Hubo unos años en los que Charlene de Mónaco se convirtió en la royal más roquera gracias a su peinado con media cabeza rapada, sus chaquetas de cuero y sus siempre cañeros estilismos que buscaban ir un paso más allá. Sin embargo, últimamente la princesa monegasca ha dado un giro a su estilo hacia una imagen más clásica y atemporal, aunque no por ello aburrida, puesto que intenta salirse de las elecciones tradicionales de la realeza añadiendo siempre detalles originales a sus conjuntos.
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Ayer acudió a la Feria Internacional de Joyería en Montecarlo con el look que llevaría Coco Chanel en 2025, un conjunto sofisticado, versátil y cómodo que cuenta con pequeños toques que marcan la diferencia. Es un total look firmado por la casa francesa Edward Achour y se compone de dos prendas muy especiales en blanco y negro con efecto óptico.
La blusa, confeccionada en chifón de seda negro, tiene cuello camisero a contraste a juego con los puños entallados, así como discreta manga abullonada y una hilera frontal de perlas a modo de botones. Como detalle especial, incorpora dos capitas en la misma tela que, visualmente, simulan una chaqueta, pero en realidad se trata de una única prenda.
El pantalón más favorecedor
En cuanto al pantalón, es un diseño muy favorecedor que alarga visualmente las piernas y estiliza, por tanto, la figura. Es del mismo tejido que la camisa y posee tiro alto y silueta acampanada, además de ribetes verticales en tono blanco para potenciar elefecto 'piernas infinitas' Charlene ha completado con un par de salones clásicos negros de puntera afilada y taconazo alto, así como con un bolsito de mano rígido a tono con cierre de perlas y brillantes.
Perlas y más perlas
Al tratarse de un evento de joyería, no sorprende que haya querido cederle gran protagonismo a sus pendientes, eligiendo un par elegantísimo y atemporal compuesto por un gran diamante del que cuelga, como no podía ser de otra manera ¡una perla!
Como es habitual en ella, porque rara vez le vemos el pelo suelto, ha recogido su melenita rubia en un moño bajo, un peinado romántico con raya al medio y mechones ondulados sueltos para enmarcar el rostro. Ha apostado por un maquillaje en la misma línea sutil, en el que destacaba el delineado negro y el labial rosado.
