Hisahito de Japón ha culminado este martes las celebraciones por su mayoría de edad y lo ha hecho honrando al último emperador fallecido, Hirohito, abuelo del actual soberano, Naruhito. Ha visitado su tumba en la ciudad de Hachioji como dicta la tradición, pero además, ha ampliado la visita por petición personal.
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Hirohito fue el último emperador divino de Japón. Con un cuestionado papel durante la Segunda Guerra Mundial, tras la rendición nipona, tuvo que firmar la Constitución de 1947 en la que el general estadounidense McArthur exigió que se eliminara la divinidad del jefe del Estado. Con sus luces y sus sombras, supo adaptarse a los tiempos y allanó el camino hacia una cierta modernización por el que luego transitó su hijo Akihito.
Vestido con chaqué y sobrero y guantes en la mano, Hisahito presentó sus respetos ante la tumba de su antepasado y también ante la de su esposa, la emperatriz Nagako, la más longeva de la historia de Japón. El hijo del príncipe Akishino quiso aprovechar su visita a Hachioji para hacer extensivo su homenaje también al emperador Yoshihito y a la emperatriz Sadako, padres de Hirohito.
Este homenaje llega después del que hizo el lunes en Nara, en el Gran Santuario de Ise, ante el mausoleo del legendario emperador Jinmu, el fundador de Japón. Previamente, durante el fin de semana tuvo lugar la ceremonia de Kakan no Gi, en la que, en presencia de la familia imperial, recibió el tocado, una corona de seda negra y laca, que marca su entrada oficial en la vida adulta. La ceremonia se desarrolló en absoluto silencio que solo se rompió con las palabras que Hisahito dirigió a sus padres y al emperador, expresando su gratitud y compromiso con sus nuevas responsabilidades. Más tarde, recibió el Gran Cordón de la Orden Suprema del Crisantemo, la máxima distinción honorífica del país, y se reunió con sus abuelos, los emperadores eméritos Akihito y Michiko.
Estas esperadas celebraciones por su mayoría de edad han llegado un año después de haber cumplido los 18, ya que entonces se encontraba en un momento clave de su formación. Pero en la Casa Imperial las tradiciones son sagradas, máxime cuando hace cuatro décadas que un varón no celebra este paso a la vida adulta, una cuestión de Estado para una monarquía en la que impera la ley sálica.
Hisahito es el sobrino del actual emperador, pero ocupa el segundo puesto en la línea sucesoria y está llamado a ocupar el trono del Crisantemo tarde o temprano. De no modificar la norma ancestral que prohíbe a las mujeres ocupar el trono de pleno derecho, podría llegar a ser el último emperador en caso de que tampoco él tenga hijos varones.