Leticia Martín Enjuto, psicóloga: “El hecho de ser hijo único no determina, por sí solo, una autoestima más fuerte o más frágil”


Hablamos con la experta sobre cómo influye crecer sin hermanos en la confianza personal


Leticia Martín Enjuto, psicóloga clínica sanitaria
30 de diciembre de 2025 - 7:02 CET

Los datos de natalidad nos sitúan ante una realidad cada vez más habitual, la de los hijos únicos. Son muchos los niños que no tienen hermanos. Y crecer sin esa figura significa aprender a jugar solo, a inventar compañía en la imaginación y a recibir toda la atención —y, claro está, también todas las expectativas— de los padres. Ser hijo único puede tener algunas consecuencias positivas, como el hecho de dar seguridad, pero también dejar dudas sobre cómo encajar en un mundo lleno de vínculos y comparaciones. Y en este contexto, la confianza y la autoestima se van moldeando en ese espacio íntimo donde la infancia se vive en solitario. 

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¿Es una ventaja contar con todo el foco de los padres o un reto al enfrentarse al mundo sin la experiencia de compartir desde la infancia? Sobre todo ello hemos tenido la ocasión de hablar con la psicóloga sanitaria Leticia Martín Enjuto (@leticiamartin.psicologa), quien nos ayuda a reflexionar sobre cómo influye el hecho de ser hijo único en el desarrollo de esa confianza personal.

Resulta clave que el niño tenga espacios donde pueda compartir, frustrarse y resolver conflictos con otros niños

Leticia Martín Enjuto, psicóloga

¿Existen diferencias significativas en el desarrollo de la autoestima entre hijos únicos y aquellos que crecen con hermanos?

Desde mi experiencia como psicóloga, no observo que el hecho de ser hijo único determine, por sí solo, una autoestima más fuerte o más frágil. En consulta, lo que aparece como verdaderamente decisivo es el tipo de vínculo que el niño establece con sus figuras de referencia: cuánto se siente visto, validado y aceptado más allá de lo que hace o logra.

La diferencia suele estar en cómo se organizan las relaciones. Mientras que crecer con hermanos implica comparación y negociación cotidiana, el hijo único suele recibir una atención más concentrada. Esto puede fortalecer la autoestima cuando va acompañada de límites y fomento de la autonomía, pero también puede generar inseguridad si el reconocimiento está excesivamente ligado a las expectativas adultas.

¿Qué papel juega la ausencia de hermanos en la forma en que un niño aprende a relacionarse y confiar en sí mismo?

No tener hermanos no implica una dificultad relacional en sí misma, sino una forma distinta de vincularse. En terapia, muchos hijos únicos muestran una gran comodidad en el mundo adulto, con buena capacidad de diálogo, reflexión y una autopercepción de competencia temprana. Ahora bien, la confianza personal también se construye en el intercambio entre pares. Por eso resulta clave que el niño tenga espacios donde pueda compartir, frustrarse y resolver conflictos con otros niños. Cuando estas experiencias están presentes, la ausencia de hermanos no limita el desarrollo de la seguridad en uno mismo.

La atención exclusiva, aunque nazca del cuidado, puede transformarse en un exceso de control que transmite al niño la idea de que necesita ser constantemente asistido para estar a salvo

Leticia Martín Enjuto, psicóloga

¿Puede la sobreprotección de los padres influir en la seguridad personal de un hijo único?

La sobreprotección es un tema que aparece con frecuencia en consulta cuando hablamos de hijos únicos. La atención exclusiva, aunque nazca del cuidado, puede transformarse en un exceso de control que transmite al niño la idea de que necesita ser constantemente asistido para estar a salvo. Desde la clínica sabemos que la seguridad interna se construye a partir de la experiencia. Cuando al niño se le permite explorar y equivocarse, se fortalece su confianza. Cuando esto no ocurre, la autoestima puede volverse dependiente del adulto y más frágil frente a los desafíos.

 ¿Cómo afecta la mirada constante de los adultos, tanto de padres, como de abuelos, como de docentes en la autopercepción del niño?

La mirada del adulto es fundante en la construcción de la identidad. Veo diariamente como muchos hijos únicos relatan haber crecido con la sensación de estar siempre observados, evaluados o comentados, lo que influye directamente en cómo se ven a sí mismos. Cuando esa mirada es afectuosa y realista, se convierte en un sostén para la autoestima. Pero cuando está cargada de expectativas, exigencias o idealización, puede generar miedo al error y una autoimagen basada más en el rendimiento que en el valor personal.

 ¿Qué ventajas puede tener crecer sin hermanos en términos de confianza y autonomía?

Muchos hijos únicos desarrollan una buena capacidad para estar solos, tomar decisiones y autorregularse emocionalmente, especialmente cuando el entorno adulto promueve la independencia. Además, al no tener que disputar atención, suelen sentirse escuchados y tenidos en cuenta, lo que puede fortalecer la confianza personal. Estas ventajas se consolidan cuando los adultos acompañan sin invadir y permiten que el niño se apropie de sus propios recursos.

Veo diariamente como muchos hijos únicos relatan haber crecido con la sensación de estar siempre observados, evaluados o comentados, lo que influye directamente en cómo se ven a sí mismos.

Leticia Martín Enjuto, psicóloga

 ¿Cuáles son los principales retos emocionales que suelen enfrentar los hijos únicos respecto a su autoestima?

Uno de los desafíos más frecuentes que aparece en terapia es la autoexigencia. Muchos hijos únicos crecen sintiendo que concentran todas las expectativas familiares, lo que puede generar una presión interna difícil de sostener y una autoestima muy ligada al desempeño.
Otro reto tiene que ver con la tolerancia a la frustración y al conflicto. Cuando no han tenido suficientes experiencias tempranas de negociación con pares, algunos niños pueden experimentar mayor dificultad para aceptar límites o desacuerdos, lo que impacta en su seguridad emocional.

© Getty Images

 ¿Qué impacto puede tener en la vida adulta la experiencia de haber sido hijo único en la construcción de relaciones y en la autoconfianza?

En la vida adulta, ser hijo único suele traducirse en una fuerte autonomía y un buen conocimiento de sí mismo. En consulta, muchas personas valoran su capacidad de sostenerse emocionalmente y de tomar decisiones con independencia. Sin embargo, también puede aparecer cierta dificultad para pedir ayuda o compartir la carga emocional con otros. La autoconfianza suele estar presente, pero a veces acompañada de una sensación de tener que poder con todo en soledad.

 Es importante ofrecer una mirada amorosa pero no idealizada, validar el esfuerzo más que el resultado y favorecer espacios de socialización

Leticia Martín Enjuto, psicóloga

 ¿Qué recomendaciones daría a los padres de hijos únicos para fomentar una autoestima sana y equilibrada?

Una de las recomendaciones principales que siempre apunto es la de permitir que el niño haga cosas por sí mismo, acorde a su edad, aunque eso implique errores. La autoestima no se fortalece evitando el malestar, sino atravesándolo con apoyo. También es importante ofrecer una mirada amorosa pero no idealizada, validar el esfuerzo más que el resultado y favorecer espacios de socialización. En terapia insistimos mucho en que una autoestima sana se construye con presencia, límites claros y libertad para crecer.

 ¿Piensa que ha cambiado la visión social del hijo único en las últimas décadas?

Sí, sin duda. Durante muchos años, el hijo único estuvo rodeado de prejuicios que lo asociaban con el egoísmo o la dificultad para vincularse. Hoy, tanto desde la psicología como desde la experiencia clínica, estas ideas han quedado obsoletas. Vemos que la diversidad de modelos familiares ha ampliado la mirada social. Actualmente se comprende que no es la estructura familiar lo que define el desarrollo emocional, sino la calidad de los vínculos y el clima afectivo en el que el niño crece.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.