En las últimas apariciones públicas de la realeza británica, desde el príncipe Guillermo en Brasil hasta la reina Camilla en Londres, ya dejan ver en sus solapas la simbólica y llamativa amapola roja que advierte que se acerca el Poppy Day, conocido oficialmente como el Día del Recuerdo, una de las conmemoraciones más solemnes del año. Tanto los miembros de la Casa Windsor como los propios ciudadanos honran con este gesto a los soldados caídos en los conflictos armados, especialmente en las dos guerras mundiales. Te contamos cómo comenzó este símbolo de respeto y memoria, cuyo uso se ha extendido a muchos países de la Commonwealth y prácticamente a todo el mes de noviembre.
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El Día del Recuerdo, conocido en inglés como Remembrance Day, es un homenaje a los sacrificios de los soldados y civiles en tiempos de guerra, especialmente desde la Primera Guerra Mundial y se fijó el 11 de noviembre al finalizar ese día los enfrentamientos de la Primera Guerra Mundial, de acuerdo con la firma del armisticio Alemán. La tradición, instaurada por el rey Jorge V (bisabuelo del rey Carlos III) en 1919, ha logrado calar de forma muy profunda en el sentimiento nacional y con ello mantener viva la memoria de los caídos.
Esta tradición, la de las amapolas y que se ha hecho conocida en todo el mundo en parte por la realeza británica, que suelen tener actos relacionados con el tema durante todo el mes de noviembre y un gran concierto homenaje en el Royal Albert Hall, nació del poema In Flanders Fields, escrito en 1915 por el teniente coronel médico John McCrae, perteneciente al Cuerpo Expedicionario Canadiense desplegado en Flandes, muy afectado tras la muerte de un amigo, compañero y antiguo alumno.
En los campos de Flandes soplan las amapolas
entre las cruces, fila tras fila,
que marcan nuestro lugar; y en el cielo
las alondras, aun cantando, vuelan
sin ser oídas entre el estruendo de los cañones.
Somos los muertos. Hace pocos días
vivimos, sentimos el amanecer,
vimos el resplandor del atardecer,
amamos y fuimos amados, y ahora yacemos
en los campos de Flandes.
Tomad nuestra lucha con el enemigo:
a vosotros lanzamos la antorcha;
sed dignos de llevarla en alto.
Si falláis en mantener la fe con nosotros que morimos,
no dormiremos, aunque las amapolas crezcan
en los campos de Flandes.
John McCrae describió cómo, tras una sangrienta batalla en los campos de batalla de Flandes, allí crecían las amapolas. La imagen de la flor se convirtió en un emblema de sacrificio y esperanza y la imagen de “la antorcha que se pasa” representa el deber de las nuevas generaciones de mantener viva la memoria y continuar la lucha por la paz. El poema se publicó por primera vez en 1915 y se volvió icónico. En 1921, la Royal British Legion adoptó la amapola como símbolo oficial del Remembrance Day.
La familia real británica participa muy activamente en los actos del Poppy Day, luciendo amapolas durante ceremonias solemnes y desfiles militares, siendo el más destacado el que tiene lugar en el Cenotafio de Londres. El gesto, sencillo, pero cargado de significado, une a los británicos en un momento de reflexión nacional. Más allá del protocolo, es una muestra de respeto hacia quienes dieron su vida por su país. La amapola roja, además, se vende para recaudar fondos destinados a veteranos y sus familias, convirtiéndose en un símbolo vivo de solidaridad y memoria colectiva.
