Leonor, además de ostentar el título de Princesa de Asturias, suma desde 2014 otros títulos históricos que simbolizan la unidad de España. Sin embargo, nunca habían tenido tanta relevancia institucional como en este 2025. De Girona a Viana y de Oviedo a Valdesoto, este ha sido el año en que los títulos de la heredera y los premios que preside han alcanzado una nueva dimensión. El traslado de los Premios Princesa de Girona a la capital catalana y el primer viaje oficial de Leonor a Navarra son ejemplos claros de la rapidez con la que la heredera asume nuevas funciones, las hace suyas y se prepara para las siguientes. Todo apunta a un calendario en expansión, en el que cada acto refuerza su papel y proyecta su figura hacia el futuro. Repasamos las claves de este giro y analizamos cómo se perfila el próximo año, en un contexto en el que Felipe VI ya ha advertido que habrá cambios.
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Girona, un salto cualitativo
Los Premios Princesa Girona 2025 no fueron solo una gala: fueron un acto político y simbólico de primer orden, que consolidó a Leonor como heredera activa y reforzó la estrategia de la Casa Real de proyectar unidad y cercanía. Por primera vez estos galardones se celebraron en la capital catalana y en un lugar emblemático, Gran Teatre del Liceu de Barcelona, un gesto simbólico que reforzó la presencia institucional de la princesa y sobresalió al ser la gala más grande en la historia de los premios, con más de 2.000 asistentes y un despliegue mediático sin precedentes.
En esta ocasión, los premios, que se crearon en el 2010 y se entregaron en el 2011 por primera vez, presentaron un formato más atractivo, dinámico, que incluyó actuaciones musicales e intervenciones destacadas como la de Andrés Iniesta. Por otro lado, la elección de dos periodistas -mujeres, catalanas, con distintos perfiles y respetadas en el ámbito de la comunicación- no fue un detalle menor: ya que añadió proximidad a una gala en la que Felipe VI introdujo en su discurso la ya icónica expresión "Iniesta de mi vida".
El resultado fue un salto cualitativo evidente, algo sumado a una estrategia en la que fueron ganando visibilidad al irse anunciando a lo largo del año en distintas ciudades españolas dentro del Tour del Talento, subrayando así el papel de la heredera como figura central en la promoción del talento joven.
Viana, una primera vez
Dos meses después de su paso por Girona, la princesa Leonor debutó oficialmente como princesa de Viana, título vinculado al antiguo Reino de Navarra y que fue creado en 1423. Durante dos días, Leonor protagonizó siete actos institucionales en un recorrido entre Pamplona, Viana, Yesa, Olite y Tudela, en compañía de sus padres, los reyes Felipe y Letizia.
Este título, que se remonta a la Baja Edad Media, cuando se popularizó entre las monarquías europeas la costumbre de dotar de una dignidad especial al heredero de la corona, vinculándole con alguna parte concreta del territorio del reino, vivió entonces una actualización sin precedentes, ya que Viana no recibía a una princesa por derecho propio desde hacía seis siglos.
A pesar de las dudas que había sobre la mesa sobre cuál sería la respuesta ciudadana ante una visita que el Gobierno de Navarra esperaba desde hacía dos años, el viaje fue un éxito. Hubo recibimiento oficial y reconocimiento, vinculó su figura con la historia de Navarra y expresó su compromiso con la Comunidad Foral; conectó con la identidad navarra, su impresionante patrimonio, su cultura y su singularidad; y, quizá lo más importante, estrechó lazos con los navarros y se dejó conocer más, demostrando preparación, responsabilidad y cercanía.
Asturias, el anuncio de que algo va a cambiar
Si en Girona elevó el nivel y en Viana debutó, a Oviedo regresó con la ilusión del que vuelve a casa y un escenario que le ha visto crecer como persona y formarse como princesa. Los Premios Princesa de Asturias, que se crearon en los ochenta por un grupo de intelectuales y empresarios asturianos que soñaban con un reconocimiento internacional que llevara el nombre del heredero de la Corona, desde hace décadas tienen un alcance global y una vocación universal destacada.
En esta edición, en la que la princesa Leonor hizo en su discurso una emotiva referencia a la infanta Sofía -"Las hermanas cómplices son nuestras grandes compañeras de viaje"-, fue Felipe VI el que introdujo un mensaje muy significativo y que puede ser la clave de lo que suceda en el futuro: "Hablar desde esta tribuna es, además de un honor, un enorme privilegio. Créanme: lo llevo haciendo desde hace 44 años, los últimos 7 junto a mi hija, la Princesa Leonor, que ha ido asumiendo gradualmente esta tarea, dando a cada paso nuevas pruebas de madurez y sensibilidad. En consecuencia, me corresponde, creo yo, ir cediéndole ya este espacio, como Heredera de la Corona y como Presidenta de honor de la Fundación desde hace 11 años. Naturalmente, esto lo digo con emoción, de padre y de Rey".
Ese discurso tuvo un aire de despedida o al menos, una pista de que él seguirá estando, pero quizá de otra manera. La prueba de que confía plenamente en la princesa Leonor para asumir esta responsabilidad llegó al día siguiente, cuando la Familia Real se desplazó a Valdesoto para la entrega del galardón al Pueblo Ejemplar, otra distinción que no ha parado de crecer en los últimos años y que es muy apreciada entre los asturianos.
Entonces, de una manera prácticamente orgánica, la princesa Leonor fue cumpliendo con la indicación que le había dado su padre la noche anterior y fue tomando las riendas de una jornada larga e intensa, que culminó con un detalle muy revelador, solo ella brindó un discurso oficial a diferencia de lo que había ocurrido en años anteriores donde Felipe VI se sumaba con unas palabras con las que solía elogiar el esfuerzo comunitario.
El 2025 ha marcado un antes y un después en la trayectoria de la princesa Leonor, a la vez que ha cumplido con su tercer año de formación militar en la Academia General del Aire y el Espacio, con cada acto ha reforzado su papel como heredera y ha mostrado su capacidad para asumir responsabilidades con naturalidad y firmeza. La combinación de tradición y renovación que encarna, junto al respaldo explícito de Felipe VI, dibuja un horizonte en el que la princesa construye su futuro. Todo indica que el próximo año será aún más decisivo, con un calendario en expansión y un protagonismo creciente en una figura cada vez más consolidada.
