Los juegos de rol son mucho más que mero entretenimiento. Los beneficios que pueden aportar a niños y a adolescentes son de tal calibre que, incluso, se utilizan en terapia. De hecho, “los juegos de rol de mesa han emergido como una herramienta innovadora en el ámbito de la Psicología Clínica”, tal y como pone de manifiesto la Asociación Americana de Psicología (APA, American Psychological Association) en un artículo publicado en su revista APA Monitor on Psychology y del que se hace eco el Colegio Oficial de la Psicología (COP) de Madrid.
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Ayudan a menores con ansiedad, depresión, TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad), autismo, trauma… Y también se pueden utilizar en casa, en familia, sin ningún profesional de la salud mental, para aprovechar ese apoyo extra de este tipo de juego. Hemos hablado sobre ellos con Antonio José de la Cuesta, psicólogo sanitario, miembro del Grupo de Trabajo de Psicología Videojuegos y Esports del COP de Madrid y director del centro sanitario 'Psicosalud Navalcarnero' y de 'Deporte y Mente'.
Participar en juegos de rol puede favorecer el cambio dementalidad, desarrollar la autoestima y mejorar las relaciones interpersonales
¿En qué consisten los juegos de rol y en qué se diferencian de otros juegos de mesa?
Un juego de rol, tanto juego de mesa como videojuego, es una actividad donde se asume un papel o personaje dentro de una historia narrativa. Esta historia tiene una serie de reglas y cada personaje una serie de cualidades. Dentro de la historia hay una serie de objetivos que debemos de conseguir, siendo diferente la manera de conseguirlo según el personaje o rol que adquirimos. Estos personajes están creados conjuntamente con el terapeuta, quien hace la labor de “maestro del juego o game master”.
La diferencia principal radica en que, mientras en los juegos de mesa las mecánicas y las reglas están previamente fijadas con la intención de conseguir un objetivo específico, normalmente conseguir ganar, en los juegos de rol la creación de una historia, la creatividad y la imaginación tienen un peso mucho más importante. En los juegos de rol no se trata tanto de conseguir una victoria cerrada según un objetivo específico, si no que se trata de realizar una experiencia compartida, superando desafíos y generando otros nuevos según avanza la propia historia.
¿Qué beneficios aportan a niños y adolescentes?
Según estudios recientes, participar en juegos de rol puede favorecer el cambio de mentalidad, desarrollar la autoestima y mejorar las relaciones interpersonales. Es decir, sabemos que participar en estas actividades proporciona a los infantes y adolescentes la posibilidad de generar un cambio en su manera de comprender su realidad y su entorno, generar nuevos aprendizajes y desarrollos respecto a si mismo, aumentando su conocimiento sobre su autoconcepto y autoestima.
Además, estos juegos tienen una función social, ya que en la mayoría de ellos es necesario la participación de varios jugadores, posibilitando su relación con iguales, aumentando sus relaciones sociales, fomentando, por ejemplo, el trabajo en equipo y la comunicación. Junto a ello, podemos usar estos juegos para ayudar en el establecimiento de límites, la seguridad emocional, el compromiso y desarrollar habilidades para la vida diaria.
Cabe comentar la posibilidad de realizar esta actividad con videojuegos o con sistemas virtuales de apoyo, que aumentan las posibilidades de desarrollar las historias con el objetivo terapéutico que se tiene.
¿Por qué cada vez más psicólogos los utilizan en terapia?
Se trata de una herramienta muy útil a la hora de abordar situaciones de la vida cotidiana mediante la creación de historias narrativas similares, donde se produzcan aprendizajes significativos y posibilidades de reflexión y comprensión. La plasticidad y versatilidad de los juegos de rol, es decir, la asunción de un rol específico creado en ese momento para ese momento, aumenta sensiblemente las posibilidades de aprendizaje y consecución de los objetivos que tenemos con las personas con las que trabajamos.
Además, su uso como forma de terapia de grupo aumenta la posibilidad de intervención. Esto ayuda a que se puedan crear grupos terapéuticos donde el impacto de la terapia llegue a más personas a la vez.
¿Cómo se utilizan en terapia con menores y frente a qué trastornos o problemas de salud mental?
Los menores son muy receptivos a la hora de crear historias y usar la imaginación. El uso de este tipo de actividades facilita que el menor participe poniendo todo su interés en la realización de la actividad, produciendo el mayor impacto terapéutico posible.
Los juegos de rol son una vía muy interesante para ayudar en la adquisición de habilidades y capacidades en personas con TDAH, buscando una atención sostenida, fomentando la planificación y la toma de decisiones.
En menores con ansiedad fomenta el enfrentamiento ante situaciones amenazantes, por ejemplo, al adquirir el papel de héroe, el menor puede ganar confianza, practicar ante situaciones amenazantes análogas y desarrollar mayor tolerancia hacia la incertidumbre, todo ello en un marco controlado que genere la mayor adquisición de habilidades posible.
En menores con depresión, la narrativa puede buscar la mejora en la motivación, el enfrentamiento ante situaciones amenazantes, la mejora de los vínculos sociales y, con la profesión del personaje, pueden reforzar su autoestima y autoconcepto.
Jugar a juegos de rol puede fomentar las relaciones sociales, la autorrealización y la mejora del estado de ánimo
Es interesante también en menores diagnosticados de TEA (trastorno del espectro autista). Estas actividades tienen una estructura predecible y unas reglas, aunque no rígidas, sí claras. Son un entorno favorable para practicar habilidades sociales, interpretación de intenciones y empatía. Fomentan el juego imaginativo y comprensión de normas sociales.
Además su uso está recomendado en situaciones de estrés postraumático, donde se busca una exposición segura a narrativas que recuerdan a situaciones traumáticas vividas, pero sin revivir directamente esa experiencia.
¿Cómo pueden los menores trasladar los aprendizajes de esas sesiones de juego a su vida diaria? ¿Qué habilidades pueden adquirir?
Los juegos de rol son una vía para la adquisición y aprendizaje. Para que esto ocurra podemos aprovechar los últimos momentos de las sesiones para realizar un repaso de lo realizado e integrar en el día a día de las personas aquellos aprendizajes que se han realizado mediante la actividad, buscando ejemplos en su vida diaria propia y buscando que, si fueran dicho personaje, qué harían.
Pueden adquirir toda habilidad que se decida fomentar y se pueda generar a partir de esa historia narrativa, desde la capacidad de atención sostenida, hasta la regulación emocional, adquisición de hábitos saludables, sensibilización sobre situaciones sociales o fomentar la flexibilidad de patrones de pensamiento.
¿De qué manera les ayudan en la regulación emocional?
Los juegos y videojuegos de rol facilitan la percepción de disponer de un espacio seguro y lúdico para la exploración emocional y el desarrollo de habilidades. Se trata de un “laboratorio” seguro donde se puede explorar, experimentar y aprender a manejar sus emociones desde una distancia segura, trabajando su identificación y expresión emocional y fomentando la práctica de estrategias de afrontamiento mediante la asunción del rol del personaje que se está interpretando.
¿Es recomendable que recurran a esos juegos en su tiempo libre y de ocio?
Claro, es interesante la posibilidad de participación en este tipo de juegos. No sólo se puede utilizar en terapia, si no que se puede participar de manera ociosa o lúdica y beneficiarse de la misma práctica en el juego. Se trata de una actividad más en las posibilidades que se tienen de jugar, interactuar y aprender, tanto de manera individual como social. Existen muchos tipos de temáticas, algunas deben de ir acorde a su edad, pero existe la posibilidad de jugar en casi todo el rango de edades, desde muy jóvenes hasta adultos y en cualquier época del año.
¿Deben los padres fomentar este tipo de juegos en la infancia y la adolescencia de los hijos?
La participación en este tipo de juegos y que los padres faciliten que participen puede ser positivo; incluso la participación de esas mismas madres y padres en el juego puede mejorar el vínculo emocional familiar, conocer más y mejor a los integrantes de la familia o, simplemente, fomentar el pasar tiempo juntos.
Podemos apreciar cómo estos juegos tienen una posibilidad de diversión y participación positiva, como otros muchos juegos que disfrutan nuestros menores.
Como hemos comentado, jugar a juegos de rol puede fomentar las relaciones sociales, la autorrealización, la mejora del estado de ánimo, pero también la reflexión sobre dilemas éticos, la generación de resultados que puedan sensibilizar sobre problemas y temas actuales, etc.