La Casa Real noruega acaba de publicar en sus redes sociales su tradicional felicitación navideña, siguiendo la estela de otras familias reales europeas, como la española, británica o monegasca, que ya lo hicieron la semana pasada. Un año más, los protagonistas del posado son los príncipes herederos, Haakon y Mette‑Marit, junto a sus hijos, la princesa Ingrid Alexandra y el príncipe Sverre Magnus, los cuatro de pie, acompañando a los reyes Harald y Sonia de Noruega.
Para ti que te gusta
Lee 5 contenidos gratis al mes con
solo registrarte.
Aprovecha nuestra oferta de Navidad
y navega sin límites durante 1 año
desde 19,50€
Este contenido es solo para
suscriptores.
Aprovecha nuestra oferta de Navidad
y navega sin límites durante 1 año
desde 19,50€
Este contenido es solo para
suscriptores.
Aprovecha nuestra oferta de Navidad
y navega sin límites durante 1 año
desde 19,50€
TIENES ACCESO A 5 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
La felicitación, difundida con un sencillo mensaje "Deseando a todos una feliz Navidad", muestra a la familia reunida en una imagen con cierto toque institucional. En la fotografía, los Reyes de Noruega posan sentados en primer plano, mientras la familia heredera se sitúa detrás, en una puesta en escena muy cuidada.
La gran novedad respecto a la postal del año pasado no es el escenario, ni el árbol de Navidad presente en la fotografía, sino la presencia del príncipe Sverre Magnus, que no aparecía en la última felicitación oficial.
Precisamente ha sido el príncipe quien ha acaparado buena parte de la atención gracias a su simpática corbata, decorada con un pequeño abeto verde, un guiño festivo que aporta cercanía y un toque desenfadado a la imagen. Sin embargo, esta postal navideña llega en un momento especialmente delicado para la familia real, marcado por la preocupación por la salud de Mette‑Marit y por un final de año que ha puesto a prueba a la Corona noruega.
El posible trasplante de la princesa Mette-Marit
La publicación de la felicitación se ha producido apenas un día después de que se hiciera público el delicado estado de salud de la princesa Mette‑Marit. La esposa del príncipe Haakon podría necesitar un trasplante de pulmón debido a la evolución de la enfermedad pulmonar crónica que padece desde 2018. Las últimas pruebas realizadas en el Rikshospitalet de Oslo han mostrado un avance significativo de la fibrosis pulmonar, lo que ha llevado a los especialistas a preparar el terreno para una posible intervención.
"Nos acercamos al momento de realizar un trasplante de pulmón y estamos realizando los preparativos necesarios para que sea posible cuando llegue ese momento. Aún no se ha decidido cuándo la princesa heredera entrará en lista de espera", explicó el doctor Are Martin Holm, jefe de departamento y profesor de Neumología del centro, en declaraciones recogidas por ¡HOLA! La noticia ha generado una enorme preocupación en el país, donde Mette‑Marit es una figura muy querida y admirada por su discreción y su compromiso institucional.
Los reyes Harald y Sonia no tardaron en pronunciarse públicamente sobre la situación de la princesa, convirtiéndose en las primeras voces de la Casa Real en abordar este asunto tan sensible. En el programa Un año con la Familia Real, emitido por NRK, la reina Sonia habló con una sinceridad poco habitual en este tipo de contextos: “Es triste verla enferma, eso está claro. Esta enfermedad tampoco se nota mucho por fuera, así que creo que es muy difícil para ella, porque quiere hacer un buen trabajo, pero no tiene fuerzas. Esto es algo que preocupa a toda la familia”. Sus palabras, recogidas por la televisión pública noruega, han tenido un fuerte impacto en la opinión pública, que percibe la gravedad del momento y la unidad del núcleo familiar.
Un año difícil para la familia real
La preocupación por Mette‑Marit se suma a un año especialmente complicado para la monarquía noruega. A escasos días de terminar 2025, la institución encara lo que muchos en el país ya califican como su annus horribilis. A principios de año comenzará el juicio contra Marius Borg, el hijo mayor de la princesa, acusado de más de una treintena de delitos en el Tribunal del Distrito de Oslo, entre ellos varias violaciones, según han informado medios noruegos. El proceso arrancará el próximo 3 de febrero y se prolongaría hasta el 13 de marzo de 2026 y promete convertirse en uno de los más mediáticos que se recuerdan, colocando en el punto de mira a la familia real noruega.
El escándalo que ha salpicado a la Corona comenzó en agosto de 2024, cuando Marius fue detenido por primera vez tras un episodio de violencia con su entonces pareja, un arresto que abrió una investigación que no ha dejado de crecer desde entonces. Todo el proceso mantiene en vilo al país y el próximo año será decisivo para su resolución, añadiendo aún más presión a la familia real, que atraviesa uno de los momentos más difíciles de su historia reciente. Y, como no podía ser de otra manera, ha supuesto una enorme carga emocional para la princesa Mette-Marit, que ha tenido que afrontar esta situación mientras lidiaba con el deterioro de su salud.
Ingrid Alexandra, en casa por Navidad
En medio de este contexto, la felicitación navideña confirma también el regreso de la princesa Ingrid Alexandra, que ha vuelto a casa por Navidad. La heredera reside desde el verano en Sídney, donde cursa Ciencias Sociales con especialización en relaciones internacionales y economía política, estudios que la mantendrán en Australia hasta 2026. Su vuelta a Oslo es breve, lo que duran las vacaciones escolares, pero intensa: nada más aterrizar, retomó su agenda institucional y acompañó a su padre, el príncipe Haakon, en un viaje de carácter científico por el fiordo de Oslo, vinculado a los proyectos medioambientales que ambos han apoyado en los últimos años.
Pocos días después protagonizó uno de los hitos más destacados de su trayectoria pública: su debut en la ceremonia del Premio Nobel de la Paz, celebrada en el Ayuntamiento de Oslo, donde acaparó buena parte de la atención mediática. La joven princesa se mostró segura, cercana y perfectamente integrada en el protocolo de la jornada, consolidando su presencia en la vida institucional en un momento especialmente sensible para su familia.
Sin duda, la imagen de unidad que transmite esta felicitación navideña adquiere este año un significado especial, a la luz de los desafíos personales e institucionales que la familia real ha afrontado en 2025 y que, previsiblemente, seguirán marcando el inicio de 2026
