En una velada concebida para celebrar el cine como arte viviente —y financiar las exposiciones y programas educativos del Academy Museum of Motion Pictures—, Penélope Cruz fue la protagonista absoluta. Su presencia no fue una mera derivada del glamour de alfombra roja: al recibir el Icon Award en la Academy Museum Gala 2025, trascendió el reconocimiento cinematográfico para situarse también como referente de estilo e identidad cultural. Esa tensión entre arte, cine y moda fue el latido detrás de su look.
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Decimos “gesto consciente” porque no se trata solo de vestirse para impresionar, sino de construir un relato visual. En esta gala —coordinada por celebridades como Jon M. Chu, Viola Davis, Jennifer Hudson, Robert Downey Jr. y Alejandro Ramírez Magaña, entre otros—, el look de Penélope Cruz fue deliberado: un puente entre el ayer y el ahora, un testimonio de su carrera y de su poder simbólico como actriz española triunfante en Hollywood.
El vestido, creación de Chanel, fue elegido no por capricho, sino por coherencia narrativa. En tono marfil, bordado con cristales y aplicaciones brillantes, parecía flotar sobre la actriz, como si las luminiscencias fueran parte del aire que la envolvía. Las aplicaciones —leves, dispersas, sutiles— actuaban como estrellas diminutas que caían sobre la tela del vestido.
El diseño de doble tirante fino obedece a una lógica de equilibrio: la sencillez estructural (el corte limpio, la ligereza) se combina con la complejidad ornamental (los bordados). En movimiento, las luces de los flashes y focos “pintaban” sobre ella mil destellos, transformando el vestido en una escultura luminosa. Es un clásico del glamour reinterpretado.
Su melena suelta, ondulada con raya lateral, añadió una nota muy femenina. El maquillaje —pómulos marcados, sombras mocha, labios discretos— reforzó ese carácter sobrio pero elegante. La manicura milky —uñas ovaladas en blanco nacarado— combinaba con el tono marfil del vestido.
Con este look, Penélope homenajeó el viejo Hollywood. Para entender la potencia de este estilismo, conviene mirar hacia atrás: el cine clásico, las divas de los años 30 a 50. Además, Penélope lleva años siendo musa e imagen de Chanel, una relación que ha consolidado a través de campañas, desfiles y apariciones en las que siempre ha sabido traducir el lenguaje de la maison a su propio registro: refinado, sereno, sin artificios.
Durante la gala, la vimos saludando cariñosamente a Demi Moore, con quien intercambió gestos de complicidad, y compartiendo mesa con Zoe Saldaña, otra de las protagonistas de la noche. También saludó de forma muy amistosa a Adrien Brody, dejando entrever la buena relación que mantiene con muchos de sus compañeros de profesión. Fue, en definitiva, una velada entre amigos, donde se percibió la naturalidad y el respeto que la actriz española despierta en Hollywood.
La cita, que reunió a medio sector en Los Ángeles, contó también con la presencia de Eva Longoria, que junto a Penélope y Demi Moore demostraron que la elegancia no entiende de generaciones. En la alfombra coincidieron además Selena Gomez y Benny Blanco, recién casados, que acapararon flashes con su primera aparición pública como matrimonio.
Durante la noche se entregaron varios reconocimientos, entre ellos el Icon Award a Penélope Cruz, además de homenajes a Bruce Springsteen, Bowen Yang y al director Walter Salles. Una edición que combinó talento, memoria y espectáculo, reafirmando el poder del cine para seguir creando imágenes icónicas dentro y fuera de la pantalla.