Los últimos años del rey Juan Carlos, que este fin de semana ha estado en las regatas de Sanxenxo, han transcurrido en los Emiratos Árabes, donde el tiempo ha pasado de un modo distinto a los cuarenta años anteriores en los que ocupó la jefatura del Estado. En esta etapa, el rey Juan Carlos ha podido disfrutar de la compañía de su nieto mayor, Felipe de Marichalar, que decidió seguir los pasos de su abuelo y mudarse a Abu Dabi, una ciudad que le brindó un cambio considerable de vida y en la que actualmente trabaja. Muestra de la estrecha relación que tiene el hijo de la infanta Elena con su abuelo es la fugaz escapada que ha hecho a España con el fin de apoyar a su abuelo, en la competición deportiva y también tras la publicación de sus memorias.
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En un principio la visita de Felipe de Marichalar a España era secreta, ya que tenía la voluntad de hacer un viaje discreto, alejado de las cámaras y para apoyar a su abuelo en aquellos escenarios familiares, como es la casa de Pedro Campos, donde pudieron estar juntos y lugar en el que se queda el rey Juan Carlos siempre que está en Galicia. Sin embargo, el hijo de la infanta Elena fue captado por las cámaras de El tiempo justo mientras esperaba el vuelo de regreso a Madrid. Correcto y escueto, Felipe de Marichalar confirmó lo que ya se sabía, que apoya a su abuelo en todos los aspectos.
En sus memorias, Reconciliación, que se podrán leer en España antes de que acabe el año, pero ya han llegado a las librerías de Francia el rey Juan Carlos habla de la relación que tiene con su nieto. "Le ofrecía un nuevo comienzo, lejos de los paparazzi y las discotecas, pero era una apuesta arriesgada. Un cambio radical de 180 grados. Algo que podría desestabilizar a un adolescente un poco perdido. Felipe, a quien no le gusta que le llamen Froilán, aceptó el reto. Creo que en ese momento necesitaba encontrar un propósito y una disciplina", contó Laurence Debray, la historiadora y escritora en exclusiva a esta revista con motivo de su cumpleaños, celebrado el pasado mes de julio.
Debray ha admitido que, al final, Felipe "se ha ocupado mucho de él y él se lo ha devuelto", pues es el único de la familia que vive con Juan Carlos, le acompaña y está ahí para cuando lo necesite. Además, en el libro han quedado plasmados algunos de los consejos que le dedica a su nieto, entre ellos, algún que otro consejo de cocina que, sin duda, sacará alguna carcajada entre los lectores de sus memorias.
En un capítulo de Reconciliación, el rey Juan Carlos habla de aquella vez en la que enseñó a su nieto a hacer huevos fritos, un plato que no puede faltar en cualquier mesa. "Viene a visitarme muy a menudo. Compartimos una buena comida, vemos partidos en la televisión, charlamos. Pequeñas alegrías", relata. "Bromeamos mucho, el humor sigue siendo el mejor remedio para los tormentos de la vida (...)", expresa. "Intento darle consejos sobre cómo vestirse —¡en vano!— y consejos prácticos. No sabe cocinar. Le explico: 'Hazte unos huevos fritos, son ricos y fáciles de hacer. No te olvides de echar un chorrito de aceite de oliva cuando calientes la sartén'", cuenta el monarca.
