Historia de un look viral

Un collar de perlas japonesas y un vestido de novia inspirado en los años 20: la boda en Toledo de Cristina


Inés Martín Alcalde hizo posible este traje nupcial que se acompañó de una bonita mantilla familiar


Look de novia viral de Inés Martín Alcalde con mantilla y collar de perlas© LORENA SAN JOSE
Estrella AlbendeaColaboradora de Novias
11 de noviembre de 2025 - 19:00 CET

¿Dónde encontrar las mejores ideas para confeccionar el vestido de novia perfecto, el que mejor describa a la prometida en cuestión? En ocasiones es una mezcla de factores, desde las tendencias de las pasarelas a los fenómenos virales de las redes sociales. En otros casos, basta con mirar al pasado, pues la protagonista en cuestión tiene claro qué época define mejor su estilo. “Me inspiré en los diseños de los años 20. Buscaba sentirme favorecida y elegante, con un vestido que no fuera ni demasiado clásico, ni demasiado moderno. Tenía claro que quería fluidez, movimiento y combinación de tejidos”. Son palabras de Cristina, una recién casada que escogió a Inés Martín Alcalde para que diera forma al estiloso look de su boda en Toledo.

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© Lorena San José

Al taller de la diseñadora llegó tras pasar por otras firmas en las que no logró encontrar la buena sintonía que estaba buscando. “Mi madre y yo visitamos diferentes talleres para buscar un vestido que encajara con mi personalidad. Al principio, me sentí un poco frustrada porque no encontraba un estilo que me definiera”, nos cuenta. Sin embargo, desde el primer momento que conoció a la reconocida creadora, supo que aquel sería el atelier elegido.

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Un vestido de novia con piel de ángel

Lejos de dibujar una propuesta, la madrileña tuvo otra gran idea para su clienta: “en un abrir y cerrar de ojos, me colocó por encima un montón de telas de diferentes tejidos con las que creó, en un instante, un boceto sobre mi cuerpo con el que me sentí completamente yo. Por ello la elegí sin dudarlo”. Tras aquella primera cita, comenzó un proceso que nuestra protagonista define como muy emocionante. 

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Cristina revela que la confección de su diseño fue poco a poco. “Juntas fuimos dando forma a nuestras ideas hasta conseguir el resultado que queríamos. Las primeras pruebas se centraron en buscar un corte de vestido que me favoreciera y en elegir los tejidos perfectos para ello”, revela. De este modo, se decantaron por un apreciado tejido, piel de ángel satinada, para el vestido base, que combinaron con bambula de seda, lino y organza bordada. “Las pruebas finales, fueron preciosas y las más divertidas”, recuerda.

© Lorena San José
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“Mi familia y yo vivimos en Toledo y para todas las pruebas me acompañaban a Madrid mi madre, mi hermana y mi sobrina. Yo las llamaba: ‘El club de las asesoras de imagen’. Mi sobrina Adriana no consintió perderse ni una, si hacía falta se saltaba la última clase para poder asistir. Después de la prueba, merendábamos en la cafetería Mallorca y comentábamos todos los detalles con mucha ilusión. Fue nuestro ritual en cada prueba y son estos momentos los que hicieron inolvidable el proceso de creación del vestido”, desvela esta estilosa toledana. 

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Una propuesta desmontable 

El look incorporaba bordados en los puños, una lazada en la espalda y unos cuidados botones. Además, se ideó para ser convertible, lo que le permitió contar con un segundo estilismo para la fiesta. “De base llevaba un vestido de piel de ángel de tirante ancho con escote cuadrado. Sobre él, un top de bambula de seda, corto por delante y largo, con cola bordada, por detrás. El cuello del sobrecuerpo era cuello alto, anudado en la espalda con una lazada y una hilera de botones forrados. Por último, llevaba una falda de lino con un fajín drapeado a la cintura y una larga cola”, describe. 

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Cristina puso la misma delicadeza en la creación de su look que en la selección de sus complementos. Frente a un velo tradicional, nuestra protagonista prefirió recurrir a una mantilla familiar, con un gran significado para ella. “Fue un regalo que mi tía abuela le hizo a mi madre y con ella se casaron mi madre y mi hermana”, explica. 

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Al resultado se sumaron unos zapatos de Martinelli x Redondo Brand; un anillo de compromiso (regalo de su ya marido), de la firma sevillana Santamaría Joyeros; unos pendientes de su pedida, que fueron un regalo de sus suegros, “de la joyería familiar Luna Mena y al cuello, unas perlas japonesas de mi madre”, que hacían las veces de un sofisticado choker.

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La flor más buscada por las novias de verano

Fiel a esa esencia elegante, atemporal y romántica, optó por un ramo de peonías en rosa pastel y amaranthus, de tonos frambuesa y mostaza, obra de Maua Estudio Floral, con quien quedó más que satisfecha. “Las peonías me recuerdan a La Madroña en primavera, que es un campito familiar, y tenía claro que mi ramo tenía que ser así”, comparte.

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La naturalidad era uno de los elementos a los que Cristina no quiso renunciar en su look de belleza. Su apuesta fue un peinado clásico, un recogido bajo con raya lateral y un maquillaje saludable, con efecto glow. “Elegí a la persona perfecta: mi amiga María, es maquilladora y estilista y me conoce desde los tres años, conoce mi estilo y mis facciones a la perfección”, apunta.

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Dos históricos enclaves para el 'sí, quiero'

El look era perfecto para un enlace en plena primavera en Toledo. Cristina Sánchez-Beato Medina y Fernando Mena Álvarez, nuestros protagonistas, se casaron el pasado 24 de mayo en dos preciosas ubicaciones, muy solicitadas por las parejas de la zona. La ceremonia tuvo lugar en la Catedral Primada de España de Toledo y la posterior celebración en El Cigarral de las Mercedes, con unas vistas impresionantes. 

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Para llegar a aquel gran día, la pareja mantuvo cuatro años de relación. Los novios se conocieron en Sevilla, a donde Cristina llegó por trabajo. En aquel primer momento, el encuentro fue breve y ambos “seguimos con nuestras vidas y años después, tras la pandemia, quedamos para contarnos… Hasta el día de hoy”, nos dice ella. 

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El amor de Cristina y Fernando se forjó a distancia. “Con infinidad de traslados Toledo- Sevilla, Sevilla-Toledo, teníamos claro que nuestra ilusión era poder establecernos en la misma ciudad y compartir nuestra vida juntos”, manifiesta. Este fue el motivo que les hizo dar el gran paso.

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Nueva York como testigo

La petición de matrimonio llegó en un viaje a Nueva York. Su entonces futuro marido se lo pidió en pleno Central Park, en un entorno y con una música inolvidable de fondo. Una historia de película: “fue en el mosaico memorial de John Lennon ‘Imagine’, al compás de la famosa canción que, como no podía ser de otra manera, también sonó en nuestra entrada al cóctel de la boda”.

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Cuando preguntamos a nuestra protagonista acerca de lo más especial que ha tenido el día, nos revela que fue el hecho de saber que comenzaban una nueva etapa juntos. "Que ese paso lo estábamos dando acompañados por todos nuestros seres queridos. Ver la cara de felicidad de nuestras familias y amigos y sentir su cariño fue lo más bonito", admite. 

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Una anécdota imborrable

"Al salir de la Iglesia, nos marchamos al volante de Fernando en un Fiat 1500 Spider descapotable (de Classic Road Cars). Arrancamos arropados de todos nuestros seres queridos que nos esperaban a la salida vitoreando con el arroz y los pétalos. Además, Toledo estaba preparando sus calles para el Corpus Cristi y la ciudad estaba abarrotada de toledanos y visitantes. Dimos la famosa 'vuelta al Valle' los dos solos en el descapotable al grito de '¡vivan los novios!' de los turistas que paseaban. Ese momento fue muy divertido y entrañable. Pudimos estar solos un ratito y soltar todos los nervios. Mientras, el resto de los invitados, llegaron al cigarral en el autobús turístico descapotable de la ciudad para no perderse esa panorámica tan genial". 

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En la organización de los preparativos de su enlace, estos novios no contaron con ayuda externa. Querían una boda “íntima y sencilla, pero a la vez, bonita y cuidada”.   La capilla en la que contrajeron matrimonio presentaba un estilo gótico primitivo y escogieron para decorarla grandes montajes florales de verdes, de estilo silvestre, desde la entrada al altar. “Maua Estudio Floral se encargó de todo y captó nuestra idea desde el principio. Diseñamos unos misales cuya portada era la acuarela de una de las puertas de la catedral, pintada por mi abuelo. Para darle alegría y vida a la ceremonia, contamos con un cuarteto de instrumentos, voz y el órgano de la capilla”, señala.

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Para el posterior banquete, en El Cigarral de las Mercedes, los recién casados optaron por un formato romántico y tranquilo, sin caer en estridencias. “Optamos por una cena a la luz de las velas en el mirador del Cigarral de las Mercedes, con vistas a la ciudad y sus monumentos iluminados. Elegimos vajilla en crudo con borde plateado, mantel gris perla y mesas decoradas con velas y flores blancas”, describe. Además, los prometidos diseñaron las minutas y el seating plan y El Cigarral estuvo al frente la impresión de estos elementos y de la decoración de los diferentes espacios, también el del baile. “Hablando de baile… nos marcamos un buen pasodoble con todos nuestros amigos y familiares”, recalca.

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Con la llegada de la boda, cuando la jornada empieza, los novios se dan cuenta de lo verdaderamente importante, reconoce Cristina. Por eso su consejo para quienes darán el ‘sí, quiero’ en cuestión de meses es: “aligerar el equipaje”. Confiesa que no todo ha de salir perfecto: “Porque cuando por fin llega, solo valoras la cara de felicidad de tu familia y amigos. Ese día, te da igual todo lo demás”. Y concluye: “les diría a otros futuros novios que no se estresen demasiado, que vayan tranquilos y felices porque, la gente que está allí y los quiere, verán todo precioso y perfecto, hagan lo que hagan. Lo más importante, es tu gente”. 

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