La Barceloneta huele a mar y sabe a tradición. Fundado en el siglo XVIII sobre terrenos ganados al Mediterráneo, fue diseñado por el ingeniero militar Juan Martín Cermeño para reubicar a los vecinos desalojados del barrio de La Ribera tras la construcción de la Ciudadela. Sus calles rectilíneas y estrechas, pensadas para optimizar espacio y ventilación, conservan aún el trazado original, invitando a recorrer sus rincones y descubrir fachadas que cuentan historias de su pasado marinero.
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Hoy en día, La Barceloneta es sinónimo de playa, tapas y vida de barrio. Desde el paseo marítimo hasta sus calles interiores, el aire fresco del mar se mezcla con el aroma a arroces y mariscos y la influencia internacional que le da un aire cosmopolita. Este lugar acoge tanto a los vecinos de siempre como a los visitantes, ofreciendo propuestas gastronómicas, artísticas y deportivas que mantienen viva su esencia.
BIENESTAR JUNTO AL MAR
El barrio late al ritmo del deporte y el mar. Desde un baño matutino hasta una tarde de paddle surf, La Barceloneta es el lugar donde la actividad física se funde con la naturaleza. Lo saben bien en el Club Natació Atlètic-Barceloneta (Pg. Marítim, s/n), donde el cuerpo se pone en forma gracias a unas instalaciones de primer nivel. A pocos pasos, el ambiente festivo de Bastian Beach Barcelona (Pg. Mare Nostrum, 14) suma ritmo y buen rollo a cualquier día frente al mar.
Al lado se encuentra Sea You, una escuela de surf que combina surfskate, yoga en la arena y salidas en paddle surf al amanecer, con un firme compromiso con el entorno. Muy cerca, Manihi Surf School (Meer, 47-49) ofrece clases para todas las edades y experiencias únicas como el paddle bajo la luna llena. También en la zona, Moana Paddle Surf & Beach Activities (Felicia Fuster i Viladecans, 41) propone planes que arrancan el día con buen pie: paddle con desayuno incluido o sesiones de SUP yoga para reconectar cuerpo y mente.
La oferta continúa con Moloka’i SUP Center (Meer, 39), que lleva años transmitiendo su pasión por el surf a través de clases y entrenamientos funcionales. Y si buscas variedad, DGP Barceloneta Paddle Surf (Plaça del Mar, s/n) lo tiene todo: paddle, surf, skate, alquiler de material, formación y más de una década de experiencia sobre el agua. Porque en La Barceloneta no solo se toma el sol, se rema, se salta, se surfea y se disfruta.
ARTE EN EL AIRE
Esta zona de la ciudad es también un museo al aire libre. En el Passeig Marítim, se encuentra L’Estel Ferit (La estrella herida), una escultura de Rebecca Horn que evoca el pasado marinero del barrio. La fuente de Carmen Amaya en la Plaça de Brugada recuerda a la bailaora flamenca nacida en el Somorrostro, mientras que el Monumento de Homenaje a la Natación de Alfredo Lanz, ubicado frente a la playa de Sant Sebastià, honra la relación del barrio con el deporte acuático. Y, en el límite con el Puerto Olímpico, el dorado Pez, de Frank Gehry, en el Hotel Arts refleja la influencia del mar en el paisaje urbano.
SABORES DEL MAR
La gastronomía del barrio se basa en el producto del mar, combinando locales de siempre con bares y arrocerías. La Mar Salada (Pg. Joan de Borbó, 58-59) destaca por su cocina marinera de temporada, mientras que Maná 75º (Pg. Joan de Borbó, 101) propone una experiencia completa en un espacio amplio y luminoso. En el Passeig Marítim, Familia Nuri domina el terreno con propuestas como Ca la Nuri o Xiroi, que, además de paellas espectaculares, también apuestan por iniciativas como su arroz solidario en apoyo al Hospital Sant Joan de Déu, apadrinado por Llucià Ferrer. Entre los hoteles del barrio, el W Barcelona (Plaça Rosa Del Vents, 1) concentra todas las miradas. Su propuesta gastro incluye el beach club Salt; Fire, especializado en brasa y Noxe, un ‘japo’ con vistas panorámicas.
La Barceloneta también innova con propuestas más personales. El Forat, del chef Michael Pérez (Salamanca, 23), donde confirma su lugar entre los cocineros más brillantes de la ciudad. La escena internacional gana fuerza con locales como La Carioca (Pça. de Pau Vila, 1), que te traslada a Brasil sin salir del barrio. Para algo más informal, Entrepaneria Compá (Sant Carles, 19), apuesta por bocadillos potentes y sabrosos; y la recién llegada Focacceria Balmesina (Maquinista, 13B) completa la ruta con focaccias artesanas y vinos naturales en el corazón del barrio.