Cuando se cumplen 25 años, se repite esta foto y arranca un nuevo reinado en Luxemburgo. El Gran Duque Enrique, de 70 años, firma su abdicación este viernes 3 de octubre y cede sus funciones -la jefatura del Estado y la corona- a su hijo mayor, el príncipe Guillermo, de 43 años, el último Gran Duque de la familia Nassau. La familia ducal ha querido hacer este traspaso de poderes justo cuando se cumple un cuarto de siglo del reinado de Enrique y María Teresa, abriendo así un nuevo ciclo en un país con una monarquía constitucional. De nuevo y por tercera vez consecutiva, es un hombre el que ocupa un trono que sí está disponible para mujeres y que en el pasado ocuparon Grandes Duquesas por derecho propio. Ahora es el turno de otra "consorte", Stéphanie de Lannoy, una condesa belga con un perfil totalmente distinto a su predecesora, una politóloga nacida en Cuba, pero que sí recuerda a la anterior, la gran duquesa Josefina Carlota, una princesa belga.
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La condesa belga Stéphanie de Lannoy, ahora Gran Duquesa Stéphanie de Luxemburgo
Nacida en Flandes y perteneciente a una de las familias aristocráticas más antiguas de Bélgica y con múltiples conexiones o parentescos lejanos con la familia ducal, así como con otras familias reales de Europa, Stéphanie de Luxemburgo, es la menor de los ocho hijos que tuvo del conde Philippe de Lannoy y de Alix della Faille de Leverghem. Estudió entre Bélgica y Francia y finalmente se graduó en el Instituto de la Virgen de Bruselas. Con 18 años se fue a vivir a Moscú, donde estudió ruso y la literatura del país. Está licenciada en filología germánica por la Universidad Católica de Lovaina, tiene un máster en la Universidad de Humboldt de Berlín, en el que se especializó en la influencia del romanticismo alemán en el ruso. Antes de casarse con el heredero luxemburgués, trabajó en una empresa de inversiones. Habla con fluidez francés, inglés, alemán, ruso y luxemburgués, que lo comenzó a estudiar durante su noviazgo con el príncipe heredero.
Conoció al príncipe Guillermo de Luxemburgo en una fiesta con amigos comunes en el año 2004, pero no fue hasta el año 2009 (cuando él se graduó con honores en la Universidad de Angers) cuando empezaron un noviazgo, que confirmó el mismo a la prensa en el año 2011. La gran boda real -una de las más espléndidas de la década y a la que acudió toda la realeza europea, incluidos los reyes Felipe y Letizia- se celebró el 20 de octubre de 2012 y entonces ella se convirtió en la única heredera consorte europea con título nobiliario de nacimiento, algo inédito en los matrimonios reales de su generación.
Al provenir de una familia muy numerosa, siempre tuvo claro que quería tener niños. Charles, el mayor y el nuevo príncipe heredero, nació en el 2020, cuando llevaba siete años casada con el príncipe Guillermo, y el pequeño François nació en el 2020.
María Teresa Mestre Batista, Gran Duquesa de Luxemburgo desde el año 2000
Es imposible imaginar una mejor compañera de vida para el Gran Duque Enrique y una mejor embajadora de Luxemburgo que la Gran Duquesa María Teresa, pero a finales de los años setenta, cuando comenzó su noviazgo, con el entonces príncipe heredero de la gran casa ducal, no se lo pusieron nada fácil. María Teresa había nacido en uno de los municipios de La Habana en 1956 en una de las familias más prominentes y acaudalas de Cuba, descendiente de los españoles que se hicieron de oro con el azúcar, montaron los primeros bancos y lo perdieron todo (al menos dentro de la isla) con la Revolución de 1959.
Fue entonces cuando la familia de María Teresa salió de la isla, primero a Nueva York, donde fue inscrita en los mejores colegios; después temporalmente a Cantabria, donde la familia tenía propiedades, y finalmente se asentaron de forma definitiva en Suiza, donde su padre encontró empleo en el sector financiero. Una vez en Ginebra, María Teresa continuó sus estudios, perfeccionó el francés y estudió en el Instituto Universitario de Estudios Internacionales (HEI) de Ginebra (Suiza) y obtuvo una licenciatura en Ciencias Políticas en 1980. Fue allí donde conoció al heredero de Luxemburgo, hijo de los Grandes Duques Juan y Josefina Carlota. Aunque María Teresa provenía de una familia acomodada y había recibido los mismos estudios que el príncipe, su falta de linaje aristocrático fue mal vista en determinados sectores y, principalmente, por parte de la Gran Duquesa Josefina Carlota, que era princesa de cuna, hija del rey Leopoldo III de Bélgica y estaba acostumbrada a los estándares tradicionales de la realeza europea.
A pesar de esto, la pareja consiguió casarse en 1981 y quisieron hacerlo el 14 de febrero, Día de los Enamorados, como símbolo de su unión. María Teresa pronto se incorporó a las labores sociales y asumió responsabilidades institucionales como heredera hasta el año 2000, cuando su suegro, el Gran Duque Juan, dejo paso a su hijo. Tuvieron que pasar muchos años y llevar su suegra fallecida casi dos décadas, para que María Teresa confesara en una entrevista que la relación entre ellas siempre fue complicada. María Teresa de Luxemburgo no entró en detalles, pero de algún modo se confirmaron esos rumores que apuntaban a que la Gran Duquesa Josefina Carlota nunca aceptó que fuera cubana y plebeya. Por otro lado, María Teresa, con su carácter latino y espontáneo, generó su propia revolución, despertando en la gente un cariño que pudo llegar a generar celos en una mujer que pertenecía a la realeza de antes, de formas más estrictas, distantes y frías.
Hay que recordar que los Grandes Duques, Enrique y María Teresa, tuvieron cuatro hijos y una hija: el príncipe Guillermo (1981), nuevo Gran Duque de Luxemburgo; el príncipe Félix (1984), el príncipe Luis (1986), la princesa Alexandra (1991) y el príncipe Sebastian.
Josefina Carlota de Bélgica, hija de reyes y una princesa como las de antes
Nacida el 11 de octubre de 1927 en Bruselas, era hija del rey Leopoldo III de Bélgica y la reina Astrid de Suecia, así que era una princesa como las de antes, miembro de dos casas reales europeas por nacimiento y que entro en la monarquía luxemburguesa por matrimonio cuando en 1953 se casó con el Gran Duque Juan de Luxemburgo, con el que también tuvo cinco hijos.
La princesa comenzó sus estudios en el Palacio Real de Bruselas, donde se organizó una pequeña clase privada solo para ella. Sin embargo, la Segunda Guerra Mundial alteró su mundo y a finales de 1940 fue enviada a un internado, y más tarde continuó su formación con profesores particulares. El 7 de junio de 1944, justo un día después del desembarco aliado en Normandía, Josefina Carlota y su padre, el rey Leopoldo III, fueron trasladados por los nazis a Alemania, donde quedaron bajo arresto domiciliario. La familia real, que incluía a sus hermanos Balduino (que sería el quinto rey de los belgas) y Alberto, y a su madrastra Lilian Baels, princesa de Réthy, permaneció retenida hasta su liberación el 7 de mayo de 1945. Tras su liberación, se instalaron en Prégny, Suiza, donde retomaron una vida más estable.
Como Gran Duquesa consorte, participó en actos oficiales y representaciones diplomáticas, aunque mantuvo un perfil discreto en la vida institucional conservó y cuidó todas las relaciones con la realeza europea con la que estaba emparentada, estando presente en las grandes citas de la realeza del siglo pasado. Era conocida por tener un carácter fuete y mucho apego a la tradición monárquica, tanto es así que, tras la abdicación de su esposo, en el año 2000, ocupó un perfil discreto que no generara ningún tipo de interferencia con el nuevo reinado y vivió retirada hasta su fallecimiento el 15 de enero de 2005 en Fischbach, Luxemburgo.