© AdobeStock Bebé y madre en la cama

Bebés

Señales que alertan de un posible problema psicomotor en el bebé

Saber cuáles son los hitos del neurodesarrollo motor es muy importante para ayudar a los padres a saber detectar alguna anomalía en su hijo.

Cada niño tiene su propio ritmo de crecimiento y como padres, seguramente, ya estaréis informados de cuáles son los hitos que el bebé debe ir consiguiendo desde sus primeros meses de vida hasta al menos los 2 años. Día a día vas a ir aprendiendo junto a ellos, serás su apoyo y guía para sus logros, pero también hay que permanecer atento ante cualquier anomalía que se detecte en su desarrollo. Si notas que no alcanza a conseguir ciertas metas o su evolución es muy lenta, podemos estar ante un retraso de sus capacidades cognitivas y motoras. En primer lugar, no hay que alarmarse ya que puede deberse a una tardanza natural en su ritmo de desarrollo, pero ante la duda, la valoración de su pediatra de cabecera o de un neuropediatra, en su caso, será determinante. Para adentrarnos más en el maravilloso mundo del neurodesarrollo de los bebés hablamos con la experta en el tema, Laura Werenitzky, Kinesióloga y Fisioterapeuta Especialista en Atención y Estimulación Temprana en bebés de Alto Riesgo o con Alteraciones en el Neurodesarrollo Motor y Terapeuta Bobath.


Cómo se ‘conecta’ el cerebro del bebé con el movimiento

“Un bebé recién nacido se mantiene en postura de flexión total que es la que ha mantenido en el último trimestre de vida intrauterina. Sus músculos flexores se han hecho más fuertes, tienen más tono que los extensores. Por ello una vez que nace, sus músculos deben adaptarse a la constante acción de la gravedad. Asimismo, su corteza cerebral es inmadura, puesto que no ha desarrollado aún las conexiones necesarias para controlar el movimiento, así que los movimientos del recién nacido se originan en regiones cerebrales profundas y están aún libres del control cortical superior. Se trata de movimientos estereotipados y reflejos que no responden a la voluntad del niño, sino que sirven para facilitar su supervivencia. También se llaman Reflejos Arcaicos o Primitivos (Reflejos de Moro, Búsqueda, Tónico Cervical Asimétrico, Marcha, Prensión Palmar/Plantar)”, nos introduce la experta en el tema.

Además, nos cuenta que durante los primeros meses de vida son dos los fenómenos que marcan el desarrollo neuromotor: “Por una parte, tiene que ir disminuyendo la hipertonía de los músculos flexores, y por otra, van desapareciendo los reflejos primitivos hasta extinguirse del todo. Ambas circunstancias permiten el desarrollo del control de la postura y del movimiento funcional y voluntario”, explica.

©AdobeStock


Cómo detectar un fallo psicomotor en el bebé

El bebé trabaja para lograr el control motor desde su nacimiento y tiene que enfrentarse a diario con una variedad de obstáculos que son los que dirigen y resuelven su crecimiento longitudinal y su acción muscular en la correcta dirección. “Las estructuras óseas y musculares del bebé (las cuales tienen un diseño propio en la vida intrauterina) pasan por un ‘proceso de modelado’ que prepara a huesos, músculos, nervios y fascias para poder soportar miles de demandas diarias de carga, transferencia y sostén de peso a medida que se adquiere la verticalidad. Así pues, las estructuras neonatales sufren cambios rápidos durante los primeros 24 meses”, explica la especialista.

Para poder detectar una alteración en este desarrollo que realiza el bebé durante sus primeros meses de vida, es importante saber cuáles son los principales ‘hitos del neurodesarrollo motor normal’hasta lograr la marcha independiente. La fisioterapeuta pediátrica, nos hace una descripción genérica que servirá de guía para poder detectar posibles signos de alarma, y en su caso, ser controlado por un especialista:

De 1 a 3 meses:

  • Puede llevar las manos a la boca y jugar con ellas en el medio.
  • Levanta la cabeza boca abajo.
  • Sostiene la cabeza al levantarlo de las manos.

De 4 a 6 meses:

  • Controla la cabeza sentado.
  • Boca arriba se agarra los pies (algunos se los llevan a la boca).
  • Cambia de decúbito (gira de un lado a otro).
  • Intenta sentarse solo.

De 7 a 9 meses:

  • Se sostiene sentado (a veces con ayuda de sus manos).
  • Se arrastra en posición prono.
  • Se sienta por sí solo y pivotea.

De 10 a 12 meses:

  • Gatea
  • Se pone de pie con ayuda.

De 13 a 15 meses:

  • Camina

Y estas son las señales de alarma, que nos pueden hacer sospechar:

  • Aún tiene los reflejos primitivos muy vivos pasado el primer trimestre de vida.
  • Sigue en flexión total (boca abajo no intenta levantar la cabeza).
  • Bebé ‘muy quieto’.
  • No ingresan los cambios posturales y de movimientos acordes a cada hito del neurodesarrollo.

¿Cuáles son las causas más frecuentes?

Los expertos sostienen que no hay una explicación científica exacta para explicar qué causa estos retrasos. Esto solo se puede determinar con un estudio intensivo y cuidadoso del niño para identificar su origen y posible tratamiento, evitar que suponga un problema mayor o, por el contrario, que se trate de una fase inicial de otro proceso. Según nos cuenta la experta en neurodesarrollo infantil, algunos de aspectos que suelen ser indicadores de una posible causa son: “Que el niño sea prematuro, en este caso es uno de los pocos en el cual podemos esperar un retraso y está dentro de la normalidad, siempre y cuando, cumpla con las pautas de su edad corregida. También puede tratarse de un bebé hipotónico o ‘blandito’, el cual, debe tener un seguimiento exhaustivo para poder detectar la causa del tono bajo (que puede estar dentro de los límites normales o reflejar una patología de base), alteraciones del sistema nervioso o alteraciones del sistema músculo-esquelético”, Para realizar un diagnóstico certero la especialista hace hincapié en la importancia de la clínica, es decir, ‘lo que se ve’ pero, insiste en que: “También son importantes las pruebas que reflejan si hay alguna lesión en alguna parte del sistema nervioso o sistema musculo-esquelético que pueden aseverar lo que está pasando en la clínica”.

La detección precoz en estos casos es crucial para realizar cuanto antes un tratamiento adecuado y adaptado a las necesidades del pequeño. Si es la familia la que nota que algo no está bien debe inmediatamente consultarlo con su pediatra de cabecera para que el profesional pueda orientar y derivar al niño los estudios correspondientes para un diagnóstico certero. Pero, más allá del diagnóstico, la especialista afirma que: “El niño debe comenzar con terapia de atención y estimulación”, ya que: “Nuestra tarea como kinesiólogos del neurodesarrollo es proporcionar los elementos necesarios en calidad y en tiempo exactos, para evitar el progreso no deseado de un desequilibrio postural con consecuencias muy negativas”, advierte.

Te puede interesar