El velo Julieta, también conocido como Juliette cap, vuelve a escena en 2025 con más fuerza que nunca. Es ligero, romántico, delicado y siempre va acompañado de un punto artesanal que las novias valoran en su gran día. Inspirado en los tocados de los años 20 y en la Julieta Capuleto de Shakespeare, se ajusta a mitad de cabeza, formando suaves pliegues. Muchas veces se monta sobre hormas que aportan estructura, comodidad y sujeción, y se fija con horquillas invisibles. Sin embargo, hemos detectado una vuelta de tuerca que sigue la línea boho de Kate Moss en su boda con Jamie Hince en 2011: la modelo coronó su velo con dos flores laterales que reforzaban al mismo tiempo la sujeción y aportaban un detalle natural.
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Un gesto que no pasó desapercibido y que quedó grabado en el imaginario estético de las novias que buscan un velo ideal para looks románticos, bohemios o vintage. Si bien los peinados de novia con flores ya eran una tendencia consolidada en el terreno nupcial, hoy se incorporan a los velos más delicados para potenciar ese aura tan especial que los caracteriza. Las novias actuales reinventan el velo Julieta con flores de múltiples maneras, adaptándolo a su vestido y personalidad, como vemos a continuación.
Si hay una novia que marcó tendencia con el velo Julieta, esa fue Kate Moss. La modelo británica se casó con Jamie Hince en 2011 y confió en John Galliano para un vestido etéreo, con corte al bies, paillettes, bordados y con un aire bohemio que encajaba 100% con su personalidad. Pero lo más recordado fue su Juliette cap, un diseño delicado y vintage que sujetó con un detalle muy especial: pequeñas flores bordadas a los lados, que enmarcaban su melena suelta y ondulada, potenciando el lado más romántico del look. Este icónico estilismo se quedó en la retina de muchas novias, que lo reinterpretaron, cada una a su estilo, como veremos a continuación.
Marina apostó por un vestido de Martina Maletti, con cuerpo fluido que dejaba los hombros al descubierto y una falda drapeada y ceñida a la cintura. Su sencillez ayudó a que el velo destacara sobremanera, colocado a modo Julieta con delicados frunces y pliegues suaves y envolventes. El detalle definitivo fueron las flores, muy protagonistas y colocadas a ambos lados de la cabeza. Como muchas otras, optó por llevarlo con el pelo suelto, rebajando así su carácter vintage hacia un tono algo más bohemio y desenfadado.
En el look de Elisa, estilista de profesión, el velo Julieta se sujeta con un detalle inesperado: flores de crochet. Hablamos de una elección de carácter artesanal que sustituye a las flores frescas, preservadas o de tela, y que aporta un giro estiloso y muy personal al conjunto. La propuesta, firmada por Pureza Mello Breyner Atelier, demuestra que la tendencia puede reinterpretarse con materiales creativos, sorprendiendo y llevando el peinado nupcial a un terreno aún inesperado.
Marta confió en Tamara Vázquez, fundadora de Romancera, para dar forma a un vestido asimétrico de espíritu romántico, elaborado con una mezcla de texturas y sedas rústicas y vaporosas. Como complemento singular, incorporó un fajín de talle bajo confeccionado con crochet irlandés vintage, una pieza de 1910 sacada de un cuello antiguo. Ese detalle artesanal marcó el hilo conductor del velo, que iba en sintonía con el propio look y el ambiente de "bosque encantado" que guio la boda. Por eso, optó por el siempre romántico velo Julieta, pero eligió un tejido rústico y cierta textura, que sujetó con delicadas flores de crochet, haciendo un guiño al fajín y reforzando así el aire poético de su look.
La diseñadora Teresa Helbig ha mostrado en numerosas ocasiones su afinidad por el velo Julieta, al que suele añadir detalles florales que potencian su carácter romántico. Ya en su colección de 2019 sorprendió en la pasarela de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid con versiones XL, adornadas con flores naturales en blanco o en delicados tonos empolvados. Hoy son novias reales, como Gloria, quienes confían en sus espectaculares diseños y culminan el look con este tipo de velos: un Juliette cap coronado con flores blancas de gran tamaño que aportan fuerza, frescura y un guiño teatral a su estilismo nupcial.
Lourdes forma parte de la llamada Helbig gang, esas novias que confían en el universo creativo de Teresa Helbig para dar forma a su gran día. Eligió un vestido etéreo y romántico, fiel al sello de la diseñadora, que completó con un delicado velo Julieta con aplicaciones de encaje. Este tipo de velo permite distintas colocaciones, bien a la altura de las sienes o algo más atrás, como es el caso, y sujeto con horquillas discretas, logrando una caída natural que reforzaba la esencia romántica del look. Para darle un toque aún más especial, peinó su melena suelta y añadió a los laterales unas flores preciosistas realizadas con pequeñas perlas, muy delicado y sutil.
Entre las múltiples formas de llevar un velo Julieta, hay una especialmente llamativa: cuando el propio tejido del velo se transforman en pequeñas flores que enmarcan el rostro. No siempre es casualidad; en muchas ocasiones se busca a propósito ese efecto óptico para romantizar o teatralizar el look, aportándole un deje muy delicado. En L’Arca Barcelona son expertos en la materia y dominan como pocos esta propuesta. “En nuestro taller os ponemos el casquete fijo”, nos cuentan. “Este tipo de velo se sujeta cómodamente a media cabeza gracias a una estructura interna flexible —un casquete o alambre forrado—, sin necesidad de peinetas visibles”, explican.
Otro ejemplo del virtuosismo de L’ Arca Barcelona es este espectacular velo Julieta, bordado y montado sobre una horma de alambre que le da estructura y forma. Inspirado en los estilos nupciales de los años 30, está fabricado a mano en España con encaje artesanal e hilo dorado. Gracias al casquete no necesita peinetas visibles, pero el propio tejido simula unas pequeñas flores decorativas en los laterales, como hemos visto en el ejemplo anterior.
Esta clásica idea de velo puede reinterpretarse de formas más modernas, como vuelve a demostrar una vez más L´Arca Barcelona. En este caso, utiliza como velo un pañuelo de gasa de seda que se transforma en un accesorio de gran presencia, gracias al juego de volúmenes laterales que simulan flores en versión XL.