No ha pasado ni un año del fallecimiento de Birgitta de Suecia, que tuvo lugar el pasado diciembre en Mallorca a los 87 años de edad, y ya ha surgido una controversia vinculada a su pasado en la isla balear. En los últimos días, un medio de comunicación sueco ha publicado que el campo de golf Santa Ponsa, donde la hermana del rey de Suecia practicó este deporte durante casi treinta años, había cancelado el torneo que se iba a celebrar en su memoria, impidiendo así que este acto conmemorativo pudiera tener lugar en el campo que para ella tanto significó. Desde ¡HOLA! hablamos con Luis Nigorra, gerente del club ubicado en Calviá, para conocer los detalles de una polémica que les ha pillado por sorpresa y, directamente, para el club de golf, no existe.
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"Para nosotros no hay polémica, Birgitta era una mujer muy querida y apreciada por el club, pero las inscripciones no llegaron"
"La princesa Birigitta celebraba cada año una competición allí y este año se celebraba en su memoria, pero el dueño de Santa Ponsa ha dicho que no", recoge la noticia publicada por Expressen. "Simplemente, lo canceló", advierte Jan Bengtsson uno de los amigos golfistas de la princesa en la isla. Sin embargo, desde el club nos aclaran que ese torneo recibió el mismo tratamiento que el resto de competiciones deportivas que se celebran allí a lo largo del año y la decisión de cancelarlo fue solamente por la falta de participación.
"Para nosotros no hay polémica, Birgitta era una mujer muy querida y apreciada por el club, pero las inscripciones no llegaron", explica Nigorra sobre una competición que en años anteriores se había fijado en fechas distintas, registrando el cuórum necesario para su celebración.
"La conocimos personalmente durante treinta años y siempre va a ser querida"
El medio sueco citado, que pasa de puntillas por el tema del número de inscripciones, publica unas declaraciones de amigos de la princesa, los Bengtsson, que reflejan su malestar: "Ya teníamos varias horas de salida reservadas y podríamos haber jugado de todas formas, pero sentimos que no éramos bienvenidos. Es muy triste que no pueda ser en Santa Ponsa, eso lo pensamos todos. Es un memorial para Birgitta, y sabemos que a ella le habría gustado que siguiéramos adelante". Tanto es así, que según anuncian en esa misma noticia, el torneo sigue adelante en una nueva ubicación.
Tal y como nos cuentan desde el club Santa Ponsa, que sí van a participar en una cena que se celebra este mes en Port Adriano en honor de la princesa, todo se resume en una convocatoria que no ha funcionado, lo que no impide que se pueda celebrar cualquier otro evento deportivo en el futuro "siempre y cuando sus hijos estén de acuerdo", matiza Nigorra. "La conocimos personalmente durante treinta años, así que siempre va a ser una persona querida", concluye el gerente del campo de golf Santa Ponsa, donde se conservan muchos de los trofeos y copas que la Birgitta de Suecia ganó a lo largo de su vida.
La 'pintoresca' hermana del rey de Suecia
Hay que recordar que el propio Carlos Gustavo de Suecia (único hijo varón después de cuatro princesas) definió a su hermana como una mujer "pintoresca" y su vida fue muy llamativa porque siendo la única de las hermanas que se casó con un hombre de estatus principesco terminó siendo la que más alejada estaba de las costumbres reales. A lo largo de su vida, Birgitta de Suecia descubrió que se sentía más cómoda en la isla balear, disfrutando del golf y del sol, que viviendo en Estocolmo para cumplir con unos deberes reales que fueron disminuyendo, como suele suceder en las familias reales, cuando su hermano, el rey, formó su propia familia. Su decisión de vivir libremente le valió el apodo de la "princesa de la fiesta" y su ausencia en momentos destacados le otorgó cierta fama de verso suelto.
Birgitta de Suecia tenía diez años cuando murió su padre, que era el príncipe heredero, y siempre arrastró esa pena, mientras que su único hermano, el futuro rey Carlos Gustavo, tenía solo un año. Los cinco hijos del príncipe fallecido atrajeron una atención nunca vista en la Familia Real sueca y las cuatro hermanas, cuyo papel era velar por el hermano pequeño y futuro rey, tuvieron un éxito tremendo. Fue en los años noventa, cuando su matrimonio empezó a hacer aguas, cuando la princesa sueca descubrió Mallorca, una isla que la acogió bien y de la que se convirtió en una gran embajadora. "Estoy encantada de hablar bien de la isla en mi país, en correspondencia a lo bien que me tratan aquí", afirmó la hermana del rey.