Noruega se encuentra en plena cuenta atrás para el juicio del siglo. La cobertura mediática, la gravedad de los cargos y, sobre todo, el componente real, hacen el caso contra Marius Borg Høiby, que comenzará el próximo 3 de febrero en el Tribunal de Distrito de Oslo, genere tanta expectación como indignación. Si ayer la noticia del día era que ni la Casa Real de Noruega ni los príncipes herederos tendrán obligación alguna de pagar las posibles indemnizaciones que pudieran derivarse del proceso legal, hoy la noticia gira en torno a las búsquedas que el hijo de la princesa Mette-Marit de Noruega hizo en Google: Marius buscó la diferencia entre "agresión", "abuso" y "violación".
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Ha sido el medio noruego Aftenposten, el periódico más grande del país por circulación y diario de referencia, el que ha conseguido el historial de navegación de Marius, una información que según el rotativo será uno de los puntos clave del juicio. De acuerdo con los investigadores, Marius intentaba averiguar las consecuencias legales de una agresión y buscó, desde el teléfono móvil confiscado por la policía, la diferencia entre términos como "agresión", "abuso" y "violación".
Los datos, al parecer, se basan en un informe del Servicio Nacional de Investigación Criminal y, según la fiscalía, son altamente reveladores. Especialmente llamativo es que esta búsqueda la hizo tras su detención en agosto de 2024, es decir, cuando su caso todavía parecía (al menos a ojos del público) un caso puntual y aislado de violencia en el entorno cercano, ya que su primera detención fue a raíz de la pelea que tuvo lugar en la casa de la que entonces era su pareja.
Su abogada, sin embargo, ha evitado pronunciarse sobre el asunto y declaró al periódico Nettavisen: "No haremos comentarios sobre asuntos que se tratarán en el próximo juicio principal. Eso equivaldría a una audiencia preliminar".
Hijo de la futura reina, hijastro del futuro rey y hermano mayor de la princesa heredera, Marius Borg Høiby, llegó a la realeza noruega con cuatro años, nunca tuvo un papel oficial ni recibió un título de príncipe, pero, como parte de la familia del rey, sí vivió como si lo fuera y contó con los privilegios que conlleva. A los 28 años se enfrenta a 32 cargos, entre ellos violación y otros delitos sexuales graves, algo que, según la prensa noruega, puede alcanzar los diez años de prisión.