El pueblo medieval de Lleida donde nació Marc Márquez: recinto amurallado, castillo del siglo XI y a poco más de 2 horas de Zaragoza


Siguiendo la pista del siete veces campeón del mundo de Moto GP descubrirás una preciosa localidad con un gran patrimonio histórico y una inquietante leyenda. Estamos en la capital de la desconocida comarca de la Segarra.


Marc Márquez, piloto de motociclismo© @marcmarquez93
16 de octubre de 2025 - 7:30 CEST

Hace unos días fue noticia por la operación a la que se ha sometido en su hombro derecho tras una grave caída en Indonesia –“¡Todo ha salido bien! ¡Gracias por vuestros mensajes de apoyo! ¡Modo recuperación encendido! Y no lo olvidéis... ¡somos campeones del mundo!". Y, dos semanas antes, por proclamarse campeón del mundo de MotoGP por séptima vez en el Gran Premio de Japón, un nuevo capítulo de su leyenda en el motociclismo que suma ya nueve títulos mundiales a sus solo 32 años. Pero el piloto catalán mantiene los pies en la tierra y sigue vinculado a Cervera, donde nació y donde se celebra cada uno de sus triunfos con pasión.

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© @marcmarquez93
Con cuatro años le regalaron al piloto su primera moto.

Las calles empedradas y las plazas llenas de historia de este pueblo de Lleida, a 57 kilómetros de la capital provincial, algo más de una hora de Barcelona y a 2 horas y 15 minutos de Zaragoza, fueron testigo de sus primeros pasos sobre dos ruedas. Muchos vecinos todavía recuerdan cómo el joven Marc recorría las calles con su moto de mini, que le regalaron aquellos Reyes Magos en 1997, cuando solo tenía cuatro años y apenas llegaba con los pies al suelo, un momento que “siempre lo recordaré”, dice el piloto. Y cómo la disciplina y el entusiasmo que lo impulsaron a conquistar circuitos de todo el mundo nacieron entre sus muros medievales.

© @marcmarquez93
Marc Márquez y Gemma Pinto en Japón

Aunque la fama lo ha llevado a recorrer el planeta, en Cervera encuentra su refugio. Él ahora vive en Madrid con su pareja, Gemma Pinto, pero regresa siempre que puede a su pueblo para estar con su familia y sus amigos. Cada éxito a sus espaldas es también una oportunidad para reconectar con sus orígenes y volver la vista a aquellos rincones que lo vieron crecer y convertirse en uno de los reyes de la velocidad.

Para los aficionados al motociclismo, descubrir Cervera pasa, en primer lugar, por sumergirse en la historia y la trayectoria del piloto en la sede de su fan club, We Are 93, fundado en 2010 y presidido por su tío Ramón Márquez. Este espacio, que abre sus puertas en la Rambla de Lluís Sanpere, es un punto de encuentro para los cerverinos, donde pueden seguir todas sus carreras en vivo.

© @museodercervera
Exposición de Marc y Alex Márquez en el Museu Comarcal.

El Museu Comarcal acoge también una exposición permanente dedicada a su vecino más famoso. Bajo el nombre de "I am 93", reúne gran cantidad de imágenes y documentos de prensa, así como trofeos, cascos y monos de competición, que permiten recorrer la carrera deportiva de Marc Márquez desde sus inicios hasta sus títulos en MotoGP, además de las motos con las que ha sido campeón del mundo.

El campanario de Santa María despunta sobre los tejados.

Pero más allá, Cervera, la capital de la comarca de la Segarra, es un pueblo situado en lo alto de una colina, el Turó de les Savines, cargado de historia y encanto medieval. Sus puntos fuertes: su castillo y antiguas murallas, sus barrios en cuesta, un buen puñado de monumentos y las leyendas de brujas y aquelarres que se cuentan, y se viven, en sus calles.

El castillo, del siglo XI, es testimonio de un tiempo en que la ciudad se fortificaba para protegerse de invasores y controlar las rutas que conectaban Cataluña. Y, aunque solo quedan restos, es fácil imaginar las torres de vigilancia y las murallas que defendían a la población. Desde lo alto, las vistas sobre las amplias llanuras, regadas por el tranquilo discurrir del río D’ondara, y el casco antiguo son magníficas, y permiten comprender por qué los estrategas eligieron este lugar para erigir su fortaleza.

© Alamy Stock Photo
La muralla llegó a tener 3000 metros de perímetro.

Rodeando la villa, las murallas medievales completaban la defensa. No eran pequeñas: su perímetro sumaba casi 3000 metros, con un foso de ocho metros de ancho, barbacanas, almenas y paseos de ronda. El tiempo ha hecho desaparecer gran parte de ellas, pero todavía se pueden recorrer tramos que nos transportan a otra época, con sus puertas de acceso y torres que vigilaban el horizonte.

© @turisme.ccsegarra
Calle Mayor.

Llama la atención en el inconfundible perfil medieval del alargado caserío de Cervera, que recorre la calle Mayor, el robusto campanario de la iglesia gótica de Santa María, donde sus campanas siguen tocándose manualmente, igual que hace cientos de años.

Barrocas son las fachadas de sus dos monumentos más notables: la Paeria –hoy sede del Ayuntamiento–, que se puede recorrer con una visita guiada, y el Antiguo Colegio de la Compañía de Jesús, conocido como La Colega, en la Plaza Mayor, que actualmente alberga una biblioteca y un instituto de educación secundaria.

Cervera también cuenta con una obra del arquitecto modernista Cèsar Martinell i Brunet: la histórica fábrica de harinas La Unió, construida en los años 20 del pasado siglo, con su característica Torre del Treball, un símbolo de la industria del pan en la comarca. Otros edificios singulares, como la casa-museo del historiador e hijo de la villa Duran i Sanpere, también merecen una visita. No solo por descubrir una casa de la burguesía del siglo XIX, sino porque en ella nació la Diputació del General, antecesora de la Generalitat de Cataluña, la misma donde el infante Fernando firmó las capitulaciones matrimoniales con Isabel de Castilla.

© @turisme.ccsegarra
Aquelarre, la fiesta del fuego.

Si no es agosto y no coincide con el Aquelarre, su gran fiesta, siempre se puede pasear por el callejón de las Brujas, en cuyas mazmorras se dice que vivían encerradas las más famosas bruixas catalanas. Porque Cervera, además de historia, tiene un inquietante pasado cargado de misterio.

Sergi Ortiz, chef del restaurante L'Antic Forn.
© @lanticforncervera
Cocina de fusión nipona con productos de la Segarra.

Dónde comer

En L’Antic Form (lanticforn.com), un antiguo obrador de pan en una esquina de la Plaza Mayor que aún conserva los viejos hornos, se ofrece una cocina de fusión nipona con productos kilómetro 0 de la Segarra, reconocida con un Solete por la Guía Repsol. Durante los meses de invierno, se puede disfrutar de la típica calçotada.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.