Sarah Jessica Parker ha cambiado esta semana el asfalto de la Gran Manzana por el de Londres con motivo del Booker Prize, el premio literario más prestigioso del mundo anglófono, en el que ha ejercido como jurado. El lunes tuvo lugar la ceremonia de entrega, una gala en la que la actriz sorprendió con un vestido con corsé al más puro estilo Victoriano, y, a la mañana siguiente, se celebró una recepción en Clarence House, la residencia de los reyes de Inglaterra, a la que tampoco faltó. La que fuera la inolvidable Carrie Bradshaw adaptó su estilo al estricto protocolo de vestimenta británico, pero, fiel a su esencia, añadió toques rompedores.
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Tonos oscuros, largo midi, brazos cubiertos... a priori, este look es totalmente sobrio y atemporal, perfecto para una reunión con la realeza. Sin embargo, tratándose de una de las celebrities más innovadoras y cañeras con sus estilismos, era de esperar que incorporara ciertos toques que marcaran la diferencia. Combinó una falda evasé estilo años 50 en tono negro con una chaqueta a juego de hombros abullonados, una pieza con botones-joya y adornos de grandes flores de pedrería de colores en la solapa.
El poder de un bolso y un zapato
Los accesorios, una vez más, marcaron la diferencia, y eligió dos que hubieran enamorado por completo a su emblemático personaje. Para empezar, un bolso de mano negro cuajado de tachuelas metalizadas redondas con efecto iridiscente. Y, para rematar, un par de salones fucsias satinados de puntera afilada y taconazo de infarto. Como joyas, unos grandes pendientes de diamantes que iluminan el rostro y un collar a juego en tono rosa.
La reina Camilla, por su parte, apostó por un conjunto bicolor compuesto por un vestido negro sin mangas bajo el que llevó una camisa de lunares blanca. Completó con la tradicional amapola en honor a los veteranos de guerra, ya que el acto coincidió con el Día del Armisticio.
Su look de alfombra roja
La noche anterior, Sarah Jessica acudió a la alfombra roja de este galardón con un impactante vestido de estilo victoriano, una pieza confeccionada en tafetán de tono morado con detalles de flores negras bordadas y cintas a tono. Destacaba por su corsé, de donde partía una falda midi, y lo acompañó de unos preciosos salones brillantes y un impresionante bolso de Fendi con forro de pedrería interior, que solo se aprecia si, como ella, lo luces abierto.