Las reacciones de los adultos cuando un bebé llora pueden ser de lo más variadas: en algunos padres, pesa más la angustia o la desazón al ver a su hijo llorar sin consuelo y otros, especialmente cuando los niños ya tienen más de uno o dos años, se empeñan en enseñarles a no llorar. ¿Es adecuado enseñarles algo así? Se lo hemos preguntado a la psicóloga Conchita Sisí, directora de la Clínica Salud en Mente, con motivo de su participación en la campaña La Revolución de los Llorones, lanzada por IMC Toys, juguetera de los conocidos Bebés Llorones, con el objetivo de romper los prejuicios sobre el llanto y promover una crianza más empática y consciente.
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¿Cómo proceder, entonces, ante el llanto de un bebé? ¿Debemos actuar igual cuando quien llora es ya no un bebé, sino un niño? La psicóloga nos da todas las claves.
Cuando el llanto es escuchado y acompañado, el niño aprende que sus emociones son válidas, que puede expresarlas y que existen formas de regularlas.
¿El llanto es necesario en el bebé?
Sí. Es su principal forma de comunicación, ya que aún no dispone de lenguaje verbal ni de recursos para regular sus emociones o su malestar. A través del llanto expresa necesidades básicas como hambre, sueño, incomodidad, dolor o necesidad de contacto. Además, cumple una función adaptativa (enfocada a la supervivencia).
Algunos estudios indican que el llanto del bebé activa el cerebro de su madre. ¿De qué manera y por qué?
Depende. A veces puede provocar una liberación de oxitocina, la hormona del vínculo. Esta activación tiene un sentido evolutivo: prepara a la madre (o figura cuidadora) para detectar el malestar del bebé y responder de forma rápida y protectora.
¿Por qué lloran los bebés?
Por múltiples razones: necesidades fisiológicas: hambre, sueño, frío, calor., gases, dolor, sobrecarga de estímulos, cansancio, necesidad de contacto, seguridad o regulación emocional. No lloran para llamar la atención, lloran porque no saben hacerlo de otra manera. Es la primera forma de comunicación que desarrollan. De hecho, incluso en el juego simbólico vemos cómo los niños reproducen esta idea: muchos juguetes representan bebés que lloran, precisamente porque el llanto forma parte de su realidad emocional y les ayuda a comprenderla y normalizarla. Estos juguetes, como los bebés llorones, son muy beneficiosos como símbolo para poder normalizar.
Cuando una madre escucha llorar a su bebé, genera, a veces, cierta angustia y la necesidad de calmarlo de inmediato; ¿es necesario acudir siempre con premura? ¿Cómo se debe responder al llanto del bebé?
En los primeros meses de vida, sí es importante responder de forma sensible y relativamente rápida, ya que el bebé depende totalmente del adulto para regularse. Esto no significa correr con ansiedad, sino responder con calma, presencia y disponibilidad. Con el tiempo, el bebé va aprendiendo que el mundo es un lugar seguro y que sus necesidades serán atendidas, lo que fortalece el apego y la regulación emocional. Si atendemos rápida y sistemáticamente, cuando ya tiene, por ejemplo, 2 ó 3 años (disponen de más estrategias de regulación), es probable que sin querer reforcemos atencionalmente conductas buscan eso precisamente, atención.
A medida que se van haciendo mayorcitos, es habitual decir a los hijos, especialmente si son niños, que no lloren. ¿Por qué se les pide algo así a los hijos?
Suele estar muy relacionado con creencias culturales y educativas, especialmente con la idea de que llorar es un signo de debilidad, más aún en los niños. Muchas veces los adultos piden que no lloren porque ellos no saben cómo manejar el llanto, les incomoda o les genera angustia. Sin embargo, pueden estar invalidándoles emocionalmente sin querer.
En los primeros meses de vida, sí es importante responder al llanto del bebé de forma sensible y relativamente rápida, ya que depende del adulto para regularse.
Aunque ya no sean bebés, ¿es normal que los niños lloren mucho?
Depende de cuánto sea mucho, y los motivos por los que llore. En principio sí, es completamente normal. Los niños aún están desarrollando su capacidad de autorregulación emocional. El llanto sigue siendo una vía para expresar frustración, miedo, tristeza, cansancio o enfado. No significa que sean débiles ni “demasiado sensibles”, sino que están aprendiendo a manejar emociones intensas. Muchas veces, por ejemplo, los niños procesan emociones a través del juego. Cuando juegan con muñecos que lloran, como los Bebés Llorones, cuidan o consuelan, están ensayando habilidades emocionales como la empatía y el cuidado, que son fundamentales para su desarrollo.
¿Debemos dejar que nuestros hijos lloren?
Según el contexto. Llorar en sí no es negativo, y no siempre hay que “cortar” el llanto, pero sí es importante acompañarlo. Dejar llorar no significa ignorar o abandonar emocionalmente, sino permitir la expresión emocional estando disponibles, validando lo que sienten y ayudándoles poco a poco a poner palabras y encontrar estrategias.
¿Cómo responder al llanto de un niño mayor de 2 años?
A partir de esa edad es importante reconocer/identificar (y ayudarles a ellos a hacerlo) y validar: “Veo que estás muy enfadado o muy triste”. Después, poner límites claros si es necesario, pero sin invalidar, acompañar sin ridiculizar ni minimizar (“no es para tanto”), y, por último, ayudarles a nombrar lo que sienten y ofrecer alternativas cuando estén más calmados.
Primero se acompaña la emoción, después viene la explicación o el aprendizaje.
¿Influye el llanto en el desarrollo emocional?
Sí. Cuando el llanto es escuchado y acompañado, el niño aprende que sus emociones son válidas, que puede expresarlas y que existen formas de regularlas. Esto favorece la autoestima, la empatía y la inteligencia emocional. Por el contrario, cuando el llanto es sistemáticamente ignorado o reprimido, el niño puede aprender a desconectar de sus emociones o a expresarlas de forma desadaptativa más adelante.
