Madrid es una verbena. En agosto, la ciudad celebra a sus santos ya la imagen de la Virgen de la Paloma en los barrios más castizos. Los festejos arrancaron con San Cayetano, en el barrio de Embajadores, siguieron con San Lorenzo, en Lavapiés, y se completaron estos días, del 14 al 17 de agosto, con las Fiestas de La Paloma que llenan de alegría, farolillos y mantones las calles y plazas de La Latina. Los principales eventos se realizan en la calle de La Paloma, la plaza de La Paja, la plaza de La Cebada y los jardines de las Vistillas.
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MANTONES, CHOTIS Y ANTONIO CARMONA
Para unirse a la fiesta más madrileña (junto con la de San Isidro), lo mejor es buscar un look castizo y vestirse para la ocasión con el traje de chulapa y chulapo. Ellas, con vestido chiné, un traje de falda larga con un volante por debajo de la rodilla, escote cuadrado y mangas de farol, pañuelo en la cabeza con un clavel y mantón de Manila. Ellos, con gorra (parpusa), pañuelo al cuello, chaqueta corta, chaleco (gabriel) de pata de gallo, camisa blanca, pantalón oscuro y zapato negro. Verás que llevan, también, un clavel rojo en el ojal.
El mantón de Manila es el complemento estrella del traje de chulapa, una pieza artesanal realizada en seda y bordada con motivos florales que debe quedar prendido de ambos brazos y cubrir los hombros y la espalda. El jueves, 14 de agosto, con la caída del sol, habrá un concurso para elegir el más bello de todos y el que se luzca con más gracia, en la plaza de La Paja.
A las 20.30 h será el momento de disfrutar del concurso de los mejores chotis, el baile típico de Madrid que se baila en pareja, con la mujer girando alrededor del hombre que debe girar, a la vez, sólo sobre su propio eje. Dicen que debe poder bailarse sobre un ladrillo. Después vendrá la actuación de la Agrupación Castiza y, a las 23 h, Antonio Carmona estará cantando sus grandes éxitos en los jardines de las Vistillas.
LA PATRONA DE LOS BOMBEROS
Los actos religiosos tienen lugar en la iglesia de la Virgen de la Paloma que se encuentra en el número 21 de la misma calle. La patrona popular de los madrileños (la oficial es la Almudena) está representada en un cuadro, en lugar de una talla o escultura como ocurre con la gran mayoría de vírgenes. Y son los bomberos del Ayuntamiento de Madrid quienes se encargan de bajar el cuadro del altar para que salga en procesión, a las 8 de la tarde, el viernes 15 de agosto.
El sábado 16 de agosto llega lleno de eventos, música y baile. Olga María Ramos animará con sus coplas al público que acuda a las Vistillas, mientras en la plaza de La Paja se competirá para ganar el premio de baile de pasadobles. Los conciertos estrella, esa noche, serán los de Malena Gracia y Locomía, en la plaza de la Paja, y Café Quijano en los jardines de Las Vistillas.
El calendario de fiestas para los niños llega cargado de planes muy divertidos el domingo 17 de agosto. Para recuperar las tradiciones, habrá un concurso de 'Beber en botijo', un artilugio que muchos pequeños no habrán visto en su vida y quizá descubran en la plaza de la Paja, a las 19.30 h, cuando tengan que afinar la puntería para beber el agua que sale del pitorro. Después llegará el turno de los mayores, que deberán demostrar su habilidad en el concurso de 'Beber en porrón'.
RUTA CASTIZA POR TABERNAS, POSADAS Y TERRAZAS
El barrio de La Latina es uno de los preferidos de madrileños y visitantes para salir de tapas, y ahora, con las fiestas, llenan sus cartas con los platos más castizos: bocadillos de calamares, callos a la madrileña, tortilla de patata, torreznos y, en algunos puestos callejeros, no faltan algunas de las típicas recetas de casquería madrileña como las gallinejas y los entresijos. Como recuerda el dicho: "No hay comida en Madrid tan rica y castiza y con tan buenos sabores como las gallinejas fritas".
La calle de la Cava Baja discurre entre la plaza de Puerta Cerrada y la del Humilladero. El comercio con el vecino mercado de La Cebada hizo que La Cava fue punto de parada de las diligencias que llegaban a Madrid y por eso se establecieron allí gran cantidad de posadas y tabernas y en la actualidad encontramos 50 bares en 200 metros. La Posada del León es famosa porque alberga en su interior restos de la muralla musulmana del siglo IX. El cocido es su plato estrella.
La Posada de la Villa, fundada en 1642, prepara buenos asados y postres muy madrileños, como la leche frita o los bartolillos. El restaurante La Antoñita, de la Posada del Dragón, conserva la estructura original de una corrala del siglo XIX, con un precioso patio convertido en terraza, y se puede ver la antigua muralla a través de un trozo de suelo de cristal. Aquí hay que pedir el crujiente de rabo de toro. La mejor carne a la parrilla (con unos exquisitos pimientos de piquillo caramelizados) la sirven en Casa Julián de Tolosa, otro clásico que nunca falla.
Pero si hay un lugar al que hay que ir al menos una vez en la vida, ese es Casa Lucio. En lo que fue el antiguo Mesón del Segoviano, Lucio Blázquez montó un restaurante de culto y allí nació un plato copiado hasta la saciedad: sus famosos huevos estrellados, 'los huevos de Lucio'. Están inspirados en la receta de la abuela del tabernero y se preparan con huevos de Ávila, aceite de oliva virgen extra y patata gallega. Enfrente, en el número 32 de la misma calle encontrarás Los Huevos de Lucio, que a pesar del nombre tiene mucho más que huevos.
En la plaza de La Cebada, Casa Antonio es conocida como la sidrería de La Latina. Siempre de bote en bote para comer sus famosos cachopos, el chorizo a la sidra, la fabada y, en fiestas, tomar una copa en la puerta porque sacan la barra a la calle. Otro de los sitios míticos del barrio es El Viajero, con una de las terrazas, en altura, más codiciadas. Para tomar una caña bien tirada, elige la Cervecería Plaza de San Andrés .
En la plaza de La Paja, lugar estratégico de las fiestas de La Paloma, puedes comer o cenar en La Musa Latina, con tapas modernas, o ver qué se cocina en las tabernas venecianas como El Bácaro de Fabio. Para tomar una de las mejores tortillas de patata de Madrid, debes ir a Alto Bardero, en la Carrera de San Francisco, y si lo que te pide el cuerpo es un ceviche y un pisco sour, tu sitio es Piscomar, la cevichería peruana que se encuentra al final de la calle justo enfrente de la Basílica de San Francisco el Grande.