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Salud

Niñas y chicas adolescentes que hacen deporte: ¿más propensas a sufrir ciertas lesiones?

¿Cómo afectan sus características hormonales afectan a los tejidos musculares? ¿Puede su posición de la cadera es la causa de una mayor incidencia de lesiones en el tren inferior y en los ligamentos?

Si bien es cierto que niñas y mujeres tienen características hormonales y anatómicas que pueden favorecer una tendencia a determinadas lesiones, como las que tienen lugar en el tren inferior. Así la rotura del ligamento cruzado anterior, una de las lesiones más habituales entre quienes practican fútbol, tendría una mayor incidencia entre las mujeres futbolistas que entre los hombres, lo cual vendría motivado por una mayor anchura de la cadera y, asociada a eso, a la posición del fémur. Sin embargo, estas lesiones “no son cuestión de sexo” a juicio de Raúl Ortega Rodríguez, profesor colaborador del del máster universitario de Alimentación en la Actividad Física y el Deporte de la UOC y experto en entrenamiento y rendimiento deportivo. Considera que los estudios que presentan esa relación causal entre la rotura del ligamento cruzado anterior en jugadoras del sexo femenino y su composición anatómica no son concluyentes. La clave, según él, está en mantener el cuerpo fuerte y nutrirlo adecuadamente, así como por conocer cómo funciona el ciclo menstrual de la niña que ha entrado en la pubertad.

“La preparación física es como el abecedario: necesitamos conocer todas las letras, independientemente del idioma que hablemos”, asegura Ortega. “En cuanto a las capacidades coordinativas y los aspectos técnicos y tácticos de los deportes, las cosas parecen hacerse bastante bien, pero si hablamos de capacidades físicas básicas, los niños y niñas necesitan una educación y preparación física no tan centrada en el deporte que practican, sino en un entrenamiento más básico, generalista, enfocado en los tejidos, para desarrollar unos músculos y tendones fuertes”.

Cómo pueden las niñas evitar lesiones en el deporte

Para evitar lesiones, tanto en la propia infancia como en la adolescencia y la adultez, hay que sentar las bases cuando aún son niñas. En primer lugar, lo más adecuado sería brindarles la oportunidad de que practiquen el mayor número de deportes posible porque “niños y niñas que han practicado una gran variabilidad de deportes durante su infancia tienen más cualidades coordinativas y de resistencia que otros niños que siempre han practicado el mismo deporte”, detalla Cristina Rotllan Serra, experta en fisiología de la mujer, deportes y lesiones y también profesora colaboradora del máster universitario de Alimentación en la Actividad Física y el Deporte de la UOC.

Por otro lado, “la nutrición es clave” desde la infancia. “Somos lo que comemos y en función de lo que comamos tendremos más o menos músculo”. Por eso, “la alimentación debe de ser lo más variada posible y con una buena hidratación, antes, durante y después de hacer deporte”.

Antes de comenzar el partido©GettyImages

Cómo pueden las chicas adolescentes evitar lesiones en el deporte

Al llegar a la adolescencia, es fundamental que las chicas se centren en trabajar la fuerza: “justo cuando se empiezan a visibilizar externamente las características sexuales y se produce el estirón, se puede intensificar el trabajo de fuerza para tener chicas fuertes, con tejidos muy resistentes, sanos, saludables y metabólicamente muy activos, que les permitan después aguantar intensidades más altas”, indica Ortega.

En esta etapa de la vida es importante, además, que empiecen a conocer las fases de su propio ciclo menstrual y que sean conscientes de cómo se sienten al hacer deporte en momentos distintos y observen si hay patrones que se repiten, como por ejemplo el síndrome premenstrual. En este sentido, deben tener en cuenta que el ciclo menstrual se divide en dos fases, con la ovulación al centro. “En la primera fase, los estrógenos suben, y su efecto es anabólico, es decir, favorecen la capacidad de crear músculo”. En la segunda fase, sube la progesterona, que tiene un efecto catabólico, de destrucción del tejido muscular.

Eso puede suponer “más facilidad de adaptación a un entrenamiento de fuerza en la primera fase, porque el músculo se recuperará mejor”, según explica Rotllan. “En cuanto a los ligamentos, parece que podríamos tener más predisposición de lesionarnos en los días cercanos a la ovulación: hay estudios que nos muestran que un nivel alto de estrógenos genera más laxitud en el caso de la rodilla, que puede ser causa de torceduras o esguinces”, detalla. Sin embargo, precisamente eso puede ser indicativo de todo lo contrario, ya que, como señala Ortega, “una mayor flexibilidad de los tejidos puede también hacer que estén menos rígidos y se lesionen menos”.

El experto considera que “no podemos afirmar que en una determinada fase del ciclo menstrual tengamos más riesgo de lesiones” porque no hay muchos estudios al respecto y los que hay no tienen la calidad suficiente. Lo que sí es evidente es que “estas hormonas tienen unos efectos en los tejidos”, algo que, afirma, las chicas deben utilizarlo a su favor, “teniendo en cuenta la variabilidad de persona a persona”.

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