Cuando se piensa en la gran historia de amor de Jane Birkin (Londres, 1946 - París, 2023), todos los recuerdos se dirigen a la relación que la actriz y cantante mantuvo con el compositor francés Serge Gainsbourg. Y es que su mediático romance dio como fruto la provocativa canción Je t'aime... moi non plus y a su única hija Charlotte Gainsbourg. 12 años duró la pareja, que no llegó a pasar por el altar (aunque pueda pensarse lo contrario, por las imágenes que ambos elaboraron en el marco de un reportaje fotográfico), hasta que en 1980 se separó. Pero la célebre artista e icono de estilo sí que había conocido los pormenores de organizar una boda, mucho antes, cuando tenía tan solo 18 años.
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Fue hace 60 años cuando tuvo lugar la boda de la británica con John Barry (York, 1933 - Nueva York, 2011), incipiente compositor británico de música de cine y televisión, que llegó a ganar cinco premios Óscar, un Globo de Oro y gozar de un gran éxito internacional gracias en parte a su labor en las bandas sonoras de la saga James Bond (incluso le fue concedida la Orden del Imperio Británico).
Era 1964. Por aquel entonces, una joven Jane Birkin, que había crecido al abrigo de sus padres, el capitán de fragata David Birkin y la actriz Judy Campbell, había quedado fascinada con el ambiente del agitado 'Swinging London' que brotó en plena década de los 60. El Daily Mail publicaba aquel año una foto bajo el título de la “clase del 64”, una selección de cincuenta mujeres a las que se debía tener en el radar porque prometían un gran futuro. Todas ellas seguían la moda de la época: con una gran melena, un flequillo desfilado y minifaldas. Aquella imagen le abrió las puertas al universo del séptimo arte, pues acudió a diferentes audiciones de musicales que luego fueron muy aplaudidos. El más destacado Passion Flower Hotel (que se representaba en el Teatro Príncipe de Gales), en el que la futura francesa de adopción fue la gran estrella, con el papel protagonista.
La británica se introdujo en el mundo del cine en Reino Unido con tan solo 17 años y es en este entorno donde conoció a Barry, que en aquel momento ya había empezado a poner su granito de arena en las famosas partituras de las películas del agente 007. El músico animó desde el principio a la actriz a incorporarse al mundo de la canción y quedó prendado de su encanto. Y así comenzaron un capítulo de amor breve, pero intenso. No tardaron mucho en darse el ‘sí, quiero’: el 16 de octubre de 1965 tuvo lugar su unión civil. Era un enlace secreto, en pleno otoño, que se fraguó en la oficina del registro civil de Chelsea.
Como no podía ser de otra forma, el céntrico barrio londinense, conocido por su bagaje cultural, su relación con la moda y sus sofisticados residentes, fue testigo de su amor. Aquella jornada estuvo marcada por los detalles que demostraban que el suyo no era un matrimonio convencional. Él era 12 años mayor que ella, algo que no sería un impedimento, según ambos, para dar el gran paso. La novia renunció a las líneas clásicas y a los cortes princesa en este día. En cambio, prefirió ser fiel a su estilo y a la estética osada y bohemia de su tiempo, al llevar un vestido blanco con mangas francesas acabadas en volante, corte a la cintura y cuello redondo. ¿Lo más especial del look? Que estaba confeccionado en crochet, un sugerente material que le permitía enseñar sin ser demasiado evidente. Un arte, el de los naked dresses, en el que Jane Birkin era toda una maestra.
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Sin renunciar a su peinado más cotidiano
Aquel día, aunque era una cita señalada, no quiso renunciar a su melena al viento. Y es que, ya en estos primeros años de contacto con el séptimo arte y la canción, empezó a marcar la que fue su seña de identidad: un flequillo picado y con movimiento. Este peinado lo llevó en el día de su boda, al igual que a diario, y en la actualidad se ha convertido en uno de los cortes de pelo más solicitados en el mundo, puesto que resulta favorecedor y crea el efecto óptico de mayor cantidad de pelo. “Mi look, que recibe tantos elogios, lo he ido creando de una manera natural, a veces por azar, por casualidad”, contaría la propia cantante a una revista española en 2016.
Volviendo al recién estrenado matrimonio, la pareja se estableció en Londres y poco más de un año después (en abril de 1967) dio la bienvenida a su primera hija, Kate Barry. A tres años del gran día, meses después del nacimiento de su pequeña, su amor se extinguió y Jane Birkin y John Barry decidieron hacer vidas separadas en 1968, se divorciaron. La intérprete no se sentía cómoda con el compositor, que le provocaba bastante inseguridad, pues se veía en la obligación de siempre estar perfecta. “En aquella época, estaba reducida al papel de esposa. No me gustaba”, llegaría a expresar.
Es entonces cuando ella se trasladó a Francia con su hija y allí conoció a Serge Gainsbourg. El pianista y poeta se convirtió no solo en el mejor compañero de vida de la actriz, sino en un padre para la hija de ella, Kate, durante 13 años, quien vería nacer a su hermana Charlotte, cuatro años menor, fruto de esta nueva relación en 1971. En su madurez, la primogénita de Birkin ejercería como fotógrafa de moda, hasta que en 2013 falleciera al caer de su piso en París. Charlotte Gainsbourg, por su parte, ha centrado su carrera en el cine, como directora, mientras que la tercera hija de la solista, Lou Doillon, que nació de su relación con el director de cine francés Jacques Doillon, es modelo y cantautora.
