Con Estefanía de Mónaco se podía esperar lo inesperado: exprimió los años ochenta, se volcó en su maternidad en los años noventa y se metió en el circo a comienzo de los dos mil. La hija pequeña de los príncipes Raniero y Grace, testigo de la primera tragedia familiar que asoló a los Grimaldi, ya que viajaba en el mismo coche en el que su madre perdió la vida, ha vivido a su manera y eso le costó durante años el apodo de la "princesa rebelde", algo de lo que ella misma ha renegado. Ahora, tres meses después de cumplir los 60 años, la edad oficial de jubilación en Mónaco, y con tres hijos que tienen un papel activo dentro del Principado, la princesa anuncia un giro en su vida: “De ahora en adelante, aspiro a algo más. Es hora de jubilarme. Me lo merezco, ¿verdad?”.
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 8 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
'Ya no le veo sentido a hablar de mí. Además, nunca ha sido lo mío'
Fue durante uno de los últimos actos de la asociación que creó en el año 2004 para la lucha contra el Sida (Fight Aids Monaco) que la princesa Estefanía hizo algo poco habitual, hablar de ella misma. "Ya no le veo sentido a hablar de mí. Además, nunca ha sido lo mío. Tengo 60 años, siento que he dado suficiente y, sobre todo, he dicho todo lo que tenía que decir", afirmó ante el medio francés Point de Vue.
La princesa monegasca, que lleva una década siendo una presencia institucional constante y serena, siempre dispuesta a ocupar el lugar que dinásticamente le pertenece y a prestar apoyo a su hermano, como jefe del Estado, se siente ahora en una etapa distinta de su vida, en la que aspira a hacer otras cosas y poner todos sus esfuerzos en su labor filantrópica. “Para hablar de la lucha contra el sida en Mónaco y de las batallas que libramos, siempre estaré presente”, explica la princesa en un artículo que va en portada, muestra del interés que sigue despertando, en parte producto de la fascinación que generó una princesa que se atrevió a hacer otra cosa. Ella era la princesa que cantaba y triunfaba, no hay que olvidar que su canción, Ouragan, arrasó en Europa; también la que posaba en traje de baño, se subía a un trapecio y defendía causas sociales que no eran tendencia.
Estefanía de Mónaco, igual que la princesa Carolina, han sido un gran apoyo para Alberto II y han ocupado el papel de primera dama siempre que ha sido necesario
Lo que implica esta retirada, habrá que irlo descubriendo, ya que la realidad es que como princesa una nunca se jubila. Tanto la princesa Estefanía como su hermana mayor, la princesa Carolina, siempre han sido un gran apoyo para el príncipe Alberto. Ellas ya estuvieron disponibles para sostener el final del reinado de su padre, el príncipe Raniero, y continuaron prestando ese servicio a su hermano hasta que se casó con la princesa Charlene y el Principado tuvo una nueva primera dama. Sin embargo, cuando la princesa Charlene ha disminuido su agenda o directamente se ha retirado, como ocurrió en el año 2021 por motivos de salud, Carolina y Estefanía regresan a escena, como valores seguros, como Grimaldis de cuna, siempre dispuestas a bailar con su hermano hasta que la música se acabe.
Así que es posible que esta idea encierre un deseo más que una realidad, ya que todo apunta a que Estefanía de Mónaco seguirá ocupando un papel institucional si su hermano lo necesita y desde luego no va a negar su presencia a las causas a las que ha dedicado su vida: la lucha contra el Sida y el circo de Montecarlo. Hay que recordar que durante las muchas vidas de la princesa, llegó a vivir con el circo Knie. Lo que sí es presumible, es que la princesa habla con la tranquilidad de quien tiene una nueva generación al frente que ya es una activo para el Principado.
Sus tres hijos, Louis, Pauline y Camille, han ido adoptando distintos roles y asumiendo funciones, sobre todo Louis Ducruet, en quien en su tío ha confiado para distintos puestos de índole de gestión deportiva (que fue la especialidad universitaria que cursó el hijo de Estefanía). Estas responsabilidades han ido creciendo en los últimos años, de hecho Louis y su mujer, Marie, han sido los que han viajado con un rol diplomático la exposición universal de Osaka, Japón, una función que, por ejemplo, en la Casa Real de Jordania, quedó en manos del mismo príncipe heredero, Hussein.