a 40 kilómetros de la capital albaceteña y punto estratégico en la comunicación entre el centro de España y el Levante español, es famosa por sus ‘miguelitos’, unos pastelillos inventados en los años sesenta hechos a base de hojaldre y rellenos de crema. 

© miguelitosruiz.com
Los famosos 'Miguelitos' de la Roda que nadie se quiere perder.

La geografía de la ruta cervantina -“un prado que está junto al pueblo de la novia”- apunta a la ciudad de Villarrobledo como el lugar donde se instaló la enramada en la que Cervantes imaginó Las Bodas de Camacho. Situada al noroeste de la llanura albaceteña, Villarrobledo que, a pesar de tener solo 25.000 habitantes, tiene título de ciudad otorgado por el rey Alfonso XIII por su apoyo a diversos monarcas en distintos momentos históricos. Sitio recomendable, por cervantino, para parada y fonda.

© Pedro Grifol
Molino de la Finca de Pago de La Jaraba.

En la lontananza… Un típico molino de viento se eleva como un gigante sobre el mayor viñedo del mundo: 30.000 hectáreas con 48 millones de cepas plantadas. Estamos en la magnífica -por grande y por excelsa- Finca de La Jaraba, que constituye una visita de gran interés para el viajero avezado en cultura gastronómica, porque resume en una sola instalación gran parte de los atractivos de La Mancha: viñedo, bodega almazara, quesería y actividades de enoturismo. Se encuentra en pleno corazón de La Mancha, entre los términos de Villarrobledo y El Provencio. A saber, que el gran molino, réplica del siglo XVI, se pone en funcionamiento cada 15 de mayo. 

© Finca de La Jaraba
© Trinexo, Finca de La Jaraba, Albacete

La otra visita ilustrativa para nuestro acervo cultural es el Museo de la Alfarería Tinajera, para conocer in situ como era el oficio que convertía la arcilla en verdaderas obras de arte. Cuatro siglos de experiencia convirtieron a Villarrobledo en la ciudad tinajera más importante del mundo, aunque ahora aquellos gigantes de barro -de 500 arrobas (@)- donde se almacenaba vino, solo sirven para decorar rotondas.

Y llegamos al sitio más literario de la ruta, un lugar mágico donde Cervantes se inspiró para escribir el capítulo 23 de El Quijote, porque uno de los momentos más fascinantes vividos por la fantasía de Don Quijote son sus visiones dentro de la Cueva de Montesinos: “Despabilé los ojos, y vi que no dormía, sino que realmente estaba despierto; con todo esto, me tenté la cabeza y los pechos, por certificarme si era yo mismo el que allí estaba, o alguna fantasma vana y contrahecha…”. Imprescindible entrar en la cueva con guía, porque sin el verbo recitado no ‘veremos’ los sueños ni las imágenes que aparecen y desaparecen, ni los fantasmas, ni las sombras, ni la silueta de Dulcinea dormida sobre una roca.

© MariCarmen - stock.adobe.com
Cueva de Montesinos.

La Cueva de Montesinos se encuentra en la finca conocida como Finca San Pedro, en el término municipal de Ossa de Montiel, un bonito pueblo manchego donde, concluida la experiencia cervantina, podemos visitar el secadero y destilería de plantas aromáticas Fábrica de Esencias Peñarrubia del Alto Guadiana y sentarnos tranquilamente a elaborar nuestra propia esencia para, con sus efluvios, volver a la ensoñación quijotesca. 

© Pedro Grifol
Fábrica de Esencias Peñarrubia del Alto Guadiana.

El buen comer

Juan Monteagudo, del restaurante Ababol (restauranteababol.es) es reconocido en toda España por su croqueta de jamón, ganadora en 2023 del concurso a la mejor croqueta de España. Pero Ababol -con una estrella Michelin- es mucho más que eso, ningún foodie debería de perderse la cocina urbana de este restaurante en el corazón de Albacete con constantes guiños al terruño, la cocina manchega y el producto de temporada.

© Restaurante Ababol
© Restaurante Ababol

Clásico y cervantino, el popular ‘atascaburras’, plato estrella de la cocina manchega (que también aparece en El Quijote). Es un plato sencillo y rústico, cuyos ingredientes son patatas, ajo, bacalao y huevo, pero que algunos cocineros han reinterpretado a guisa modernizada… como el hecho de haber incorporado el sifón de espumas para crear una nube con las patatas y el bacalao (Los Morunos, en La Roda); o de haberlo perfumado con aire de pimientos (Restaurante Moreno, en Las Lagunas de Ruidera); o presentarlo como ensaladilla (Asador Concepción, en Albacete capital); o decorarlo con nueces picadas y alioli (Casa Lorenzo, en Villarrobledo). Así que, si contamos con el suficiente el interés culinario para descubrir sus diversas elaboraciones y emplatados, mientras viajamos por la región -y a la hora de comer- podríamos también descubrir la ‘ruta del atascaburras’. Buen provecho.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.