Papá Noel tiene un ayudante muy especial que se ha convertido en poco tiempo en uno de los personajes navideños favoritos de los niños: el elfo travieso. Cada 1 de diciembre viene a las casas donde hay niños para vigilar si se están portando bien e informar a su jefe. Todas las noches regresa, gracias a la magia de Santa Claus, al Polo Norte y dar el parte del comportamiento infantil. Pero cada día, a su vuelta a la casa que le ha sido asignada… ¡es él quien hace las trastadas!
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Como sabemos que a este simpático elfo a veces ya no sabe de dónde sacar ideas para sorprender a los niños cada mañana, hemos seleccionado unas cuantas. Todas, eso sí, sencillas, para esos días en los que las prisas por llegar al cole y al trabajo impidan entretenerse mucho en propuestas demasiado elaboradas.
El 1 de diciembre, cuando el elfo regresa a casa tras un año entero en el Polo Norte o cuando aparece por primera vez, su sola presencia hará una tremenda ilusión a los niños. Teniendo en cuenta que quedan 24 días por delante, con madrugones de por medio, mejor simplificar al principio.
Puede aparecer en el sofá, colgando de una puerta, junto a su cama… Si además deja tras de sí unas huellas de nieve (hechas con harina), no hará falta más adorno. Por supuesto, recomendamos que traiga una carta bajo el brazo en la que se presente o en la que le diga al niño lo feliz que está de volver a verlo después de 12 meses. La alegría en casa está servida.
Una trastada divertida con la que los niños se partirán de risa es encontrarse a una de sus muñecas maquilladas por el elfo. Colocarlo sentado con un pincel en una mano y la muñeca en la otra, y el maquillaje cerca, claro.
Incluso se le puede añadir un espejo pequeño y varios accesorios de maquillaje para dar más realismo a la escena. Cuanto más alocado sea el resultado de esta peculiar sesión de belleza, más divertido será. Es una trastada sencilla, graciosa y que garantiza risas en casa.
Una ocurrencia muy divertida es dejar que el elfo travieso se convierta en artista por una noche. Coloca un pequeño lienzo en blanco o una cartulina sobre un caballete improvisado y sitúa al elfo con pinceles y pinturas alrededor.
Puedes hacer unas manchas de color, dibujar formas simples o incluso escribir un mensaje gracioso como “¡Arte navideño en progreso!”. Para darle más realismo, añade un vaso con agua y un trapo como si estuviera limpiando sus pinceles. Al despertar, los niños descubrirán que el elfo ha pasado la noche creando su propia obra maestra.
Una forma muy divertida de sorprender a los niños es hacer que el elfo travieso juegue al escondite. Colócalo dentro de una caja de zapatos, una cesta o incluso en un cajón poco habitual.
Puedes dejar la tapa entreabierta o añadir algún detalle gracioso, como un cartel que diga “¡No me busques!” o un trozo de papel de regalo asomando.
Otra opción es esconderlo en un lugar inesperado, como dentro de la nevera (en un estante seguro) o entre los cojines del sofá. La clave está en que los niños tengan que esforzarse un poco para encontrarlo, convirtiendo la búsqueda en parte de la diversión. Eso sí, mejor reservar esta idea para los fines de semana…
Una ocurrencia muy divertida es preparar un disfraz para el elfo travieso y colocarlo en un lugar destacado de la casa. Puedes vestirlo con accesorios sencillos como gafas grandes, un sombrero gracioso, una bufanda colorida o incluso ropa de muñecos que tengas a mano.
Otra opción es crear un disfraz temático: de superhéroe, de cocinero, de explorador o de cualquier personaje que los niños reconozcan. Para darle más realismo, se puede acompañar la escena con algún objeto relacionado, como una sartén si es “chef” o una lupa si es “detective”.
Una idea encantadora es colocar al elfo travieso como si se hubiera quedado dormido en un rincón acogedor. Puedes situarlo dentro de una taza grande, en una hamaca improvisada con un pañuelo, o recostado sobre los cojines del sofá.
Añade una manta pequeña o un trozo de tela que simule una colcha, y coloca a su lado un libro abierto o una taza de chocolate para dar más realismo a la escena.
Incluso puedes dibujarle unos ojitos cerrados o ponerle un antifaz de juguete. Al despertar, los niños descubrirán que el elfo ha decidido tomarse un descanso después de tantas travesuras.
Una idea muy divertida es preparar una pequeña fiesta en la que el elfo sea el anfitrión. Colócalo rodeado de otros muñecos o peluches, como si fueran sus invitados.
Puedes poner vasos pequeños, platos con caramelos o galletas, e incluso globos o serpentinas para dar ambiente festivo. Si tienes una mini radio o un altavoz, sitúalo cerca para simular que hay música.
Otra opción es colocar cartas, juegos de mesa en miniatura o accesorios que hagan parecer que están celebrando juntos. Es una trastada alegre, fácil de montar y que transmite pura diversión navideña.
La presencia del elfo llena de ilusión y diversión la casa, pero también puede transmitir un aprendizaje o servir para reforzar comportamientos o valores positivos que los niños manifiesten.
Por eso, una mañana puede aparecer, en lugar de tras haber hecho una de sus trastadas, con una nota escrita por él mismo para los peques con un mensaje inspirador.
El mensaje puede decir algo como: “Recuerda que la magia de la Navidad está en compartir, en sonreír y en ayudar a los demás. Cada día tienes la oportunidad de hacer del mundo un lugar más bonito con tus acciones.”
Para darle más realismo, añade corazones dibujados, estrellitas o incluso un sobre decorado. Al despertar, los niños encontrarán que su elfo no solo hace travesuras, sino que también les anima a ser amables y a mantener viva la magia navideña.
A medida que avanzan los días, las ideas empiezan a escasear. Desde ColorBaby proponen dos: que el elfo se dé un relajante baño de espuma (para lo que tan solo hace falta una taza llena de algodón para simularlo o llenar la pila del lavabo con unos globos blancos) y que este simpático personaje rodee árbol de Navidad con papel higiénico.
Fácil y rápido de hacer. Ideas para los días que a los peques (o más bien a los papás) se les han pegado las sábanas y les cuesta más levantarse
El elfo se va cuando llega Papá Noel, en Nochebuena. Es entonces cuando ha cumplido su misión, ha informado con detalle de cómo actúan y de lo que hacen los niños de la casa y debe volver a su hogar en el Polo Norte. Aprovecha la visita que Santa Claus hace para dejar los regalos de Navidad para irse con él en su trineo.
Por eso, el día 24 por la mañana puede aparecer en un calcetín navideño, junto al árbol de Navidad, en el Belén… o allí por donde entre Papá Noel. Es el momento también de escribir una carta de despedida en la que cuente lo bien que se lo ha pasado con ellos y las ganas que tiene de regresar sin haberse ido aún.