Los velos de novia más bonitos de las 'celebrity brides'

Aunque ya han pasado cinco años desde la boda entre Kate Moss y Jamie Hince (con separación de por medio desde entonces), el vestido de novia que John Galliano diseñó para la supermodelo sigue siendo uno de los más bonitos e inspiradores, capaz de sobrevivir a todas las tendencias con su color achampanado, sus líneas de estilo años 30, sus destellos de paillettes doradas, y por supuesto el velo encajado, también de época.

¿Qué otras novias han pasado a la historia con un velo espectacular? Recordamos a algunas de las celebrity brides con los velos de novia más bonitos de la historia en esta galería de imágenes.

Este tipo de velo estilo 'Julieta' ha sido uno de los diseños preferidos por las novias bohemias, de ahí que el vestido de novia de Kate siga estando en boga cinco años más tarde del 'sí quiero', con el alza de las boho brides.

Elizabeth Taylor en la primera de sus famosas ocho bodas, junto a Conrad Hilton en 1950. El diseño, tanto del vestido como del velo, es un clásico de la época, obra de la misma costurera de Metro-Goldwyn Mayer que creó el vestido de novia de Grace Kelly: un diseño princesa muy entallado en torno a la cintura de avispa de la actriz, con escote ilusión, y velo de tul de varias capas.

La primera novia royal de nuestra lista con los velos más bonitos de la historia no es otra que Mary de Dinamarca, que protagonizó su propio cuento de hadas junto a Federico de Dinamarca hace ya doce años con un traje de novia de color nacarado con escote barco y mangas en forma de cala.

El velo: un diseño precioso de encaje irlandés de más de cien años (es el mismo velo con el que se casó Margret de Suecia en 1905), prendido al cabello desde la parte superior del recogido italiano.

La princesa de todas las princesas para muchos: la Duquesa de Cambridge con su diseño de Alexander McQueen, es la novia royal sobre la que más se ha escrito y la que ha marcado las tendencias a más largo plazo. Aún hoy, cinco años después de su boda junto a Guillermo de Inglaterra, nos casamos con vestidos como el suyo, con falda tipo 'A' con cola de tres metros, acolchada en la cadera y entallada en la cintura, escote en pico y manga larga de encaje francés. El velo de la novia: largo, prolongado sobre la cola.

Este velo está elaborado con capas de tul suave con un recorte de flores bordadas a mano, y funciona tanto doblado hacia delante, con largo por los codos, como hacia atrás, recogido sobre el pelo suelto.

Vamos con los velos larguísimos. Un velo extraordinario, por bonito y, sobre todo, por largo, fue el de Nicky Hilton, una novia casi casi royal, al menos en Estados Unidos, de tul con blondas de encaje a juego con su vestido de manga larga de Valentino, y largo catedral de más de dos metros sobrepasando el bajo del vestido. Este es el tipo de velo de novia más largo que existe.

El vestido de hombros descubiertos de Jackie Kennedy, en su boda junto a JFK en 1953, va acompañado de un velo del mismo estilo que el anterior: completo, con encaje floral y largo superior al bajo del vestido de falda princesa. El diseño catedral del velo se elaboró a partir de encajes antiguos, que antes habían pertenecido a la madre y abuela de novia.

Uno de los velos catedral que hemos visto en bodas recientes en España: el de Eva González, vestida por Pronovias en su boda junto a Cayetano Rivera, con un traje de líneas minimalistas y espalda de encaje en tul cristal.

Este diseño, que a punto estuvo en convertirse en novia del año gracias a los votos de los lectores de HOLA.com, impresiona por sus largos, especialmente en el velo de tul, que sobrepasa la cola del traje a pesar de tener tres metros de largo.

El velo de Eva, retirado hacia atrás con un broche de oro blanco con más de doscientos diamantes, diseño de la joyería Suárez.

Y del largo pasamos al polo opuesto. Una sonriente Marilyn Monroe el día de su boda junto al escritor Arthur Miller en Nueva York, en 1956. El velo es de estilo blusher, es decir, corto a la altura de la barbilla, y va a juego con el vestido color beis de la novia. Según la revista 'LIFE', la propia Marilyn se encargó de teñir el velo con café (inicialmente era de color blanco), al darse cuenta en el último minuto de que no iba con el color de su vestido.

Detalle del velo con flores cristalizadas de Claire Lademacher, elaborado personalmente por Elie Saab, uno de los diseñadores que suele cerrar los desfiles de la Alta Costura de París con una novia.

El vestido de novia de Tatiana Blatnik fue una creación de Ángel Sánchez, un diseñador destacado que solemos ver a menudo en la New York Bridal Week, y que para la ocasión se alejó de los diseños arquitectónicos que suele presentar en sus colecciones: la confección es de corte palabra de honor con falda evasé de encaje de Chantilly. Tanto la cola como el bolero se funden con el velo de novia, que va prendido al moño bajo y complementado con una tiara.

El sencillo velo de la princesa Charlene de Mónaco necesitó de nada menos que 20 metros de tul de seda para recrear este impresionante efecto sfumato sobre el rostro y los hombros descubiertos de la novia, que contrasta con el satén duquesa del vestido.

El largo de la caída delantera: hasta las puntas de los dedos.

Muchos dicen que el vestido de novia de la Duquesa de Cambridge se inspiró directamente en esta otra novia royal: Grace de Mónaco, otro diseño nupcial salido de las entrañas de Hollywood, con mangas y cuerpo de encaje antiguo, perlas bordadas a mano y falda de tafeta de seda. El velo de tul, con caída por delante hasta la altura del codo y rematado con encaje, es de largo capilla, más corto que la cola del vestido.

Lili Rosboch fue la novia del año en HOLA.com en 2014, y lo fue entre otras cosas por el impresionante velo que llevó en su boda junto al príncipe Amadeo de Bélgica. Lili fue una de las novias recientes vestidas por Valentino, con un diseño de línea 'A' y escote ilusión.

La malla ilusión de plumetti del cuerpo vuelve a fundirse una vez más con el diseño del velo, con tul bordado con el mismo tipo de ornamento y blondas de encaje en los bordes, idénticas a las de la manga francesa.

El efecto: el velo catedral y el vestido se fusionan como parte de un mismo diseño.

Priscilla Prestley fue la diseñadora de su propio traje de novia en su boda junto a Elvis Prestley en 1967; un vestido de chiffon de estilo sixties con bordados, y que la novia acompañó con maquillaje cat-eye en los ojos, una corona sobre el pelo ahuecado y un velo de múltiples capas, muy abultado, con largo de 90 centímetros.

Otra novia de la realeza europea made in Valentino: Magdalena de Suecia y su vestido de encaje acabado con una cola de cuatro metros, cubierto por un velo de organza de seda con encajes bordados en forma de de flor de azahar, a juego con el bordado de sus zapatos de novia. El velo va prendido de una diadema y una hilera de flores de mirto de color blanco.

Sofia Hellqvist, radiante el día de su boda junto a Carlos Felipe de Suecia, y un traje de novia de la diseñadora sueca Ida Sjöstedt.

El diseño completo de esta novia de la realeza europea se confeccionó en en tres tonos de blanco, con velo en el mismo largo que la cola del vestido, prendido de la parte superior de un moño bajo, y elaborado en tul con encaje de algodón puro bordado a mano.

Inspiración para las novias de carácter vintage: el velo tipo bonnet de Judy Garland en 1945, colocado sobre el cabello pulido recogido en un peinado de la época, y complementando un traje de novia de manga larga con drapeados en los hombros y ramo de flores de peonías.