Qué ver en Praga: los 10 lugares imprescindibles que debes visitar sí o sí
Recorremos su castillo y sus torres, sus cafés y cervecerías y todo lo que, en resumen, explica por qué Praga es una de las ciudades más fascinantes de Europa.
Praga abruma. Empecemos por dejarlo claro desde el principio. Y para hacernos una idea, esta joya de Europa Central que se despliega a ambos lados del río Moldava guarda 900 hectáreas que la Unesco ha coronado como Patrimonio de la Humanidad. Sus callejuelas, plazas, iglesias, palacios y cúpulas se reparten entre cinco barrios imprescindibles. Hradcany, con su castillo vigilante, domina la ciudad desde hace más de diez siglos. Malá Strana, con su encanto barroco, se conecta con la Ciudad Vieja a través del icónico Puente de Carlos, el más fotografiado de Praga. Luego está Josefov, el antiguo barrio judío, y la Ciudad Nueva, que, aunque “nueva” también presume de historia. Cinco barrios, una plaza monumental y el ambiente único de terrazas que hacen de Praga un escenario lleno de encanto y curiosidades. Esta vez nos quedamos con sus lugares imprescindibles:
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Todo pasa en Praga por esta plaza, la más importante de la ciudad histórica, empezando por el mercado navideño, conciertos de música al aire libre, ferias y todo tipo de eventos. La enmarcan edificios históricos preciosos, como el Ayuntamiento Viejo, con su torre –a la que se puede subir para ver la panorámica– y el famoso Reloj Astronómico, que no es el más antiguo de Europa, pero sí una auténtica joya medieval que hace que cada hora cientos de visitantes se planten hasta él para ver desfilar a los apóstoles. A la plaza se asoman también las dos torres de la iglesia de Nuestra Señora de Tyr, de ¡80 metros de altura!, cuya entrada se encuentra escondida bajo los soportales de la plaza. La iglesia de San Nicolás, el monumento a Jan Hus –figura clave en la historia de Bohemia–, las terrazas… Mucho por disfrutar en este espacio único.
Más de una vez se cruzará el puente más antiguo, famoso y fotografiado de la ciudad. Al menos una de día y otra de noche para ver el trasiego de esta gran obra de principios del siglo XV que salva las aguas del río Moldava y conecta las pequeñas calles del área barroca de Malá Strana con la Ciudad Vieja. Testigo silencioso desde tiempos medievales, lo decoran 30 estatuas de estilo barroco, y ha sido reconocido como “el puente más romántico del mundo”. Y a una obra así no le falta ni una leyenda, que cuenta que no se ha destruido a lo largo de los siglos debido a una fórmula secreta que se empleó en su construcción entre 1357 y 1402. Y es que el emperador Carlos IV mandó que se añadieran huevos a la mezcla de mortero para hacer la estructura del puente más fuerte y resistente.
Praga presume, con razón, de poseer el castillo más grande del mundo –lo dice el Libro Guinness– y domina la ciudad desde su colina como un auténtico gigante histórico. Antiguo hogar de reyes de Bohemia y hoy de los presidentes checos, este complejo nacido en el siglo IX es casi una ciudad dentro de otra: palacios, museos, jardines, la imponente catedral de San Vito –con 7 siglos a sus espaldas y muchos vínculos con España–, la basílica de San Jorge, el callejón del Oro –con una docena de casitas de cuento–… e incluso una cervecería y ¡hasta un viñedo! Necesitarás no un día, sino varios, para explorarlo a fondo y descubrir todos sus secretos.
Si hay algo que los checos dominan, además de beber cerveza, es disfrutar de un buen café. En la primera mitad del siglo XX Praga fue un paraíso cafetero. Sentarse en un café era parte inseparable de la vida en la gran ciudad. Nezval, Seifert, los hermanos Čapek, Poláček, Hašek, Kafka y muchos otros escritores, periodistas, arquitectos, artistas y empresarios tuvieron sus preferidos, donde debatían sobre política, artes y relaciones interpersonales. Hoy, en los más tradicionales o en los más modernos, se pulsa la vida de la ciudad. Tres impresicindibles son: el Café Imperial (cafeimperial.cz), la Casa Municipal –que ocupa el antiguo Palacio Real–, el Grand Café Orient (grandcafeorient.cz), el único de estilo cubista del mundo; Werichova Villa, en las calles adoquinadas de la isla de Kampa, o Malostranská Beseda, en el histórico edifcio del antiguo ayuntamiento, en el barrio de Malá Strana
LA RUTA DE KAFKA
Entre la docena de casitas de colores adosadas a la muralla del Callejón del Oro, en el barrio del Castillo, hoy ocupadas por tiendas de souvenirs, productos típicos y exposiciones que recrean la historia de sus inquilinos, una llama especialmente la atención, es el número 22 y fue la que ocupó el inquilino más famoso: el escritor checho Franz Kafka. Allí mismo puedes comprar uno de sus libros y llevarte con el sello impreso del lugar. Es una de las paradas en la ruta que sigue sus pasos, como lo son el Museo de Kafka, el barrio judío –con su antiguo cementerio donde está enterrado– o las estatuas dedicadas a él: la cercana al Teatro Nacional o la móvil de David Černý en el barrio de Malá Strana.
También conocido como Fred y Ginger, por su semejanza con una pareja bailando, la Casa Danzante, junto al puente Jiráskuv y a orillas del río Moldava, es obra del arquitecto Frank Gehry y su estilo deconstructivista de formas curvas y fachadas de cristal, que trajo polémica, contrasta con el entorno histórico, un barrio de edificios barrocos y modernistas.
Praga se disfruta a pie, pero hay muchas otras formas de conocer su belleza irrepetible desde nuevas perspectivas y todas inolvidables, como navegar en un barco por las aguas del río Moldava o tomando altura y subiendo a sus torres ¡tiene más de 120 en el centro!, lo que obliga a estar constantemente levantando la vista: la de entrada al Puente Carlos, la del templo de San Nicolás, la del Ayuntamiento. No te extrañará que su apodo sea la ciudad "de las Cien Torres".
Los checos son los que más cerveza beben del mundo. Consumen nada menos que 140 litros por persona al año, un hábito profundamente arraigado en la cultura checa en un país de larga tradición. Para conocer esta centenaria tradición hay rutas temáticas por las cervecerías más antiguas –U Fleku (ufleku.cz)–, más curiosas y más animadas donde probar las famosas Pilsner Urquell o Budweiser locales o las que elaboran en pequeñas fábricas. Las organizan Civitatis (civitatis.com) o toursgratis.com
Ni la visitó ni tuvo conexión con Praga, fue tras la muerte del famoso miembro de The Beatles cuando los jóvenes checos fueron creando en una pared cerca del canal de Kampa el mural con su nombre que se convirtió en símbolo de resistencia contra el régimen que gobernaba Checoslovaquia en los años 80. Un lienzo urbano lleno de mensajes de amor, paz y libertad en el que quien pasa por la ciudad no deja de fotografiarse.
Si no es la más bella, es una de las que más. En sus orígenes, el Klementinum era la sede de la Universidad de Carlos. Luego, durante dos siglos, los jesuitas fueron dando forma a un gran complejo que hoy es la Biblioteca Nacional de Praga. Las visitas guiadas por el edificio recorren los cinco patios en torno a los que se distribuyen sus estancias. ¿Sus tesoros? La capilla barroca de los Espejos, donde se encuentra el órgano que tocó Mozart en su visita a Praga y se organizan conciertos de música de cámara; la Torre Astronómica, de casi 70 metros de altura; la Sala de los Meridianos, la del Tesoro, la iglesia de San Salvador, la de San Clemente y la biblioteca, un lugar único, con una atmósfera muy particular y miles de libros y viejos manuscritos rodeados de globos terráqueos y estanterías infinitas bajo los impresionantes frescos de Jan Hiebl.