Eugenia Martínez de Irujo sopló 57 velas rodeada de la gente que más quiere y con una sonrisa que lo decía todo. La celebración de su cumpleaños reunió a su marido, Narcís Rebollo, a su hija Tana Rivera, a su hermano Fernando y a un reducido grupo de amigos en Sushita Chinitas, el nuevo restaurante del Grupo Sushita en Málaga. Hubo abrazos, brindis, bengalas encendidas sobre una tarta y ese momento íntimo en el que madre e hija se fundieron en un abrazo mientras todos cantaban cumpleaños feliz, una escena que reflejó un año especial para la duquesa de Montoro. Y mientras todo esto ocurría, el look de Eugenia comenzaba a convertirse en conversación: un vestido de firma española y además idéntico al que llevaba otra invitada. La coincidencia no solo se convirtió en motivo de risas, sino en la anécdota más simpática de la noche.
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El vestido que define su estilo: punto, rayas y moda española
Eugenia eligió para la ocasión un vestido bicolor en negro y beige, de tejido de punto, manga larga, cuello caja y estampado de rayas horizontales que alternan tamaños para estilizar la silueta. Es el diseño Babi de IQ Collection, la firma de su amiga Inés Domecq, que se ha convertido en uno de los sellos más representativos de la duquesa.
El corte midi, entallado pero sin marcar en exceso, resume bien el estilo natural de Eugenia: favorecedor, versátil, cómodo y con esa estética boho sofisticada que tanto la identifica. Remató el look con botas negras de tacón alto y plataforma, perfectas para alargar visualmente la figura y aportar un toque nocturno y moderno.
Dos invitadas, un mismo vestido y un 'beauty look' fiel a su ADN
La escena más divertida de la noche llegó cuando otra invitada apareció con el mismo vestido. Ambas posaron juntas, sin drama, entre risas, demostrando que la moda también es un juego cuando se vive con naturalidad. Eugenia lo resolvió como solo alguien con carisma y amor propio sabe: sonriendo, abrazando el momento y convirtiéndolo en parte del recuerdo.
Su beauty look mantuvo esa misma línea de sencillez y autenticidad. Lució su icónico corte bob, suelto, liso, con raya al medio y un aire relajado que ha convertido en seña de identidad. El maquillaje, natural, luminoso y muy ella, enmarcó el rostro sin perder frescura, con un acabado espontáneo y elegante que combinó perfectamente con la estética del vestido.
Una fiesta con flamenco, amigos y un ambiente que lo decía todo
La celebración avanzó entre risas, copas y música y alcanzó uno de sus momentos más vibrantes con una actuación flamenca que incendió la noche. Tomasito, Fernando Soto, Mara Rey, Sandra Rincón y Rafael Sordera se subieron al escenario y regalaron una actuación inolvidable que hizo que todos abandonaran el asiento.
Entre los invitados se encontraba también Cayetana Guillén Cuervo, así como amigos íntimos que han acompañado a Eugenia en diferentes etapas vitales, como María de la Luz del Prado, hija de los marqueses de Caicedo, escritora y esposa de Pablo de Hohenlohe, quien dejó constancia de algunos momentos para la posteridad.
Un año que confirma su plenitud personal y profesional
El cumpleaños no fue solo una fiesta, sino la fotografía perfectísima de un momento dulce en la vida de Eugenia. Este año viajó a Estados Unidos, estuvo presente en los Grammy, fue testigo del homenaje a Raphael y regresó para vivir en familia la boda de su hermano Cayetano, donde actuó como testigo junto a Fernando.
También ha acompañado a su hija Tana tras su reciente ruptura sentimental, celebró con ella su 26 cumpleaños y presume de verla convertirse en la mujer que es. En lo profesional, continúa unida a Tous y brilla con sus diseños de joyería y sus colecciones de vajillas Eugenia & Sushita, que ya cuentan con espacio propio en este nuevo local.