La psicóloga Carmen de Castro revela por qué los problemas económicos "no deben compartirse con niños y adolescentes"


Hay muchas circunstancias que pueden comprometer la estabilidad económica de la familia. ¿Debe trasladarse esa información a los hijos? ¿Cómo protegerlos de una situación que les puede angustiar?


Carmen de Castro, psicóloga© UNIE Universidad
22 de noviembre de 2025 - 8:00 CET

Ya sea por una pérdida de empleo, por una rebaja de sueldo o por tener que afrontar gastos inesperados, las familias pueden verse en situaciones económicas comprometidas que exigen de ajustes en el día a día. Puede ser una experiencia muy angustiosa para los padres. Pero ¿cómo lo viven los hijos? ¿Hay que transmitirles lo que sucede? 

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Hemos charlado con Carmen de Castro Esgueva, psicóloga general sanitaria y docente de la asignatura de Ciclo Vital Infancia y Adolescencia en UNIE Universidad, para conocer la respuesta a estas y otras preguntas.

Darle responsabilidades que no están acordes a su edad puede generarle problemas emocionales en ese momento o a medio y largo plazo

Carmen de Castro, psicóloga

Una estructura familiar que puede tambalearse

Los niños y adolescentes no viven ajenos a la realidad familiar y es muy probable que si hay cambios importantes en esta, como una situación económica difícil, sean los primeros en percibirla. Pueden captar la preocupación y el nerviosismo de sus padres, pueden escuchar conversaciones sobre el tema, o bien notar que hay gastos que se hacían y ya no pueden hacerse. 

Pero ¿es buena idea que sepan directamente lo que está sucediendo? La experta lo tiene claro: "Los problemas económicos familiares no deben comentarse o compartirse con los niños y los adolescentes". Así lo fundamenta: "La estructura familiar para el bienestar emocional de nuestros hijos e hijas debe tener una jerarquía clara. Los padres deben situarse en un rol de cuidado y protección de los hijos que, si se rompe y les damos responsabilidades que no están acordes a su edad, pueden generarle problemas emocionales en ese momento o a medio y largo plazo".

© Adobe Stock

Proponer alternativas sin dramatismo

Vivir dificultades económicas grandes en familia puede dejar huella en los hijos. "La infancia y la adolescencia es un periodo vital muy sensible, en el que nuestros menores están formando su identidad y son especialmente sensibles a los problemas del contexto", señala Carmen de Castro. "Esto no significa, que no les enseñemos un código de valores como, por ejemplo: poner límites a sus caprichos, la importancia del esfuerzo y sus recompensas, el valor del dinero… Y que determinadas cosas como las vacaciones en la playa son un privilegio", añade. 

Cuando hay complicaciones en el terreno monetario es inevitable, en muchas ocasiones, tener que recortar gastos o renunciar al tipo de vacaciones que se tenían antes. Los hijos, como parte de la familia, van a vivir esos cambios también. La clave, como apunta la psicóloga, es cómo trasladárselo. Por ejemplo, si no se puede ir al lugar de vacaciones habitual, la especialista recomienda "no transmitírselo de manera dramática". Su propuesta es esta: "Proponerles otras alternativas, explicadas desde un punto de vista que ellos puedan entender y asumir en sus cabecitas en construcción".

Al final, se trata de que queden protegidos de alguna manera de la complejidad de la situación y de que los padres puedan enseñarles, también en circunstancias adversas, que hay alternativas y que se puede disfrutar de muchas maneras, lo que podrá constituir un valioso aprendizaje. Por ejemplo, si no se puede ir al cine por temas económicos, se puede cambiar por una sesión de película y palomitas en casa donde reine el buen ambiente y el buen humor.

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¿Se debe aceptar la ayuda de los hijos adolescentes?

Cuando los hijos van siendo más mayores, como en la adolescencia, pueden ser más conscientes de que sus padres pasan por un momento delicado en el plano monetario. En España, desde los 16 años ya se puede trabajar, por lo que en estas situaciones puede darse el caso de que alguno se ofrezca a contribuir a paliar los gastos familiares. ¿Es acertado? Así lo entiende la experta de UNIE Universidad: "Tampoco es recomendable que un adolescente con su trabajo ayude dentro de la economía familiar porque los roles de responsabilidad en la familia pueden desvirtuarse".

Y añade: "Si decidiesen trabajar, que entiendan que es para sus gastos extras. Por ejemplo, 'si quieres ese móvil de última generación trabaja y págatelo tú'. Pero no para contribuir en la lista de la compra o pagar la factura de luz. Ya tendrán tiempo de hacerlo cuando sean mayores".

En definitiva, se trataría de ir adaptándose a esos recortes teniendo siempre presente que los menores deben ser protegidos al máximo de una situación que les puede angustiar mucho y para la que no tienen herramientas con las que solventarla.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.