La paradisíaca isla griega situada a una hora de Atenas: poco conocida, de ambiente relajado y aguas cristalinas


Con playas de aguas turquesas poco concurridas, dos puertos, bosques de pinos en los que perderse y cuatro localidades de arquitectura tradicional, este destino es una opción perfecta para organizar una escapada en septiembre


Iglesia de Agioi Anargyroi, Skala, Agistri, Islas Salónicas, Gracias© Alamy Stock Photo
9 de septiembre de 2025 - 7:30 CEST

Mes de transición y vuelta al cole, septiembre es perfecto para viajar y gastar los últimos días de vacaciones de verano. En estas fechas, los sitios están menos masificados, las temperaturas siguen siendo agradables sin llegar a ser sofocantes y suele ser más barato. Entre las diferentes opciones que se reparten por Europa, uno de esos países que se postula como un lugar perfecto para organizar una escapada de tres o cuatro días es Grecia y, más concretamente, alguna de sus paradisíacas islas. Saber con exactitud cuántas hay en total es todo un reto. Se calcula que entre islas e islotes puede haber unas 6.000, de las cuales solo 227 están habitadas, por lo que escoger una puede ser abrumador. Más allá de los clásicos como Mykonos, Santorini o Creta existen algunas más pequeñas y menos conocidas que nada tienen que envidiar a sus hermanas mayores.

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Una isla para recorrerla en bicicleta

A apenas una hora de Atenas, en el Golfo Sarónico, se encuentra Agistri, una de esas opciones que a priori pasa desapercibida para el turismo, pero que es un destino ideal para relajarse, fundirse con la naturaleza y refrescarse en playas de ensueño que, además, están poco masificadas. Agistri significa ‘anzuelo’ y se dice que fue bautizada así porque los viajeros que llegaban a sus costas se quedaban prendados de su belleza y afloraba en ellos un deseo inevitable de quedarse allí permanentemente, y no es de extrañar.  

Con una extensión de unos 12 kilómetros cuadrados ­–ocupados en gran parte por bosques de pinos–, este destino acoge hasta cuatro pequeños núcleos de población que juntos no suman ni 1.000 habitantes. En primer lugar, está Megalochori, capital y puerto principal, que no más turístico. Se trata de uno de esos pueblos de casitas blancas de dos plantas decoradas con buganvillas en tonos intensos que combina ese aire tradicional con un toque moderno y cosmopolita, un lugar en el que la vida va a otro ritmo, sin prisas, sin agobios.

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Skala es el segundo puerto de entrada y su núcleo más turístico, pues es aquí donde se ubican la mayor parte de hoteles y alojamientos, tiendas de souvenirs y locales de restauración. Además, cuenta con una de las dos playas de arena de la isla –la otra está en Megalochori– que se ha convertido en la más popular por su forma de flecha bañada por aguas turquesas y por su paseo marítimo. Caminando junto al puerto se puede ver la iglesia de Agii Anargyri, templo que destaca por sus paredes encaladas y su cúpula azul. En su interior hay una bonita colección de frescos y un iconostasio de mármol (una pared con iconos propia de las iglesias ortodoxas) que separa el espacio del altar del resto de la nave. Para ir de un pueblo a otro se puede coger un autobús o caminar, ya que no se tarda más de media hora. Aunque, lo mejor para recorrer la isla es alquilar una bicicleta, eso sí, mejor que sea eléctrica ya que hay bastante pendientes.  

Entre estos dos puntos está Metochi, un pequeño asentamiento tradicional típico de las Cícladas que, situado en la cima de una colina, ofrece unas vistas espectaculares. Por último, Limenaria es la localidad más aislada, ubicada en la parte sur, en medio de un frondoso pinar. Aquí destaca su bonita iglesia de tres naves y cúpula amarilla, la de Agia Kyriaki. Muy cerca está también otro de los imprescindibles, el lago Lekani, un bonito humedal con una densa vegetación que alberga diferentes aves migratorias. Hay diferentes senderos alrededor que permiten apreciarlo desde varios ángulos.  

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Playa de Dragonera.

Un puñado de playas paradisíacas  

Agistri, un destino popular entre aficionados de los deportes al aire libre, gracias a sus espacios naturales a recorrer con diferentes rutas de senderismo o a caballo y a sus aguas transparentes donde practicar snorkel, vela o kayak, ofrece un puñado de playas que nada tienen que envidiar a las del Caribe. Una de las más bonitas es la de Dragonera, una playa mixta de guijarros y arena rodeada de pinos en la que se puede encontrar un pequeño establecimiento que alquila hamacas y sombrillas y un bar para tomar algo mientras se disfruta del que es el mejor atardecer de la isla. Otra joya escondida es la de Chalkiada que, si bien tiene un acceso complicado por un sendero empinado, es una de las más tranquilas. Mariza, abrigada por acantilados de piedra y aguas que parecen pintadas a mano, ofrece a los más intrépidos la oportunidad de añadir un toque de adrenalina a la jornada saltando desde alguna de sus rocas más altas.  

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Por último, está la de Aponisos, una de las más famosas entre los turistas por tener fondo de arena y aguas poco profundas. Esta podría pasar perfectamente por una piscina natural, lo que hace que sea perfecta para aquellos que viajan con niños. Aquí se pueden alquilar kayaks, hidropedales y donuts hinchables.  Lo mejor para obtener una panorámica completa de la isla es contratar un paseo en barco, lo que permite, además, llegar a playas solo accesibles desde el mar.   

Cómo llegar a Agistri

Para llegar hasta esta isla griega es necesario volar a Atenas y ya desde su puerto de El Pireo coger bien un ferry, opción que tarda un poco más y tiene un precio de 13,50 euros por viaje, o una embarcación rápida que cuesta 20 euros y tarda una hora. Ambas hacen parada previamente en la isla de Egina.  

Dónde comer y dormir

La gastronomía griega puede presumir de ser una de las más saludables y exquisitas del continente. Para abrir boca y conocer sus principales sabores es Kafenes to mantraki, un restaurante situado en el puerto de Megalochori que tiene una carta repleta de platos tradicionales elaborados con productos locales con los que chuparse los dedos. Por su parte, los mejores pescados se saborean en Yialos Fish Restaurant, una taberna popular entre locales que pertenece al hotel Laza Beach Inn (Skala) y que ofrece cada día ejemplares recién pescados. El alojamiento dispone de confortables habitaciones de diferentes categorías y bungalow para quienes viajan en grupo o en familia. El precio por noche para dos personas va desde los 100 euros.  

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Otra opción para pernoctar que incluye un restaurante a tener en cuenta es Alkyoni Rooms & Restaurant, un hotel con 15 habitaciones – 5 familiares y 10 individuales y dobles–, la mayoría de ellas con vistas al mar. Precio a consultar. El espacio gastronómico es conocido por sus platos de inspiración turca, básicos griegos y pescados frescos. Ojo también con los souvlakis de Sailor, una taberna pequeña pero muy coqueta de Megalochori. 

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