Los príncipes de Mónaco ponen esta noche el broche de oro a una jornada repleta de actos con motivo de la fecha más señalada en su calendario: el Día Nacional del principado. Cada 19 de noviembre, comienzan con la tradicional misa en la Catedral de San Nicolás, a la que sigue el desfile militar en el palacio y el saludo familiar desde el balcón. Por la noche, rematan con un concierto en el que muestran su versión más sofisticada, una cita que nos ha dejado alguno de los looks más memorables de las princesas Charlene y Carolina a lo largo de los años. Terciopelo, lentejuelas, transparencias... estilismos de alto impacto que nos dejan siempre boquiabiertas. Hoy, la mujer de Alberto de Mónaco ha apostado por el minimalismo, pero ha impactado al lucir tiara, una joya a la que prácticamente no ha recurrido nunca.
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Charlene ha demostrado a lo largo de los años que no tiene miedo a arriesgar con sus estilismos: de su peinado con media cabeza rapada a sus chaquetas de cuero y sus siempre cañeros diseños que buscaban ir un paso más allá. Sin embargo, últimamente la princesa monegasca ha dado un giro a su estilo hacia una imagen más clásica y atemporal, aunque no por ello aburrida, puesto que intenta salirse de las elecciones tradicionales de la realeza añadiendo siempre detalles originales a sus conjuntos.
Hoy ha querido continuar con esa discreción, luciendo un traje de chaqueta blanco con tocado de red por la mañana y un sencillo vestido en todo nude. Eso sí, el modelo, una pieza redondeada de manga larga, cuerpo entallado y falda larga cuajado de pequeñas lentejuelas, ha pasado a un segundo plano debido a la joya con la que lo ha combinado.
Mientras que en otras monarquías, como pueden ser la inglesa, neerlandesa o, incluso, la española, es habitual que las reinas y princesas completen sus looks de gala con tiara, en Mónaco no es así. De hecho, son muy contadas las ocasiones en las que las Grimaldi coronan sus estilismos. Ni siquiera suelen hacerlo en sus bodas. Charlene no llevó una diadema tradicional ni en su boda civil ni en la religiosa, pero sí lució una versión muy original para la recepción tras la ceremonia católica.
La historia de una tiara hecha a medida
Bautizada como "Écume de Diamants" pero conocida popularmente como "Espuma de mar", es obra del joyero contemporáneo Lorenz Bäumer, uno de los favoritos de las casas reales europeas y responsable de varias piezas a medida para Charlene. Desde el primer momento llamó la atención por su estética poco convencional, pero delicada y sofisticada a la vez. Lejos del clasicismo de las tiaras monegascas heredadas de Grace Kelly, esta joya apuesta por un enfoque escultórico: una sucesión de varillas de diamantes que ascienden de forma asimétrica, imitando la manera en que la espuma del mar se eleva y se deshace al romper una ola. El guiño al océano, un elemento profundamente ligado a la vida de Charlene como nadadora olímpica, aporta un simbolismo muy personal.
La pieza está elaborada con decenas de quilates en diamantes, montados sobre una estructura ligera diseñada para dar sensación de movimiento, como si cada fragmento brillara de forma independiente al igual que las gotas de agua. Es un diseño moderno, atrevido y deliberadamente distintof, al igual que su portadora.
Para la citada recepción tras su enlace el 2 de julio de 2011, llevó un vestido de Giorgio Armani Privé que destacaba por sus detalles de transparencias y su falda de volantes en capas con aplicaciones de pedrería y que conjugó con esta citada tiara para darle un aire diferente a su sofisticado moño bajo. Desde aquel día, solo la hemos visto en una sesión fotográfica realizada poco después, en la que posó junto al propio Bäumer. En cuanto a otras tiaras, solo posó con la nombrada como Ocean de Van Cleef & Arpels en un editorial para ¡HOLA! en 2014.
El detalle que marca la diferencia
El recogido que ha lucido esta noche es similar al que lució en su boda, eso sí, adaptado a las tendencias actuales, dejando un mechón ondulado suelto. Sin embargo, ha colocado la joya de una manera distinta para darle un aire renovado. En lugar de llevarla de izquierda a derecha como hace 14 años, en esta ocasión la ha cambiado de lado.
Los looks más icónicos de las princesas en esta cita otros años
El recuerdo a doña Letizia
En 2018, la princesa Carolina impactó con un vestidazo rojo asimétrico de Stella McCartney que ya había llevado antes la reina Letizia. Se trata de una fabulosa pieza con efecto capa a la que sumó guantes blancos, sandalias metalizadas y maxipendientes de pedrería. Detrás vemos a Beatrice Borromeo enfundada en un delicado diseño de Armani en tono champán con escote barco y mangas transparentes decoradas con pedrería.
Escote halter y espalda al aire
Aunque es habitual que asista al tradicional servicio religioso por la mañana, Carlota Casiraghi no suele ser vista en el posterior concierto. Una de las pocas ediciones en las que no se lo perdió fue en 2008, cuando deslumbró a sus 18 años gracias a un vestidazo satinado en azul intenso, pieza que contaba con escote en 'V' y dejaba parte de la espalda al descubierto.
Sí a las lentejuelas
En 2023, las princesas Carolina y Charlene coincidieron con estilismos brillantes al apostar por las lentejuelas como absolutas protagonistas. En el caso de la hija de Grace Kelly, recuperó de su armario un top de lentejuelas multicolores de Chanel Alta Costura (colección Otoño/Invierno 2019-2020) con una falda satinada en azul eléctrico. Su cuñada, sin embargo, se enfundó en un nuevo diseño cuajado de pailletes rojas que combinó con complementos metalizados.
