En Londres, el privilegio se vive como una conversación susurrada: un mayordomo que anticipa tu sed antes de que la sientas, el aroma de pan tostado que llega con la luz del amanecer, un silencio cuidadosamente preservado en mitad del bullicio urbano. Sumergirse en la capital británica es rendirse a sus placeres sofisticados: hoteles que reinventan la exclusividad, mesas donde cada plato es una pieza de arte, rincones donde el bienestar y la belleza se abrazan...
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LOS 5 HOTELES MÁS TOP
El mapa hotelero londinense parece infinito, pero hay cinco nombres que definen la experiencia. No son solo direcciones, son escenarios donde cada estancia se vuelve una escena que guardas en la memoria.
Mandarin Oriental Hyde Park, tradición con vistas
Sin duda, nuestra elección top porque lo aúna todo. El Mandarin Oriental (mandarinoriental.com) es un clásico que no se cansa de reinventarse. Sus habitaciones con vistas a Hyde Park parecen cajas de luz por la mañana. La suite presidencial con su mayordomo disponible 24 horas cubre las necesidades del cliente más exigente y va más allá incluso: desde encargarle las revistas que te gustan hasta pedirle que te envuelva los regalos pasando por sacarle brillo a los zapatos.
Desayunar en el jardín es un ritual y una suerte, asistir en primera fila al paso de la guardia real a caballo; todo un privilegio del que pocos gozan, salvo la Familia Real, claro. Aquí el servicio es un concepto que va más allá, que entiende el lujo como una coreografía: te colocan un cojín antes de que notes la incomodidad, aparecen con el té justo cuando la conversación lo pide. Y como colofón, tener un peluquero que viene a tu suite a cortarte el pelo o darte mechas y te sientes como una celebridad preparándose para la Met Gala o los Oscar.
Como no nos va a enamorar, si aparte de estar literalmente dentro de Hyde Park puedes asistir a la ceremonia del Afternoon Tea más especial de Londres, darte después un masaje en el spa que te deja totalmente renovado y, como guinda del pastel, acabar cenando en su dos estrellas Michelin Dinner by Heston Blumenthal. ¿Quién da más?
The Emory, extravagancia silenciosa
Sin movernos de Knightsbridge, en The Emory (the-emory.co.uk), el lujo no se grita: se respira. Es el primer hotel solo suites de Londres donde la llegada misma es ya todo un ritual silencioso. Aquí la privacidad es la seña de identidad del que busca pasar desapercibido. Parece que estés solo, pero todo el personal está a tu servicio, a golpe de mensaje por WhatsApp a través de tu mayordomo 24/7. Un Emory Assistant te recibe directamente en tu habitación, sin mostradores, sin espera.
La arquitectura de Richard Rogers viste el espacio de líneas limpias, vidrios generosos y un mobiliario que parece diseñado para ti. Damien Hirst, por su parte, se encarga de embellecer los distintos espacios con su obra. Una generosa multitud de cuadros y esculturas hacen que la decoración no sea solo eso sino algo más. El último edificio público del maestro Rogers es más que un canto a la tecnología constructiva, es un estilo único, propio de un visionario que te invita a vivir el espacio de una manera contemporánea, adaptada a los tiempos en los que estamos, con recato, pero siendo capaces de admirar todo un mundo alrededor. Desde sus cristales inmensos, el verde de Hyde Park te acaricia la mirada cada vez que entras en cualquier estancia. Un tributo al buen gusto y a la exclusividad, o al revés, pero ya sabes que el orden de los factores no altera el producto: la obra de arte en sí.
ABC Emory, su restaurante estrella, es una reducción de sabores traídos de la mano de Jean George para deleitar cualquier paladar exigente. Y su cocina en acero inoxidable es una proeza técnica, estéticamente insuperable, creada por la mano del mismísimo Rogers. Mientras el bar junto al spa es un espacio tan íntimo como preciosista. Una lista de cristales de Murano adornan las vitrinas, junto a piedras que emiten una energía fuera de toda duda. La carta está centrada en aportar salud a cada comensal, tanto con sus batidos como con sus alimentos. Una opción tan saludable como bonita.
Four Seasons Tower Bridge, historia y modernidad
Para el que prefiera estar inmerso en el Londres histórico y poder explorarlo a pie sin cansarse, sin duda este edificio del siglo XIX, que parece diseñado por Cristopher Wren, es una fantasía hecha realidad. Despertar en una de sus residencias, con el Tower Bridge enmarcado por cualquiera de las ventanas de sus 200 metros es un privilegio que pocos hoteles pueden ofrecer y muy pocos privilegiados pueden disfrutar.
El Four Seasons (fourseasons.com/towerbridge) conjuga historia y modernidad: la silueta de la Torre de Londres al atardecer sirve de telón de fondo para un edificio que impresiona desde el mismo momento en el que llegas y levantas la cabeza siguiendo el rumbo de sus columnas infinitas para encontrarte con molduras y una decoración profusa que te atrapa irremediablemente.
Los interiores más que espaciosos, monumentales, te hacen sentir parte de una realidad reservada, de una atmósfera que te envuelve sin remedio. La residencia, con sus dos plantas alberga un salón donde te puedes perder y tres habitaciones en suite para seguir soñando. Después de todo el día fuera puedes cenar en la amplia mesa para 8 comensales pidiendo que te suban la comida o también puedes bajar a Mei Ume, el restaurante chino/japonés que ofrece un menú degustación donde los sabores asiáticos reinan en la carta, como los dumplings de vieiras o la sopa de noodles dan dan. Todo ello enmarcado en un espacio de más de cinco metros elegantemente vestido con estucos, maderas, capiteles corintios y una iluminación que invita a disfrutar sin parar.
One Aldwych, Arte en Covent Garden
Esta opción nos acerca a los escenarios más palpitantes con los últimos estrenos, si es eso lo que buscamos. En One Aldwych (onealdwych.com), la hospitalidad es una forma de arte. Las flores frescas, las alfombras que parecen lienzos, el restaurante que se atreve a jugar con la presentación como si fuera una escenografía. Desde sus ventanales se ven teatros que laten como corazones culturales. Es un hotel que invita a quedarse tanto como a salir. Desde su Terrace suite puedes vivir la escena teatral londinense en vivo sin moverte de casa.
The Londoner, el epicentro social
Si lo que quieres es interactuar con el rico entramado social que se puede vivir en una ciudad tan cosmopolita, entonces este hotel es el lugar perfecto. En Leicester Square, haciéndole sombra a la mismísima National Gallery, The Londoner (thelondoner.com) es energía pura: un lugar donde el rooftop se convierte en escenario, el spa en refugio, y las habitaciones en cápsulas de calma suspendidas sobre el bullicio. Su Penthouse suite no es ni más ni menos que un escaparate a Londres en movimiento. Desde su atalaya puedes apreciar con ojo de halcón el transcurrir incesante de una urbe en movimiento teniendo como referentes estáticos todos sus monumentos emblemáticos: desde el Big Ben al Parlamento, la National Gallery o el London Eye. Wow.
RESTAURANTES QUE CUENTAN HISTORIAS
The Cocochine, arte y sostenibilidad
En Mayfair, The Cocochine (thecocochine.com) es un espacio donde Warhol y Newton parecen conversar con Larry Jayasekara en cada plato y una ensalada de 95 ingredientes, cultivados en su granja escocesa, te hace sentir como si recorrieras un mapa vegetal con el paladar. Cuero indio, mármol italiano, porcelana de Limoges…, todo aquí ha sido elegido para durar.
Dinner by Heston Blumenthal, historia servida en plato
Cenar en Dinner (dinnerbyheston.com) es como abrir un manuscrito antiguo y descubrir que aún está vivo. Platos inspirados en recetas británicas históricas llegan reinterpretados con precisión casi científica. Puedes probar un meat fruit que engaña a la vista y seduce al gusto: parece una mandarina perfecta, pero escondía un parfait de hígado sedoso elegantemente maridado con un sherry, para seguir con un rodaballo y almejas al champán, un postre de mazapán, almendras y frutos del bosque seguido de un helado hecho in situ a menos 196 grados. Todo ello compone uno de los menús más sofisticados y con aspecto más sencillo que se puedan degustar. Todo es sabor y color, porque el verde monolítico de Hyde Park se adentra en los ojos y refresca el paladar satisfecho. Un escenario imposible de mejorar con unos sabores insuperables. Sus 2 estrellas Michelin lo avalan sin duda.
UMU, el sushi como espectáculo
Luz baja, barra y movimiento, eso es UMU (umurestaurant.com). Ver trabajar a los chefs es como asistir a un ritual: manos que cortan con exactitud, piezas que brillan bajo una humedad limpia, un equilibrio entre técnica y ligereza que convierte cada bocado en una instantánea efímera. Un local casi secreto alberga este refugio para los amantes de la comida nipona. Abanderar una estrella Michelin durante 22 años le posicionan siempre a la cabeza en el sector. Los sentidos parecen apagarse tras cruzar la puerta oculta (tienes que tocar el letrero para entrar con un toque de sutileza que te prepara para la atmósfera que te vas a encontrar). Todos menos el del gusto, que se da un festín con delicias de sashimi, sushi o wayu. Kaiseki, sus menús estacionales, son los favoritos de celebridades como Madonna, Angelina Jolie o Tom Cruise.
Kioku, el silencio del sabor
Para los amantes de la exquisitez del sake japonés Kioku (kiokubyendo.com) es una parada obligatoria. Una bienvenida inesperada dirige a los clientes a un primer paso, que es el cocktail bar, con la mayor colección de sakes fuera de Japón –más de 300 referencias–, llegando algunas botellas a las 10.000 libras. Desde luego, la introducción es espectacular en su comienzo.
Ya en el restaurante, el sushi se sirve en un ambiente minimalista de calma. La luz tenue acaricia la madera, el silencio envuelve cada gesto. Los nigiri de toro, apenas rozados por el calor de la brasa son un bocado exquisito. Si al masticarlo cierras los ojos, podrás sentir un sabor a grasa, mar y dulzor en un mismo segundo.
Benares, India en clave británica
Con una estrella Michelin, en Benares (benaresrestaurant.com), la cocina india se eleva sin perder el alma y el aroma de las especias se mezcla con el murmullo de la sala. Sameer Taneja construye platos como si fuesen relatos: precisos, aromáticos, con un equilibrio que te obliga a comer despacio y un servicio que es exquisito desde el principio. Eso sí, el picante de las especias traídas de su país te tiene que gustar.
Dovetale, naturaleza en la mesa
En el Hotel Mayfair, Tom Sellers convierte la sostenibilidad en arte: un carpaccio de wagyu con chips de grasa de vacuno, servido como joya sobre porcelana artesanal, y un postre desde un carrito de helados que mezcla infancia y lujo. Dovetale (dovetalelondon.com) es un lugar perfecto para un almuerzo en pleno corazón de la ciudad con el lujo sostenible como bandera.
EL UNIVERSO DEL BIENESTAR
La experiencia más relajante de todas es la del masaje y en eso la tradición oriental nos lleva mucha ventaja, por eso, para una vivencia integral elegimos el spa del Mandarin Oriental. Después de un baño de vapor, la camilla calefactada acoge en una realidad cotidiana hasta que la terapeuta empieza a mover las manos como si desplegara un mapa invisible sobre la espalda y es en ese momento cuando pierdes la conciencia porque has entrado en otra realidad, la del relax físico y mental.
Los huéspedes de The Emory tienen acceso exclusivo a Surrenne Belgravia, un club privado dedicado a la longevidad y el bienestar. No hay facial como el suyo. Tecnología puntera y manos expertas ayudan a la estimulación de la producción del colágeno con radio frecuencia. Oxigenan y exfolian la piel usando almohadillas con ingredientes activos como ácido hialurónico, derivados de plantas y después una electroestimulación de los músculos hace que se tonifiquen junto con los ultrasonidos. Así mejoran la calidad de la piel y hace que los productos aplicados penetren en todas las capas de la dermis. Acabar con un masaje de drenaje linfático es solo la guinda del pastel. No encontrarás nada igual si lo que buscas es mejorar tu mirada y tu sonrisa.
La única cama de meditación que podemos encontrar en el Reino Unido, con una tecnología de última generación que te ayuda a conseguir una relajación profunda está en el Four Seasons Tower Bridge. Interviene en el equilibrio del sistema nervioso parasimpático ayudando a la circulación sanguínea y a la paz mental. La experiencia en sí es un viaje guiado de vibraciones y movimientos donde vas soltando equipaje mental mientras sientes la brisa del vacío hasta llenarte de ti.
Si necesitas un empujón para hidratarte, porque tienes la energía baja, jet lag o insomnio, Vitox (vitox.co.uk) es una compañía dedicada al cuidado médico de forma holística y personalizada. Con la longevidad y el wellbeing como objetivo, puede hacerte una visita allá donde estés para proporcionarte un tratamiento intravenoso acorde a tus necesidades. Es como tener un médico de urgencias privado 24/7. La discreción es parte de su ADN ya que toda su clientela forma parte de un selecto grupo de vips que incluyen celebridades, cómo no. Nada tan exclusivo como este tipo de servicio a domicilio que no escatima en tiempo ni en recursos para tu bienestar.
EL FAMOSO AFTERNOON TEA
De la variedad y calidad que ofrece la ciudad británica, hemos dejado los que están en boca de todos –Fortnum & Mason y Ritz–, para vivir los más reducidos y reservados, como el del hotel Mandarín Oriental Hyde Park o el Península. En este último, el archiconocido té inglés de la tarde se convierte en una realidad inesperada y extraordinaria con nombre propio, Strawberry Afternoon Tea. Un lobby inmenso, con aires palladianos y ejecución impecable, sirve de decorado a un piano que deja notas en el aire para que las recojan los asistentes mientras saborean este menú de deliciosos bocados que parece que no acaba nunca.
En el Mandarín cobra sentido el saber oriental en el denominado Chinese Afternoon Tea, con dos rituales que acercan al oriente más tradicional, la elaboración de matcha como lo haría una geisha en el país nipón y una ceremonia china con petición de bendiciones incluidas. Tanto el matcha como el té son más que especiales: el primero lo elabora una familia en Japón, para el segundo el precio del kilo es tan desorbitado que resulta poco elegante mencionarlo. Los sandwiches y pastelitos no tienen rival. Desde luego, un must para el rincón de la elegancia.
CLUBS PRIVADOS
Aquí es donde la exclusividad encuentra la horma de su zapato. Y ningún sitio como Londres encarna mejor el espíritu diferenciador de estos reductos del éxito, el glamur, las finanzas, la nobleza y la realeza. Estos universos no se pueden comprar, aunque tengan una cuota anual elevadísima. Para llegar a ser socio te tienen que avalar un mínimo de otros cuatro socios antiguos y no está permitida la entrada a personas ajenas si no es por rigurosa invitación. Elegimos (gracias a los amigos que nos invitan en ambos) tres de los míticos en este reducido ecosistema: The Arts Club, 5 Hertford y Ten Trinity Square.
The Arts Club (theartsclub.co.uk) aúna un ambiente de creatividad y celebridades que se expresa sin tapujos en la disco de su sótano, que podría hablar de noches gloriosas sin citar nombres. Paredes rebosantes de arte, que se desparrama en ocasiones por domicilios de coleccionistas privados en eventos que resaltan el gusto por lo bello, sirven de escenario para un ambiente desenfadado y alegre. Aunque el networking siempre está presente y eso se deja notar en cada sala.
El 5 Hertford (5hertfordstreet.com) es heredero del mítico Annabel’s y, como tal, entre su discretísima lista de socios se encuentra lo más granado de otros tiempos, junto con nuevas sagas perfectamente maridadas con las finanzas, el mundo de la alta política o buena parte de la nobleza. Sabemos de buena tinta que en su patio interior se veían Megan y Harry en los inicios de su relación. Una decoración clásica con estridencias junto a chimeneas por doquier en multitud de salas hacen de la privacidad una cuestión estratégica para que lo que pase en el Hertford se quede en el Hertford. Por cierto, en la discoteca del piso bajo decorada con chicas que emulan el Moulin Rouge en sus mejores tiempos se nota que pasan muchas cosas.
Ten Trinity Square (tentrinitysquare.com) es un reflejo de la alta sociedad de la ciudad, que se reúne mirando su pasado de cerca porque el Tower Bridge es un invitado omnipresente que se asoma a todas las estancias. La moqueta, los mármoles y la madera de roble oscuro en las paredes impera creando un ambiente de recogimiento al que dan luz arañas que se descuelgan desde techos inmensos para encandilar las retinas de los socios y sus afortunados invitados.
Londres, una coreografía de sutilezas
La ciudad teje sus momentos como una danza invisible: un almuerzo en The Cocochine que deriva en compras por Bond Street; un masaje en Surrenne que termina en sushi minimalista en Kioku; una noche en The Emory que se cierra con cócteles viendo Hyde Park desde arriba. El verdadero lujo londinense no es una nota alta, sino una melodía que se mantiene: la temperatura justa de un té, el tacto de una servilleta, el crujir de una escalera de madera. Sales de Londres con la certeza de que lo más exclusivo no son los nombres –aunque estos hoteles y restaurantes lo merezcan–, sino la forma en que la ciudad logra quedarse contigo, como un perfume que reconoces al azar semanas después. En Londres, la extravagancia es la sutileza. Y ese es su mayor secreto.