Las redes sociales, además de estar repletas de novias estilosas, también son un gran foco de inspiración para descubrir a madrinas con mucho gusto. Hemos visto a madres con looks desmontables, con diseños satinados con capas o con tradicionales mantillas que han alcanzado la viralidad gracias a sus acertadas elecciones de moda. Hoy centramos la mirada en Elena, quien también ha triunfado en la red con una prenda en marrón, con volante péplum y diadema de plumas, que no ha pasado desapercibida. Hablamos con ella para conocer los detalles de su estilismo, ideado por Álvaro Poyato, de Poydel.
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Buena sintonía diseñador-clienta
La primera cuestión que consultamos a nuestra protagonista es qué inspiración hay detrás de las piezas elegidas y qué estilo le define. “Buscaba un diseño atemporal, discreto y de línea rectas que realzara mi figura y, sobre todo, quería que fuera cómodo”, desvela. El concepto se tradujo en una creación de sencilla, elegante y con un punto chic, que favorecía a su silueta sin ocultarla. Para darle forma a esta prenda, se puso en manos de Álvaro. “Captó rápidamente la idea que tenía”, recuerda.
El proceso comenzó en la cita inicial, cuando compartieron impresiones. “Tuvimos una primera toma de contacto y se puso manos a la obra. Es un excepcional diseñador y creador, yo diría que crea auténticas obras de arte, solo hay que ver sus bocetos”, explica Elena. En estos primeros pasos definieron los imprescindibles del look: “yo quería un tejido flexible, que me permitiera moverme con naturalidad y un color elegante. Me presentó varias propuestas y elegí la primera de ellas”.
El marrón, el color del lujo silencioso, fue el gran protagonista de este vestido largo monocromático con volante a cintura, tipo péplum y mangas francesas. “Álvaro sabe captar el gusto de sus clientas y trabajar sobre ello para hacer de su diseño una obra única”, apunta nuestra protagonista. En cada cita fueron avanzando hasta dar forma al resultado final, en el que también influyeron los complementos. “En la tercera prueba, llevé el collar que utilicé y cerró el cuello del vestido a partir del collar”, desvela esta elegante madrina.
El tocado más especial
Una vez compuesto el traje de la madre del novio, tocaba seleccionar los accesorios que completarían el estilismo. Ella tenía claro que, como madrina de boda, su objetivo era estar a la altura, sin caer en excesivo protagonismo: “para mí, fue un día muy feliz. Se casaba mi hijo y su novia y quería acompañarlos y reflejar la felicidad que me envolvía ese día tan importante”. Por ello, como elementos que sumaron al resultado, apostó por el citado collar, de gran valor sentimental, por unos zapatos de salón neutros “muy cómodos” de Lodi y por un glamuroso tocado.
En línea con otras madres del novio que, lejos de lucir mantilla, decidieron llevar su melena lisa y corta, suelta, sin recoger, confió en la elegancia de esta pieza de Allium. Era una diadema de plumas con mucho movimiento en un elegante tono a medio camino entre el blanco roto y el beis. Una creación que acaparó todas las miradas y que recuerda a algunas de las propuestas de sombrerería que más gustan a las influencers actuales. “Fue todo un acierto. Las plumas caían delicadamente por el cabello, un trabajo increíble”, reconoce esta invitada destacada sobre la firma que confeccionó el tocado.
Valencia como escenario para la boda
Elena nos descubre, también, otros detalles de este emocionante día, cuando le preguntamos acerca de esta jornada en la que ejerció de madrina. El enlace de su hijo tuvo lugar en la parroquia de la Virgen del Olivar, en Alacuás. “Un pueblo precioso en la provincia de Valencia y la celebración fue en la finca la Vallesa de Mandor, una finca rodeada de naranjos y limoneros”, matiza. Nuestra protagonista guarda un precioso recuerdo de los momentos de este ‘sí, quiero’: “la música envolvía una atmósfera cargada de felicidad por los novios, una pareja de buenas personas se habían encontrado”.
Para ella, lo más especial de todo fue, sin duda, “poder compartir con todos mis seres queridos el proyecto de vida de mis hijos Carlos y Olga”. Además, no se olvida de esos instantes que más tarde se convirtieron en una anécdota divertida para los invitados. “La entrada de los novios en la finca con una traca, como buena valenciana que es la novia, que no tenía nada que envidiar a la mascletá de las fallas”, rememora.
Nadie mejor que una madrina que ha ejercido recientemente este papel para dar un consejo de estilo a todas aquellas madres del novio que lo harán próximamente. Cuando consultamos a Elena sobre su mejor recomendación, ella prefiere centrar la mirada en el diseñador con el que acertó: “Llamad a Álvaro Poydel, os entenderá”. Y es que, argumenta, al modisto no se le escapa nada. “El vestido debe reflejar tu esencia y realzarla. De eso él sabe mucho”, concluye.
