© AdobeStock Mujer con su bebé después del parto en el hospital

Parto

¿Es posible un parto vaginal después de una cesárea?

Las características de la madre, el tiempo entre un parto y el otro, así como minimizar las intervenciones son algunos de los factores determinantes para que sea posible un parto vaginal después de una cesárea.

Para muchas embarazadas el parto vaginal se convierte en la mejor opción, y lo cierto es que, a nivel médico, también lo es. Pero, ¿qué pasa cuando previamente se ha tenido una cesárea? Durante un parto posterior a una histerotomía se debe tener especial cuidado con la cicatriz del útero y reducir al mínimo las intervenciones tanto en la dilatación, como en el expulsivo o inducciones al parto, entre otros.

Hay que tener en cuenta que las consecuencias que puede provocar una cesárea previa a un parto vaginal, siempre estarán condicionadas, en primer lugar, por las características de la mujer y, en segundo lugar, por el tiempo entre un parto y otro. “También puede aumentar el riesgo de patología en la placentación, como la placenta previa o placenta accreta, derivados del cambio en la morfología uterina que supone una cicatriz”, nos cuenta la matrona Sara Caamaño González (@mamaimatrona). “Y, sobre todo, en el primer trimestre, también se suelen notar más molestias producidas por el crecimiento uterino, derivadas de las adherencias que se crean en los tejidos tras la intervención, además de los riesgos añadidos durante el nacimiento, que aumentan en la cesárea tanto para la madre como para el bebé. Por todo esto, las cesáreas son una intervención de cirugía mayor que sólo debería ser utilizada cuando esté indicada”, añade la matrona.


Rotura de útero, ¿qué se hace en esos casos?

Según estudios realizados, el riesgo de rotura de útero en un parto natural, después de una anterior cesárea, está entre un 0,2 y un 1% si no hay inducción al parto que, en ese caso, aumentaría a un 6%. Los expertos dicen que estas cifras son orientativas debido a los numerosos factores que intervienen en un parto como, por ejemplo: “Si la cesárea anterior fue hace más de 18 meses y el parto inicia de forma espontánea, el riesgo es de 0,5%. El porcentaje sube un poco más en caso de haga menos de 18 meses (1,5%) o el parto sea inducido (hasta el 2%). Pero, en general, hablamos de cifras bajas”, nos cuenta la experta.

Y, entonces, aunque se evite por todos los medios una posible rotura de útero, ¿qué ocurre si esto llega a pasar? “La rotura uterina es una urgencia. Se produce un desgarro del útero con el consiguiente sangrado que, por tanto, también puede afectar al flujo sanguíneo del bebé a través de la placenta. Normalmente se detectan a tiempo y es motivo para realizar una cesárea urgente”, explica la experta. Eso sí, en esos casos, el riesgo fetal es inminente y por ello, hay que ser rápido en la intervención ya que cuanto más tiempo pase de la rotura hasta que se extraiga al bebé, más riesgo correrá este.

Uno de los mitos más repetidos es que si se ha tenido una cesárea, los siguientes partos deben realizarse también mediante histerotomía. Lejos de la realidad, esta es una creencia que hay que desterrar ya que es una idea erróneamente extendida. Todos los estudios realizados al respecto concluyen que los riesgos asociados a una cesárea siempre son más graves. “No se recomienda una segunda cesárea salvo que haya indicaciones para la misma. La cifra que manejamos es que el 75% de las mujeres tendrá un parto vaginal después de la cesárea, si se le da la oportunidad. El equipo tendrá que valorar, junto con la mujer qué es mejor opción en su caso ya que por ejemplo el parto vaginal tras cesárea sí que se contraindica en caso de 3 o más cesáreas previas, miomectomias, antecedentes de rotura uterina, placenta previa oclusiva (u otro motivo que contraindique el parto vaginal) o cesárea anterior en T invertida o corporal”, advierte la matrona.

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Recomendaciones generales para ‘evitar’ una cesárea

En primer lugar, la experta nos aclara que, si se piensa en una cesárea como un procedimiento al que sólo recurrir cuando no hay más remedio, esto no es evitable. Y nos comenta que: “Se minimizan los riesgos si elegimos un equipo que asista los partos de forma actualizada y respetuosa con la madre y el bebé, confiando también en sus capacidades”. Por parte de la madre, también se le pide la responsabilidad de llevar un embarazo en las mejores condiciones físicas posibles, con un buen rango de movilidad y hábitos de vida saludables. Sin embargo, esto no hará imposible que se pueda evitar una cesárea si esta es requerida por otros factores: “No hay una fórmula mágica”, dice la matrona, pero: “Sí me parece que es importante analizar el por qué se produjo la cesárea anterior y como evolucionó ese parto para tener en cuenta todos los factores en el próximo”.

Por tanto, estos son los consejos para, dentro de lo posible, intentar evitar una intervención por cesárea en el parto:

  • La embarazada debe mantener una alimentación adecuada y evitar el sobrepeso.
  • Hacer ejercicio con regularidad y realizar un buen descanso el tiempo necesario.
  • Estar informada de todos los aspectos relacionados con el parto y el posparto.
  • Disminuir el estrés con técnicas de relajación, como practicar respiración, meditación…
  • Realizar un curso de preparación al parto con profesionales actualizados.
  • Confiar en sí misma y en su equipo médico de ginecólogos y obstetras, así como en las decisiones que puedan tomar.
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