Emprender un viaje por su propia ciudad puede ser una aventura única para todo niño. Así lo cree y lo argumenta Lucía Martín, periodista, que ha escrito el libro Guía Infantil de Madrid (Ed. Toromítico), en la que propone un sinfín de planes de lo más originales a pequeños de hasta 12 años, tanto si viven en la capital como si la recorren como turistas. ¿Por qué es necesario que los niños tengan interés por conocer y explorar su entorno? ¿Cómo conseguirlo? De todo ello hemos hablado con la autora y esto es lo que nos ha contado:
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Con esta guía invitas a los niños de 7 a 12 años a explorar Madrid. ¿Qué les aporta el hecho de que elijan ellos mismos a dónde ir y qué ver en su ciudad, aquellos que residen en ella, o a los que la visitan?
Pues creo que así se pueden sentir protagonistas del viaje. Venimos, sobre todo los de determinadas generaciones como la mía, de viajar, cuando éramos pequeños, sin elegir ni destino ni actividad alguna. Sin querer que sean ellos unos pequeños dictadores, no es mi objetivo, sí que creo que es importante que puedan sentirse sujetos activos del viaje, de la aventura, y que puedan descubrir que hay mil y una opciones a su alrededor, muchas de ellas desconocidas.
Los niños apenas juegan en las calles, las pantallas lo pueden casi todo, se están perdiendo muchas cosas de su alrededor
Pienso que por eso es una guía muy útil tanto para niños que residen en la ciudad como para aquellos que la visiten. No se trata de que sean ellos los que elijan todo lo que hay que hacer, pero sí de que puedan aportar y decir: "mira, yo he visto esta actividad o este sitio y me gustaría ir también".
¿Por qué es importante despertar en los niños el interés por explorar su entorno?
Porque el viaje es aventura y a veces el entorno más cercano, también lo es. Los niños apenas juegan en las calles, las pantallas lo pueden casi todo, se están perdiendo muchas cosas de su alrededor. Con esta guía quiero que se animen a ir más allá de su barrio, sobre todo busco que vean la ciudad con ojos diferentes.
¿Cómo fomentar ese interés?
Con propuestas poco habituales, que no suelen venir en las guías convencionales de viaje. Por ejemplo, en el apartado gastronómico se les habla de un restaurante que parece un circo, no dejan de ser niños, pero también hay otras propuestas más “arriesgadas” como un bar de Vallecas, donde pueden probar el huevo de avestruz o el cocodrilo. También es muy desconocido que el jardín botánico tiene talleres de anillamiento de aves; o que puedes ser un grafitero por unas horas en la Fundación Masaveu, o que hay un museo del barbero de Pablo Picasso en un pueblo de los alrededores de Madrid. Hemos querido también poner en valor las opciones de más allá de la m-30, incluso, de fuera de la ciudad.
¿Cuál es el valor de hacer algo diferente en familia en tu propia ciudad?
Creo que el principal valor es que la vas a ver con otros ojos. Ya no será solo ese sitio donde vives, con atascos en las calles, con ruido, con contaminación, calor o frío en invierno. Será también un territorio interesante en el que no te esperabas determinadas cosas.
¿Por qué es recomendable ofrecerles un amplio abanico de opciones, de actividades, a hacer en su propia ciudad?
Para que vean la riqueza de la misma. No se trata de saturarles, sino de buscar lo más idóneo para cada momento y para cada niño. Por eso hay propuestas para niños a los que les gusten los animales. Otras más artísticas para los amantes de la pintura. Otras de actividades al aire libre… Hemos tratado de dar muchas opciones para distintos tipos de público: niños más tranquilos, otros más inquietos…
¿Cómo encontrar la actividad adecuada para cada niño?
Pues casi te remito a la pregunta anterior: a cada niño le gusta una cosa. Lo que no es opción, en mi opinión personal, es meterse un fin de semana en un centro comercial, por mucho que los centros comerciales aglutinen multitud de opciones. Es mucho más rico a nivel experiencial que vayan a recoger arándonos o calabazas (además, tocarán la tierra que es algo que falta nos hace); o que visiten Burrolandia… Pero siempre teniendo en cuenta los intereses del niño.
De tu experiencia como madre, ¿con qué es con lo que más disfrutan tus hijas?
Mis hijas son unas grandes viajeras, como la madre. Desde pequeñas me las he llevado a todas partes, incluso a reportajes cuando no tenía con quien dejarlas. Así que creo que cualquier cosa que sea salir de casa les gusta. A la pequeña, por ejemplo, le encanta todo lo que tenga que ver con manualidad y con animales. De las actividades de la guía, el taller de anillamiento de aves fue una de las que más le gustó!
¿Cómo planificas tu visita con ellas a una ciudad que no conocen para que aprendan sobre ella y aprovechen la experiencia al máximo?
Procuramos leer sobre la ciudad en las semanas antes, guías, libros… También vemos películas que tengan esa ciudad como escenario. O buscamos personajes famosos que vivieron allí. Por ejemplo, hemos estado recientemente en Egipto: pues aparte de las guías de viaje, hemos visto pelis relacionadas con esa cultura, hemos indagado en los jeroglíficos que son muy bonitos y artísticos, hablamos sobre Cleopatra, sobre las pirámides…
¿Cómo fomentar ese interés por conocer su entorno (ya sea de su ciudad o de otras) una vez que los niños llegan a la adolescencia?
Si tu pregunta es cómo conseguir que los adolescentes se sigan interesando sobre el entorno… la verdad es que es una pregunta muy complicada, por eso la guía se paró en los 11/12 años. Vienen unos años ahí complicados en los que ellos siguen siendo niños, pero ya se creen adultos, de rebeldía, de no tener interés aparentemente en nada. Es una fase y pasará.
Lo que sí creo es que si desde pequeños has fomentado el interés en muchas cosas, la semilla ahí está, al menos yo lo veo en mi hija mayor que ya tiene 22 años: es una persona muy curiosa que se interesa por muchas cosas y algo habrá tenido que ver haber sembrado desde pequeña.