La Familia Real sueca ha vivido este viernes un día lleno de alegría e ilusión. Los Bernadotte se han vuelto a reunir para celebrar el bautizo de la princesa Ines, la cuarta y última hija de los príncipes Carlos Felipe y Sofia, que nació el pasado 7 de febrero, el gran acontecimiento de la temporada, en una ceremonia cargada de historia y simbolismos. Además, sus padres han hecho coincidir este acto con su décimo aniversario de boda.
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Los nacimientos y los bautizos son eventos que la realeza sueca vive con especial intensidad y júbilo y que están envueltos en un gran ceremonial. A las 11:00 horas y ante decenas de curiosos y medios de comunicación acreditados, han comenzado a llegar los invitados a la capilla del Palacio de Drottningholm, escenario de las ceremonias religiosas de la Familia Real sueca. Se trata del conjunto palaciego más importante del país y el mejor conservado de todos los que se construyeron en el siglo XVII. Además, es la residencia permanente de los reyes Carlos Gustavo y Silvia que han querido abrirlo para que su novena nieta reciba las aguas bautismales.
Así, se ha visto a los reyes Carlos Gustavo y Silvia, acompañados de sus hijos y nietos. Los príncipes Victoria y Daniel, con sus hijos Estelle y Oscar; Carlos Felipe y Sofia con sus tres hijos mayores, Alexander, Gabriel y Julian; la princesa Magdalena y Chris O'Neill, con sus tres pequeños Leonore, Nicolas y Adrienne; así como otros miembros de la familia del monarca, como su hermana la princesa Cristina, familia de la reina Silvia y los Hellqvist, parientes de la princesa Sofia; integrantes del Parlamento, del Gobierno, del cuerpo diplomático y un nutrido grupo de amigos de los padres de la homenajeada del día. La homenajeada, muy despierta, ha descansado en el regazo de su madre, que estaba visiblemente emocionada y ha elegido un total look en color amarillo con tocado.
Pasado el mediodía ha dado inicio la ceremonia, que comenzado con una canción especialmente escrita para la ocasión que se llama Hasta mi último aliento, con letra y música de la princesa Sofia, Molly Sandén y Danny Saucedo. Los padres de Ines también han elegido el resto de la música con obras como Libre como un pájaro, de la adaptación cinematográfica de Rasmus on the Run de Astrid Lindgre y En camino de Bear Brothers de Disney. La liturgia ha sido oficiada por el obispo Johan Dalman y por el capellán de la Corte Michael Bjerkhagen.
Un faldón con mucha historia
La gran protagonista de la jornada, que se ha portado fenomenal ha llevado un faldón con encaje que ha sido usado por generaciones de miembros de la realeza desde hace casi 120 años. Se trata de una vestimenta que fue usada por primera vez por el padre del Rey, el príncipe Gustavo Adolfo, cuando fue bautizado en 1906. Ha recibido el sacramento con agua que la propia Familia Real ha llevado desde el pozo del palacio de verano de Solliden en Öland hastra el Palacio Real, una tradición que arrancó con la princesa heredera Victoria en 1977. Alexander y Gabriel, los hermanos mayores de la pequeña princesa han sido los encargados de derramar el agua en la pila. Antes, los miembros de la realeza sueca eran bautizados con agua del río Jordán. La pila bautismal ha sido decorada con rosas rosas y blancas y ha estado flanqueada por la Orden de los Serafines con su cinta azul claro que ha sido entregada a la pequeña tras el servicio religioso por su abuelo el Rey, así como una corona que se coloca simbólicamente sobre una almohada de la histórica cuna dorada de Carlos XV. Está elaborada en madera y recubierta de pan de oro y que representa la continuidad dinástica.
La primera ahijada de Estelle de Suecia
Este bautizo también ha supuesto el debut como madrina de la princesa Estelle, la hija mayor de 13 años de los príncipes Victoria y Daniel, que ocupa el segundo puesto en la línea de sucesión al trono y está llamada en un futuro a ser Reina. Será un bonito y nuevo vínculo que mantendrán las primas. Además, Ines también tiene otros cuatro guías espirituales que la acompañarán a lo largo de su vida y que han tenido un papel activo en el servicio religioso. Se trata de Cales Kockum, amigo del príncipe Carlos Felipe, al que conoció en el prestigioso internado sueco de Lundsberg, su esposa Sandrine, hermanastra de la multimillonaria Athina Onassis por ser hija del padre de Athina, Thierry Roussel, y su segunda esposa, la sueca Marianne ‘Gaby’ Landhage. El quinto padrino es Frederik von der Esch, ahijado de la reina Silvia y gran amigo de Carlos Felipe de Suecia, que está casado con la actriz Cecilia von der Esch, antes Forss.
A diferencia de los bautizos de sus hermanos y de sus primos, esta ceremonia no ha sido retransmitida en directo por la televisión sueca, rompiendo así una tradición de 44 años y que tocó a su fin en 2021, cuando recibió el sacramento el príncipe Julian, hermano de Ines. Tras el acto religioso, los felices padres y sus invitados han participado de un almuerzo privado.
Encantados de tener una hermanita
La princesa Ines nació el 7 de febrero de 2025 en el hospital Danderyd, en el norte de Estocolmo. Pesó en el momento del parto 3,645 gramos y midió 49 centímetros. Carlos Felipe estuvo presente en el parto. “Estamos muy contentos de dar la bienvenida a nuestra hija recién nacida. Los hermanos mayores están desando conocer a su nueva hermana pequeña”, dijo el feliz papá. Los príncipes Alexander Garnier y Julian acogieron con gran emoción la llegada del nuevo miembro de la familia. “Los niños también están muy contentos y llenos de ilusión. Están encantados de tener una hermanita”, confesó la madre.
Como es tradición en la Corte sueca, el nombre de la pequeña no fue desvelado de inmediato, sino que pasaron varios días hasta que se anunció su nombre en un acto cargado de protocolo. El anuncio vino con anécdota incluida. El rey Carlos Gustavo se reunió con el Consejo y, posteriormente, informó que la pequeña se iba a llamar Ines Marie Lilian Silvia y que sería conocida con el nombre de pila de Ines, a la vez que se convertía en duquesa de Västerbotten. Aunque está en la línea de sucesión al trono, no es alteza real, al igual que sus hermanos. La anécdota la protagonizó el Rey, quien al pronunciar el hombre de su nieta se equivocó y la nombró como Inse en lugar de Ines. Un fallo que provocó que “el Rey esté muy triste”, según informó la Casa Real en su momento. La jefa de prensa de la Corona, Margareta Thorgren aseguró que la razón del lapsus del Rey fue que “estos nombres se mantienen en secreto hasta poco antes de la reunión del Consejo, entonces es fácil que las cosas salgan mal”. Acto seguido tuvo lugar un Te Deum al que acudieron miembros del Parlamento, del Gobierno, de la vida oficial del país, así como miembros de la Familia Real y de la familia Hellqvist.