Este viernes, 17 de octubre, ha sido la fecha elegida por Hugo Hernández-Mancha, hijo de Antonio Hernández-Mancha, presidente de Alianza Popular en los años 80, y María Luisa Arrospide, hija de los marqueses de Boil, para su boda. Un 'sí, quiero' que ha tenido lugar en la iglesia del Salvador y Santo Domingo de Silos, ubicada en pleno centro de Córdoba y que fue construida en el siglo XVI por la Compañía de Jesús. Ha sido a su llegada al templo, acompañada por el padrino, cuando hemos podido ver el vestido de la novia, un diseño firmado por Cristina Navascués, la misma diseñadora que, hace solo unos días, vestía de novia a Bárbara Mirjan.
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María Luisa llegaba a la iglesia luciendo un diseño palabra de honor confeccionado en mikado, tejido habitual en siluetas nupciales, pues posee un ligero brillo y cierta rigidez que permite mantener el volumen en estos vestidos tan solemnes. Una pieza que destaca por una amplia falda con detalles de godets, paneles triangulares que permiten entrever un delicado juego de luces y texturas al caminar. La elegante cola, al igual que estos pliegues, están realizada en organza.
Llamó la atención su capa de encaje con detalles florales (que asumía el papel del velo) y sus guantes vintage, un accesorio poco común en bodas actuales que añade un toque nostálgico y sofisticado. La novia, actualmente opositando para la Abogacía del Estado, lució también una espectacular tiara de diamantes y esmeraldas, a juego con sus pendientes lágrima. Optó por un semirecogido elegante con ondas y un maquillaje muy natural. En cuanto al ramo, llevó rosas blancas, una flor clásica y atemporal.
La joven de 30 años pertenece a la familia de los marqueses de Boil, una de los linajes nobiliarios con mayor arraigo histórico en la ciudad de Córdoba durante el siglo XIX, propietaria entonces de un palacio en la calle Conde de Gondomar. Este vínculo con la aristocracia se reflejó en los invitados a su boda, pudimos ver a Sassa de Osma (acompañada de su marido, Christian de Hannover) y a Inés de Cominges (acompañada también de su marido, François du Chastel de la Howarderie).
Tras la ceremonia religiosa, tanto los novios como sus invitados disfrutaron de una cena en una finca privada en la Sierra de Córdoba.