El rey Carlos III utiliza la finca de Sandringham, en Norfolk, para sus escapadas de fin de semana y, por supuesto, para las legendarias celebraciones navideñas reales. Es un lugar donde se refugia con su esposa, la reina Camilla, lejos del bullicio de Londres, y un vecino cercano del monarca ha revelado cómo es realmente Su Majestad cuando está lejos del foco mediático.
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El vecino cercano al rey Carlos III es David Cholmondeley, séptimo marqués de Cholmondeley. En una entrevista concedida a The Telegraph, Cholmondeley respondió así cuando le preguntaron si tenía amistad con Carlos III al vivir a pocos kilómetros de distancia de él. "Bueno, es un vecino maravilloso y a veces nos vemos. Le encanta Norfolk, pasar tiempo tranquilo aquí y plantar árboles. Parece que nunca para".
Es bien sabido que el monarca tiene una sólida ética de trabajo, e incluso tras su diagnóstico de cáncer, no ha bajado el ritmo. De hecho, la reina Camilla ha comentado que "no bajará el ritmo ni hará lo que le digan", a pesar de que, según se rumorea, ella misma le habría rogado que aliviara su agenda.
Cabe recordar que los vecinos de Highgrove, la casa de campo favorita de Carlos III, se entristecieron profundamente al enterarse de su enfermedad, lo que indica cuánto quieren al soberano en los alrededores de sus distintas residencias.
La nueva casa de Carlos III
A principios de marzo, el rey Carlos III desembolsó más de 3 millones de euros por una propiedad cerca de Lacock, justo al lado de Ray Mill House, la casa que su esposa, la reina Camilla, adquirió en 1994 tras separarse de su primer marido, Andrew Parker Bowles. Se cree que esta compra fue una estrategia y no para vivir allí. El objetivo del monarca parece haber sido evitar que la propiedad cayera en manos de alguien que quisiera alquilarla para fiestas. Ahora, el Rey puede garantizar la privacidad de su mujer y la tranquilidad de toda la zona.
Ray Mill House cuenta con lujosas comodidades, como una piscina al aire libre y establos para los caballos. También dispone de una terraza en la planta superior, con una ubicación ideal para contemplar los magníficos jardines. Tras el fallecimiento de la reina Isabel II, se dice que fue aquí donde Camilla buscó consuelo tras una semana de luto nacional.
La capilla del Rey
Carlos III, por su parte, suele trasladarse a Highgrove cuando necesita recuperar la paz. Según revela Robert Hardman en el libro Charles III, el Rey tiene allí su propia capilla para rezar. Robert escribe: "En las buenas y en las malas, tanto como Príncipe de Gales como ahora como Rey, le gusta retirarse a su 'santuario', su pequeña capilla en los terrenos de Highgrove, para ordenar sus pensamientos", escribe Hardman. En 2008, el entonces Príncipe de Gales respondió así cuando Hardman le preguntó por el inmenso jardín de Highgrove. "Lo mejor es que es un lugar donde nadie puede atraparme. En cualquier lugar de la casa, siempre hay un teléfono, o alguien siempre puede venir. Es muy importante tener un lugar donde simplemente disfrutar de un momento".