Sin Kate Middleton, sin jet lag, sin los estragos del calor húmedo, sin zapatos y sin miedo. El príncipe Guillermo ha aterrizado en Río de Janeiro dispuesto a conseguir la máxima visibilidad para promover su iniciativa ambiental, la quinta edición de los Earthshot Prize que por primera vez se celebran en un país de Sudamérica, y para pronunciar un discurso de apertura en la Cumbre COP30, donde representa al rey Carlos III y al Gobierno del Reino Unido. Así que el futuro rey británico lo ha dado todo: ha ejercido de vigilante en la playa de Copacabana, se ha atrevido con partido de voleibol con una jugadora olímpica y no ha dudado en demostrar sus dotes de futbolista ante un futbolista legendario en el estadio de Maracaná.
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El viaje de tres días a Brasil, sin Kate Middleton y mientras en Windsor se suceden las mudanzas, la de su propia familia al Forest Lodge y la que terminará con los privilegios inmobiliarios del príncipe Andrés, para el príncipe Guillermo comenzó en Río de Janeiro en un lugar emblemático de la ciudad, Cristo Redentor y Pan de Azúcar, donde el alcalde la ciudad, Eduardo Paes, le entregó las llaves de la ciudad con la espectacular metrópolis al fondo y la famosa estatua de Jesús de Nazaret ubicada en la cima del cerro Corcovado.
El día ya se perfilaba como ajetreado, pero Guillermo se detuvo, se hizo selfis, estrechó manos y se detuvo con la gente que había subido hasta allí para esperar la llegada del nieto de Isabel II. Hay que recordar que desde el 2014, que fue el príncipe Harry, Brasil no recibía a un miembro de la Familia Real británica.
Goleador en Maracaná
En un país donde el futbol es religión, la siguiente parada del príncipe Guillermo fue el estadio de Maracaná, donde participó en una tanda de penaltis con niños de las favelas de Río de entre 8 y 12 años. Los pequeños coreaban "¡William! ¡William!" Cuando llegó su turno de patear la pelota y marcó un gol, lo que le valió un abrazo de todo el equipo. Al futuro rey no se le dio mal, así que se atrevió a desafiar al mítico Cafú, capitán de la selección brasileña campeona del mundo en 2002. Hay que recordar que tanto Guillermo como Harry son la primera generación de Windsor aficionados al fútbol, algo que fue una idea de Diana de Gales y que tenía la finalidad de acercarlos a los ciudadanos, ya que ella veía tanto el polo como las carreras de caballos, algo reservado para las élites.
La agenda del príncipe Guillermo continúo en la cumbre Unidos por la Vida Salvaje y fue allí donde anunció una nueva alianza para la protección de la naturaleza, una iniciativa para los pueblos indígenas y los defensores ambientales de Brasil basada en programa de guardaparques anunciado en Sudáfrica el año pasado, reforzando así el compromiso del príncipe con quienes arriesgan sus vidas para proteger la naturaleza. En tan solo un año, este programa financiero quinquenal ha alcanzado más de la mitad de su objetivo, asegurando a más de 6.000 guardaparques en toda África.
"Los pueblos indígenas y las comunidades locales han sido durante mucho tiempo protectores de los ecosistemas más importantes del mundo. Pero hoy, sus vidas corren cada vez más peligro y sus tierras se ven amenazadas de forma creciente. Si de verdad queremos afrontar la crisis climática y restaurar la naturaleza, debemos apoyar a quienes la defienden. Partiendo del éxito de nuestro programa de apoyo a los guardaparques, lo ampliamos con una nueva alianza para proteger y ayudar a los defensores de primera línea de Brasil".
Una tarde en Copacabana
El príncipe Guillermo culminó el primer día de su visita a Brasil en la mundialmente famosa playa de Copacabana de Río de Janeiro. Allí estuvo charlando con los vigilantes de la playa, presenció algunas maniobras de salvamento marítimo y luego volvió al juego. El príncipe de Gales demostró buenas habilidades para el voleibol, jugando un partido junto a la jugadora olímpica de voleibol playa Carolina Solberg. El príncipe se quitó las zapatillas y los calcetines y aprovechó su altura de 1,90 m y su experiencia con el waterpolo, llegó a ser el capitán del equipo de la universidad de St. Andrew, para marcar varios goles. Muestra de que se lo estaba pasando bien es que cuando sus ayudantes le dijeron que era el momento de marcharse, el príncipe les dijo: "Hablen entre ustedes".
El 5 de noviembre, el príncipe Guillermo presidirá la ceremonia de entrega del Earthshot Prize en el Museu do Amanhã de Río de Janeiro, un evento que celebra soluciones innovadoras para restaurar el planeta antes de 2030; al día siguiente, viajará a Belém para participar en la Cumbre de Jefes de Estado de la COP30, donde representará al rey Carlos III y al Gobierno británico en debates sobre cambio climático y biodiversidad, consolidando así su papel como líder global comprometido con causas medioambientales y diplomacia ecológica.
