Las parotiditis son las enfermedades agudas más frecuentes de las glándulas salivares. Generalmente, están causadas por infecciones de bacterias o de virus, siendo la enfermedad más clásica y difundida, la parotiditis epidémica, que afecta con frecuencia a las glándulas parótidas y que es conocida popularmente como “paperas”.
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El papel de las glándulas salivales en la parotiditis
Estas glándulas pertenecen al aparato digestivo y están localizadas a su entrada a ambos lados de la boca en tres pares: las parótidas, las submandibulares y las sublinguales. Producen saliva, que es una sustancia de consistencia líquida, viscosa, incolora e inodora, con pH neutro o alcalino y que tiene una composición muy similar al plasma sanguíneo. Además, contiene enzimas digestivos, como la ptialina y la mucina y los lisozimas, que actúan como eficaces antimicrobianos y cicatrizantes.
Los problemas de salud más frecuentes de estas glándulas son la inflamación aguda por virus o por bacterias, la obstrucción de sus conductos por la presencia de cálculos y los tumores. El estudio de estos trastornos se realiza con pruebas de imagen. La ecografía, la resonancia magnética y la sialografía son las más utilizadas.
La enfermedad debe ser vigilada en su evolución para tratar lo antes posible las complicaciones.
Parotiditis epidémica: paperas
Esta es una enfermedad infecciosa, aguda, estacional y epidémica que afecta a las glándulas salivares, sobre todo a las parótidas. Está producida por la infección de un paramixovirus que afecta solo a los humanos, sobre todo en la edad infantil a partir de los tres años.
El contagio se realiza de forma directa a través de la vía aérea o de secreciones y de saliva. Tiene un periodo de incubación de dos semanas y está incluida en el calendario de vacunaciones, por lo que su incidencia en nuestro medio ha disminuido de forma notable.
Síntomas de la parotiditis
Se caracteriza por la inflamación aguda de una o de ambas parótidas. Cursa con aumento de volumen de la región periauricular, dolor, fiebre y afectación del estado general con molestias al masticar y al deglutir. El dolor persiste hasta tres o cuatro días y la inflamación de 7 a 10 días, sobre todo si primero se afecta una parótida y más tarde la otra.
En la exploración del paciente se puede observar el conducto de Stenon, en la mucosa bucal (frente al segundo molar superior), que está tumefacto y enrojecido.
Complicaciones que pueden surgir con una parotiditis
La complicación más grave por la infección del virus de la parotiditis es la afectación del sistema nervioso central, que puede dar lugar a una meningoencefalitis. Esta patología, conocida también como “meningitis aséptica” se presenta en el 10% de los casos de parotiditis y puede aparecer tras la infección parotídea o presentarse de forma independiente de la afectación parotídea. Son características la fiebre, la cefalea, la rigidez de nuca y los vómitos. El pronóstico es muy favorable, pues evoluciona generalmente a la curación espontánea.
La orquitis-epididimitis es una complicación que es muy poco frecuente en la infancia, pero que se puede presentar en alrededor del 20% de los adolescentes y los adultos que padecen la enfermedad. Cursa con inflamación, enrojecimiento, hipersensibilidad y dolor de uno o de ambos testículos. Puede aparecer es ausencia de afectación parotídea. Como secuela, genera, en ocasiones, cierto grado de atrofia, pero en contra de la creencia general, la esterilidad es excepcional.
La pancreatitis aguda es otra complicación, aunque poco frecuente, de esta enfermedad. Cursa con dolor abdominal de presentación aguda, fiebre y vómitos. La Amilasa sérica está siempre elevada. La evolución suele ser satisfactoria.
Tratamiento para la parotiditis
El tratamiento, tanto de la parotiditis como de las complicaciones, es sintomático y de soporte. Medicación antitérmica y antiálgica, antisépticos bucales y reposo en cama son recomendables. La enfermedad debe ser vigilada en su evolución para tratar lo antes posible las complicaciones.
Prevención de la parotiditis
La vacuna de la parotiditis, realizada con virus vivos atenuados, es muy eficaz para evitar la enfermedad y las epidemias que ocasionaba. Se practica en dos dosis a los 15 meses y a los 4 años y provoca una inmunidad eficaz y duradera.
