Después de varios días repletos de actos oficiales muy diversos, hoy concluyen una de las semanas más destacadas en el calendario de la familia real sueca: la del Premio Nobel. Como cada año, el rey Carlos Gustavo ha ofrecido hoy una cena en Palacio en homenaje a los ganadores de estos prestigiosos galardones, una cita en la que ha estado acompañado por su mujer, la reina Silvia de Suecia, y sus tres hijos, Victoria, Magdalena y Carlos Felipe, además de dos de sus yernos. Solo ha faltado la princesa Sofía, algo que ha dado mucho que hablar. En ausencia de la mujer del hijo pequeño de los reyes, el foco en cuestiones de moda se ha dirigido hacia Victoria y Magdalena, quienes han impactado con sus impresionantes vestidos y fabulosas tiaras.
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Magdalena de Suecia ha demostrado en numerosas ocasiones ser una princesa atípica en todos los sentidos. Durante varios años vivió en Estados Unidos, alejada de palacio, y eso se ha reflejado en su armario, ya que podemos afirmar que es la más moderna de la familia y no duda en sumarse a las últimas tendencias en moda. Sin embargo, eso no significa que sus looks no sean absolutamente elegantes, sino todo lo contrario. Hoy ha vuelto a dar una lección de estilo con un vestidazo digno de alfombra roja que, sin caer en los clichés ni resultar aburrido, cumple con todos los detalles típicos de la Navidad.
Se trata de una creación de la diseñadora Monique Lhuillier, especializada en vestidos de novia e invitada, que se puede adquirir a través de la tienda online por algo más de 5.000 euros. Cuenta con corpiño en terciopelo negro -ideal para estas fechas-, de tirantes, escote profundo en 'V' y abertura en la espalda, de donde parte una cola en el mismo tejido que cae en cascada y aporta una dosis extra de teatralidad que nos fascina en una cita de estas características. La falda, confeccionada en un tejido de lentejuelas doradas, cae hasta el suelo y realza su figura.
Una nueva tiara para Magdalena
La hija mediana de los Reyes ha lucido por primera vez la tiara Napoleónica de Acero Cortado, una pieza única de la colección de la familia real sueca que habíamos visto hasta ahora la princesa Victoria y la reina Silvia. Es una imponente joya que se caracteriza por estar elaborada completamente en acero pulido y oro, sin incluir piedras preciosas. Presenta motivos intrincados, como hojas de roble, bellotas y flores cuidadosamente trabajados para capturar la luz e imitar el efecto de los diamantes sin necesidad de añadir gemas. Data de principios de siglo XIX y originalmente formaba parte del ajuar de la emperatriz Josefina de Francia.
Los looks de gala de Victoria y Magdalena de Suecia en la entrega del Premio Nobel 2025
Ayer se entregaron los galardones de Física, Química, Medicina, Literatura y Economía en Estocolmo. Para la ceremonia y el posterior banquete de gala, la heredera al trono sueco quiso rendir homenaje a su madre, la reina Silvia, recuperando un vestido que esta llevó en el mismo acto, pero hace 31 años: la entrega del Premio Nobel de 1994. Se trata de un espectacular vestido de noche de zibelina, un ribete especial tipo faille de origen francés que ya no se fabrica, y que fue obra del modisto Jacques Zehnder, confeccionado a medida para la aristócrata nacida en Alemania y mujer del actual monarca sueco.
La pieza es distinguible por su estilo arquitectónico y elegante, moderno para aquella época pero muy sofisticado e ideal para un evento de este calibre. Cuenta con escote geométrico y asimétrico, que deja los hombros al descubierto y se ciñe al cuerpo, y una larga falda plisada que desvela una capa subyacente a contraste en seda color negro, la cual solo se asoma tímidamente por el lateral y, aun así, consigue dar el golpe de efecto necesario para generar impacto. Victoria completó con la histórica la tiara Fringe de Baden, que presenta 47 diamantes inspirados en los rayos de sol. Esta diadema perteneció a Victoria de Baden y la recibió como regalo de bodas por parte sus padres, los grandes duques de Baden.
Por su parte, su hermana Magdalena tampoco estrenó, pero, en su caso, buceó en su propio armario para encontrar el look perfecto para esta cita. Eligió un vestido color hielo de tul y pedrería con capa incorporada, una pieza de Jenny Packham a la que sumó la impresionante tiara de aguamarinas y diamantes bautizada como Kokoshnik en alusión a los tocados típicos rusos, su preferida. Es una pieza que llegó a la Familia Real sueca a través de Margarita de Connaught.
